El Saco de Roma

 

El Saqueo de Roma (En Días Como Hoy)

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¿COMO ERA EL MUNDO DE ENTONCES? 

  A principios de siglo XVI las grandes potencias del momento eran Francia y España que se encontraban enfrentadas. En la batalla de Pavía  de 1525 los ejércitos franceses sufrieron la derrota a manos de las tropas de Carlos V y el rey Francisco I fue apresado.

  El  monarca francés fue llevado preso a España, y tras firmar el Tratado de Madrid fue liberado. Pero el monarca al poco de pisar suelo francés olvidó sus compromisos y formó una alianza con el Papa Clemente VII y los estados pontificios. Pues el Papa no era partidario de la expansión del imperio por el norte de Italia, ya que quedaría atrapado por el emperador en norte y sur, dado que Nápoles era posesión de Carlos V.

  Toda Europa se podía precipitar al abismo de la amenaza turca.  En los estados alemanes la reforma de Lutero se extendía y clamaba contra la corrupción del Papa y de la ciudad eterna. Estos fueron los problemas que en 1527 conducirían al desastroso Saco de Roma.

LOS ENEMIGOS DE EMPERADOR

  Tras la derrota del rey francés el la batalla de Pavía de 1525, y su posterior encarcelamiento, Carlos fue divisado en el horizonte como el más fuerte, que controlaba un imperio en una expansión que se avecinaba implacable. una  vez Francisco I, fue liberado, era cuestión de tiempo, que incumpliera el Tratado de Madrid y se dispusiera a sellar alianzas con los numerosos enemigos del Imperio.

 

Desembarco de Francisco I en España durante su cautiverio.

  La oposición al emperador se materializó en la Liga de Cognac o también llamada Liga Clementina , haciendo referencia al Papa Clemente VII. El poco de regresar Francisco I de su cautiverio, empezaron allegar delegados venecianos y pontificios a la corte francesa. El objetivo de estos era sellar una alianza para contrarestar el creciente poder de Carlos V en Italia.

  La Liga de Cognac, pretendía expulsar a los ejércitos imperiales del norte de Italia y la devolución del ducado de Milán a Francisco Sforza. Además Francia obtendría la soberanía de Génova y Astiy exigía la liberación de los hijos de Francisco I retenidos en Madrid como rehenes, a cambio de un rescate monetario. De no aceptar se declararía la guerra y se le desposeería del reino de Nápoles.

  El Papa Clemente VII hizo caso omiso a los intentos de paz del emperador y este alianza entre los Estados Pontificios y franceses resultó escandalosa para Carlos V ¿Pues no era el vicario de Cristo quien debía interceder por la paz entre los reinos cristianos? El emperador envió a Roma a Hugo de  Moncada para intentar convencer al papa de seguir una vía pacífica pero esto no se pudo alcanzar. Incluso se contempló la posibilidad de establecer  contactos los la familia de los Colonna, una poderosa familia que rivalizaba con los Medici, para así derrocar al Papa Clemente VII. Pero esta solución era demasiado radical para el gusto del emperador, los coaligados no titubearon en sus exigencias y el resultado fue el estallido de la guerra.

LA GUERRA

  El escenário bélico fue el norte de Italia. La contienda empezó con una serie de victorias imperiales. En el año 1526 se reunen en el sur del Tirol unos 10.000  lansquenetes protestantes que seguían la doctrina protestante predicada por Lutero. Estos pertenecían a las tropas imperiales y estaban dirigidos por Georg Von Frundsberg. Pero había dos grupos más que también se habían movilizado, unos 5.000 hombres que  los tercios españoles y un último grupo de mercenarios y aventureros italianos ávidos de botín. El grueso de este ejército estaba comandado por el  condestable Carlos de Borbón. Los imperiales tras  una  serie de derrotas, al final lograrán imponerse y franquear el río Pó.

  Viendose ya, casi atrapado por el peligro, Clemente VII, negoció con el virrey de Nápoles que acaudillaba  parte del ejército imperial, este estuvo alejado de Roma debido a una fuerte indemnización del Papa. A su vez el pontífice cometió el grave error de licenciar a sus mercenarios al sentirse seguro y confiado.

 Mientras tanto, en el otro bando, el condestable de Borbón no tenía manera de pagar las soldadas de la tropa. El desánimo se hace patente, los víveres escasean y el frío invierno hace acto de presencia. La idea del motín ronda cada día la cabeza de más soldados, entonces el condestable, Carlos de Borbón, solo ve una alternativa para mantener el frágil control de sus tropas. Prometió un enorme botín una vez penetraran en Roma, aunque dijera esto solo para aplacar a sus tropas. Entonces llego el rumor  de una tregua negociada a las espaldas de las tropas y estas se amotinaron. Incluso la tienda del Borbón fue saqueada y los lansquenetes alemanes amenazaron a Von Frundsberg.

  Ante esta situación anárquica, el condestable forzó y presionó al Papa para que le entregara 300.000 ducados a cambio de la retirada de las tropas. Con esta suma podría haber pagado a la soldadesca y saciar así su furia. Pero este acuerdo no se produjo así que el ejército cruzó los  montes Apeninos y llego hasta las puertas de Roma.

  El Papa Clemente VII se había mostrado muy seguro de una victoria, aunque del mismo modo en los días del avance hizo reclutar el mayor número de tropas posibles y prepara las defensas. Pero Roma no estaba preparada para resistir a pesar de sus gruesas y formidables murallas, pues en el interior de estas abundaban los enemigos. Por una parte la facción y los seguidores de la familia Colonna intrigaban contra el Papa y muchos habitantes de la ciudad esperaban el ejército imperial con ansias pues estaban descontentos con la gestión del pontífice y las subidas de impuestos. Por si no fuera poco la ciudad no contaba con suficientes efectivos, ni siquiera con la ayuda de la guardia suiza.

 

ARDE ROMA

  Cuando amaneció el día siguiente, el 6 de mayo de 1527, el río Tiber despertó cubierto por una espesa niebla. Los defensores del castillo de Sant’ Angelo no lograban divisar nada. Estos estaban bajo las ordenes del escultor Benvenuto Cellini.

  El condestable inició el asedio  por varios frentes, por un lado los españoles atacan la puerta Torrione y los lansquenetes la del Santo Spirito. Pero en una de las oleadas de ataque a la puerta Torrione el Condestable de Borbón fue herido de muerte, más tarde Benvenuto Cellini el escultor al mando de la defensa de la ciudad se atribuiría el disparo que acabó son su vida.                                     

 Muerte del condestable de Borbón.

    Las tropas imperiales siguieron con ira el asedio, a pesar de la muerte de su líder. Los imperiales se hicieron con el Borgo y el Papa tuvo que huir a toda prisa a Sant’ Angelo junto con algunos cardenales y los mejores hombres de su tropa. Por su parte los imperiales siguen avanzando, toman los puentes y empieza el saqueo. Roma se enfrentaba a la misma destrucción.

  Los imperiales siguen avanzando, tras la muerte del Borbón no hay un líder claro, el pillaje se realiza de una forma salvaje, Roma no había vivido momentos tan críticos desde que fue saqueada por los bárbaros en los últimos días del Imperio Romano. Se produjeron numerosos secuestro para cobrar un rescate. Fue cuantioso el expolio de obras de arte, documentos, y reliquias que fueron destruidos por el fuego o simplemente saqueados, incluso muchos cuadros sirvieron de hoguera para que los soldados se calentaran durante la noche. También casas y templos fueron reducidos a cenizas. Por si esto fuera poco, los lansquenetes protestantes, haciendo gala de su sentimiento iconoclasta, destruyeron todas las imágenes sagradas que encontraron a su paso y muchos de los monumentos que sobrervivían desde la época clásica, por ser considerados paganos.

  Durante ocho días Roma se vió envuelta en una bola de fuego, violaciones, asesinatos , destrucción y barbarie.

 LA RESPUESTA DEL EMPERADOR

  Existe, todavía hoy en día, controversia sobre cual  fue el verdadero papel del emperador en el desastroso asunto de Roma. Algunos autores le culpan del suceso, mientras que otros lo muestran como sorprendido ante lo ocurrido en la Ciudad Eterna.

  Lo cierto es que el emperador, llevó luto por las víctimas durante bastante tiempo, pero no es menos cierto, que los hechos, si a alguien favorecían, era al propio emperador.

 

  Aunque todo apunta a un motín, movido por un ejército descontrolado al que se le debían meses de soldada, tampoco podemos saber si este ejército fue conducido indirectamente a la ciudad de Roma. El caso es que la actitud del emperador se manifestó , dubitativa ,vacilante, en principio de condena, más  tarde acogió la situación como un acto realizado por la mano de Dios y sobre todo su reacción fue lenta.

  Otro hecho a tener en cuenta es la destitución que pedían los lansquenetes alemanes al tener al papa acorralado en su fortaleza de Sant’ Angelo, pero Carlos V , no quiso o no se atrevió ha hacerlo.  

LA TREGUA

  El  seis de junio el papa se rinde. Se compromete a pagar una suma de 400.000 ducados a cambio de su vida y le cede al Sacro Imperio Romano Germánico Parma , Piacenza, Civittavechia y Módena. El verano en la ciudad fue muy difícil, casi sin víveres sus habitantes eran retenidos por las tropas imperiales y obligados a pagar tributos, se recurrían a las amenazas y la violencia para cobrar. Al parecer también se desató un episodio de peste en la ciudad que diezmó a las tropas imperiales, murieron unos 5.000 soldados imperiales. No tuvieron otra opción que evacuar la ciudad dejando atrás una urbe desolada y destruida que apenas se tenia en pié.

  Aunque en septiembre volvieron los lansquenetes y se produjo de nuevo la profanación de la ciudad, los saqueos y los crímenes.

EL FIN DE LAS HOSTILIDADES

 A principios de diciembre el Papa consiguió escapar de la ciudad, con la ayuda de algunos oficiales imperiales arrepentidos. Clemente VII logró huir disfrazado de mercader y refugiarse en la ciudad de Orvieto. Y ya en febrero de 1528 las tropas abandonaron la ciudad cargados de un enorme botín. El Papa acabo por subyugarse al emperador y  a partir de entonces seguiría su obediencia. Un año más tarde el emperador firmará la Paz de Cambrai con Francisco I que pondrá fin a este espisodio de guerras en Italia aunque este no sea el último.

 

Fuentes:

– Historia de España. Salvat.

– El Saco  de Roma, 1527. Chastel.

– La España de Carlos V. Fernandez Álvarez y Menéndez Pidal.

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