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Armas y Armamentos

Para comenzar debemos hacernos la pregunta de: ¿Qué son las armas?

Un arma es una herramienta de agresión útil para la caza y la autodefensa, cuando se usa contra animales, y puede ser utilizada contra seres humanos en tareas de ataque, defensa y destrucción de fuerzas o instalaciones enemigas, o simplemente como una efectiva amenaza. Un arma es por tanto un dispositivo que amplía la dirección y la magnitud de una fuerza. Según otra interpretación, podrían definirse como los dispositivos más sencillos que utilizan ventajas mecánicas para multiplicar una fuerza. En ataque, las armas pueden ser utilizadas como un instrumento de coacción, por contacto directo o mediante uso de proyectiles. Estas herramientas, por tanto, van desde algo tan sencillo como un palo afilado a un complejo aglomerado de tecnologías, como un misil balístico intercontinental. En sentido metafórico, cualquier cosa capaz de causar un daño puede ser entendido como arma, y en este sentido se interpreta el desarrollo de la guerra psicológica durante las guerras del siglo XX.

Además de este significado, tener un arma en la Edad Media era la simple diferencia entre estar vivo o  muerto, ya que quien no tenía un arma en el ejército se podría ya dar por muerto. Era el instrumento para llevar la guerra. Hay una gran variedad de armas en la Edad Moderna y me centrare en las más importantes, como el trabuco, arcabuz, pistola, fusil o carabina, cañones, entre otras.

armas variadas

Armas de fuego

En el siglo XIII, los chinos habían utilizado la pólvora como propelente para proyectiles de bambú, y estos conocimientos, gracias a los avances del comercio, y a los viajes de algunos europeos hasta estas tierras, llegaron a Europa. Los primeros datos acerca del uso establecido de armas de fuego personales en Ejércitos nos llegan desde el siglo XV, siendo estos modelo muy rudimentarios, siendo a veces tan peligroso para el usuario como para el enemigo.

Pero es en los siglos subsiguientes que las armas de fuego se van desarrollando y perfeccionando, posicionándose como arma primordial de largo alcance en los Ejércitos, superando a arcos largos y ballestas en cuanto a letalidad y alcance efectivo.

Una descarga simultánea de arcabuces podía anular cualquier intento de flanqueo o carga de la caballería enemiga, con desastrosas consecuencias para la misma. Este mismo avance hizo que las armaduras de los grandes nobles quedaran obsoletas, y con ello muchas tácticas derivadas de la Edad Media. Ya con los gloriosos Tercios españoles se incluye un componente estable de arcabuceros, portando un arma que era mucho más potente, con mayor alcance y más fácil de manejar que la ballesta, aunque menos precisa, pero devastadora a corta distancia. Con este tipo de armas, los mismos Tercios, se impusieron claramente a la mejor Infantería hasta entonces de su tiempo, en Biccoca, y la mejor Caballería, en Pavía, dando el honor de considerar a la Infantería así armada como “la Reina de las Batallas”.Arcabuz japonés de mecha(A). Arcabuz inglés de mecha (B).

Al arcabuz le sustituyó el mosquete, un arma mucho más potente, mucho más efectiva, con un largo cañón, que disparaba balas de forma esférica, más pesadas que el arcabuz. El método de disparo era similar a su antecesor, colocando la bala y la pólvora separadamente, y se realizaba la explosión de disparo por una mecha.

En el siglo XVII comienzan a aparecer las llaves de chispa, que eran mucho más eficientes que las de mecha, permitiendo al tirador efectuar una mayor cantidad de disparos por minuto, en comparación a los mosquetes de llave de mecha, o a los arcabuces. También esta arma se fue mejorando, llegando a ser mucho más liviana que su antecesor, y con la introducción de la bayoneta, se le dio por primera vez al infante la capacidad de efectuar ataques a larga distancia, proteger sus flancos de la Caballería, usando el arma como una pica, o utilizar el mismo mosquete como arma de esgrima en enfrentamientos cuerpo a cuerpo, eliminando así a los diferentes cuerpos que ejercían tales funciones, y englobándolos en uno sólo, lo que trajo sin lugar a dudas, importantes ventajas logísticas. El tiempo siguió avanzando, y con ello se siguieron dando avances en cuanto al arma personal del soldado.

EI arma de fuego consiste básicamente en un tubo cerrado por un extremo en el que se introduce, primero, una carga propulsora o impelente (pólvora) y después un proyectil. La carga puede verterse suelta a ojo, o empaquetada en un cartucho de papel, o en una vaina metálica. En los dos últimos casos, el proyectil o bala va unido al propulsor, lo que agiliza el proceso; además, la cantidad de pólvora va medida previamente, garantizando un comportamiento más homogéneo y predecible del proyectil. El disparo se produce cuando se aplica fuego o chispa a la carga, que deflagra y produce gases expansivos que sólo pueden escapar por la zona de menor resistencia, en este caso la boca abierta del ánima, para lo que primero deben expulsar a gran velocidad el obstáculo que supone el proyectil. Lógicamente, para aplicar una chispa a carga propulsora que se aloja en el extremo cerrado del ánima, espacio llamado recámara, es necesario comunicar ésta con el exterior mediante un pequeño orificio llamado oído.

En las más primitivas armas de fuego portátiles, el sistema para prender la pólvora -aplicar un carbón o una mecha al oído- impedía apuntar bien, y era engorroso, ineficaz (sobre todo en tiempo húmedo o en combate) e incluso peligroso. De modo que, desde el principio, se buscaron medios mecánicos de aplicar una chispa a la pólvora de la recámara a través del oído, que simplificaran y agilizaran la operación. Lógicamente un arma, que ha de soportar el maltrato de la campaña, exige mecanismos fiables y sólidos, y a ser posible sencillos. La historia de las armas de fuego portátiles es una lenta evolución hacia este objetivo.

Por otro lado, es evidente que cuanto más largo sea el tubo del cañón o ánima, durante más tiempo impulsarán el proyectil los gases en expansión, y será pues mayor su velocidad inicial al salir por la boca, y en consecuencia mayor el alcance y la tensión del tiro, lo que redunda en mayor precisión. Como la deflagración de la carga produce una reacción o retroceso del arma, el tamaño de la carga de pólvora está limitado, de modo que a menudo la longitud del cañón es un criterio decisivo.

La pistola es un arma portátil individual que sacrifica la mayor parte de la longitud del cañón para poder ser enfundada y sujetada a la cadera o al torso con relativa comodidad, o colocada en las pistoleras de una silla de montar; puede incluso disimularse entre las ropas. A cambio de esta ventaja, imposible en un arma más larga -carabina o fusil-, se sacrifican potencia o capacidad de detención, alcance y precisión salTrabucovo a muy corta distancia. No es la pistola un arma especialmente útil en guerra abierta, dadas estas limitaciones. Sólo en combates a muy corta distancia (lucha urbana, cuevas, asalto a trincheras), en labores de vigilancia o centinela en retaguardia, o como arma secundaria en dotaciones de vehículos tiene alguna utilidad. Su historia es tan antigua como la de familia de los fusiles y, hasta el s. XIX, ha compartido con ellos el desarrollo del mecanismo de fuego, aplicado a un cañón muy corto y a una culata que se reduce a empuñadura.

Aunque el principio descrito se aplicó inicialmente (en la primera mitad del s. XIV) a grandes tubos no portátiles o cañones, pronto surgieron las culebrinas de mano, e incluso primitivas pistolas, armatostes con un oído de hasta un cm. de diámetro que se encendía mediante una brasa o mecha sostenida con la mano izquierda, orificio por el que se escapaba buena parte de los gases impelentes, que impedían apuntar al tiempo que disparar, y a menudo exigían un ayudante que sujetara el arma; sin embargo, seguían siendo empleadas en la década de 1520.

Muy pronto, sin embargo, se inventó un mecanismo más eficaz, la llave de mecha o de serpentín. No sabemos exactamente cuándo ni dónde apareció, aunque se documenta ya a principios del s. XV. Se basa en una pieza de hierro ondulada en forma de serpiente, basculante en torno a un eje central sujeto a la caja de madera del arma, y que abraza en su extremo superior una mecha encendida. En la versión más primitiva, el tirador hace bascular la serpiente con la mano, aproximando la mecha al oído. Pronto se mejoró el sistema, y junto al oído se fijó una pequeña cazoleta, sobre la que se colocaba una pequeña cantidad de pólvora fina o cebo. Al accionarse el disparador (a menudo llamadococolisoo gatillo) retenido por un muelle de lámina doblada, bascula el serpentín y acerca la mecha encendida al cebo, que se inflama y trasmite la llama a la recámara través del oído, produciéndose el disparo. El mecanismo exige una mecha siempre encendida, lo que no era fácil en condiciones de combate, pese a lo cual perduró, perfeccionándose con una pletina a la que se fijaban por el interior de la caja las distintas piezas que componen la llave, quedando protegidas de golpes. Distintos modelos de llave de serpentín han estado en uso hasta el s. XIX, pero en Europa occidental este sistema fue desplazado a lo largo del s. XVI – XVII por nuevos mecanismos que no exigían mecha: la llave de rueda, que funcionaba según un principio similar al de los mecheros modernos, y la de chispa.

Ya en el Codex Atlanticus de Leonardo da Vinci (hacia 1508) aparece el dibujo de una llave de rueda muy elaborada aunque frágil y, hacia 1520, el modelo era común. En 1515 una prostituta fue herida accidentalmente en Augsburgo por un tal Laux Pfister, que disparó torpemente un arcabuz del nuevo tipo… la estupidez no conoce fronteras temporales. La idea básica de esta llave es que el cebo colocado en la cazoleta no se enciende mediante una mecha encendida, sino mediante chispas provocadas por una pieza de pirita de hierro. Mediante una llave separada, se daba cuerda a un disco o rueda cuyo eje iba unido a un muelle mediante una cadena articulada. Al accionarse el disparador, se liberaba el muelle y la rueda giraba a gran velocidad. Contra la rueda rozaba la pieza de pirita, presionada por otro muelle. El rozamiento giratorio de la rueda con la pirita hacía saltar chispas que prendían el cebo y este a su vez, a través del oído, la carga principal. Las ventajas del sistema son evidentes, y entre ellas está su escaso movimiento en el disparo.
Sin embargo, la rueda era un mecanismo delicado, con muchas piezas sometidas a desgaste mecánico, de modo que cuando, en la segunda mitad del s. XVI, apareció la más basta pero sencilla llave de chispa o de pedernal, la de rueda quedó limitada hasta el s. XIX a piezas de lujo y fusiles de caza. La llave de chispa, en sus diferentes variantes, sería la generalmente empleada desde el s. XVII y hasta después de las Guerras Napoleónicas, ya entrado el s. XIX.
Las pistolas siguieron básicamente esta línea evolutiva, al igual que los fusiles. La cantidad de variantes es casi infinita, así como los experimentos con pistolas de varios cañones, varias recámaras, etc., realizados sobre todo a partir del s. XVII. Hay ya datos sobre pequeños cañones de mano portátiles, de un palmo de longitud, en Italia hacia mediados del s. XIV. En la primera mitad del s. XVI aparecen armas cortas de serpentín asignadas a tropas de caballería, incluyendo algunos intentos primitivos de armas de repetición, con varios cañones rotatorios, cada uno con su cazoleta, y un solo serpentín.

La aparición de la llave de rueda fue lo que permitió la fabricación de las primeras pistolas propiamente dichas, utilizadas sobre todo para armar tropas de caballería, como los Reitres o pistoletes alemanes que, hacia 1520, llevaban dos o cuatro con las que cargaban en columna pero, antes de llegar al choque, descargaban sus pistolas sobre la formación enemiga y volvían grupas para recargar y dejar espacio al jinete de detrás que repetía el proceso. Trabucos de bordaMediante este sistema se podía, en teoría, mantener un fuego continuo sobre las tropas enemigas sin llegar al choque y el sistema fue adoptado por varios ejércitos. Pronto, sin embargo, los generales se dieron cuenta de que la cartacola favorecía una escaramuza indecisa, y llegaron a prohibir el uso de la pistola en el campo de batalla, en favor del acero de la espada, reservando el arma de fuego para las labores de centinela.
Las pistolas de rueda alcanzaron más eficacia como armas de uso civil: su pequeño tamaño y ausencia de mecha permitían llevar armas ocultas entre la ropa; esto llevó a algunos intentos -sin éxito- de prohibir estas armas cortas de rueda. De todos modos, la compleja y cara llave de rueda fue siempre un arma de lujo que no sustituyó a la de mecha, y que sería finalmente desplazada, en fusiles y pistolas, por la más sencilla llave de chispa.

La importancia de la pólvora

Otro dato a destacar es la importancia de la pólvora:
La pólvora, fue introducida en Europa desde oriente cerca del año 1200, marcó el inicio de una nueva revolución bélica. Durante el Renacimiento se van perfeccionando armas como la bombarda, la culebrina o la espingarda. La guerra adquiere un carácter completamente nuevo, surgiendo en consecuencia nuevos tipos de barcos, como el galeón o el bergantín. El progresivo refinamiento de esas armas de asedio redundó en la aparición de armas de fuego de uso personal, un elemento clave, para los conquistadores españoles hacia la era de los descubrimientos. Esta tecnología afectó decisivamente la historia del mundo a nivel intercontinental.polvora

Las armas de fuego suponían un salto cualitativo, puesto que la energía era almacenada en un material explosivo, denominado propelente, como la pólvora, en lugar de depender de un peso o un movimiento provocado por el usuario. Esa energía se libera a mayor velocidad, y el dispositivo puede ser reutilizado sin fatiga del material ni del portador, en un lapso de tiempo relativamente breve. Las armas de fuego se convirtieron en un factor imprescindible para la formación de los grandes imperios del siglo XVII, y fueron objeto de numerosos estudios destinados a mejorar tanto su alcance como su potencia, precisión o velocidad de recarga. Desde la Guerra de Independencia de los Estados Unidos hasta los principios del siglo XX, las armas de combate cuerpo a cuerpo fueron finalmente desechadas del campo de combate, debido al poco rango de las mismas y su difícil uso dentro de dicho rango. A veces mencionada como la era del rifle, este período se caracterizó por el desarrollo de armas de fuego para la infantería y de cañones para el soporte de las tropas, así como el inicio de la automatización de las armas. En América del Norte, la población india se vio desplazada de sus asentamientos ancestrales tras haber sido convencidos, primero por las armas y después por la diplomacia, de la conveniencia de trasladarse a una reserva india. Más adelante, durante la Guerra Civil, nace el primer acorazado y la primera ametralladora en los Estados Unidos. Por otra parte, el uso de la máquina de vapor sustituyó a la navegación a vela que había sido, desde la antigüedad, la fuerza motriz por excelencia de cualquier embarcación. A grandes líneas, este contexto es el dominante -con notables variaciones según país- en la mayoría de ejércitos modernos del siglo XIX.

Espadas y cuchillos

Además de las armas de fuego siguieron con las espadas y cuchillos que utilizaron en la Edad Media. Eso sí con una clara evolución, ya que las espadas durante los siglos XVII y XVIII se convirtieron en un accesorio esencial de la moda en los países europeos, y la mayoría de los hombres ricos llevado a una. La espada de duelo siguió siendo popular hasta bien entrado el siglo XVIII. Un ejemplo es la espada ropera española en el siglo XVI. Otra es la el estoque y la Schiavona italiano.

En los combates cuerpo a cuerpo con los indígenas, los arcabuces, las lanzas y las picas jugaron siempre un papel menor, ya sea por la poca potencia de fuego y lo impreciso del mismo como por lo incómodo de las astas, de hasta 3 metros de longitud. El soldado español era conocido en Europa por su habilidad con la espada, con la cual habían podido romper las cerradas formaciones de piqueros suizos. La espada española de comienzos

del Siglo XVI era recta, de dos filos, de cerca de un metro de longitud, elaborada en el mejor acero de Toledo, capaz de soportar un golpe contra un casco de hierro sin quebrarse.

A medida que el uso de espadas pasó de moda, los bastones tomaron su lugar en el guardarropa de un caballero. La espada sirvió más como arma de defensa personal que para el uso en el campo de batalla, y la importancia militar de las espadas disminuido de manera constante durante la Edad Moderna. Incluso como arma personal, la espada empezó a perder su preeminencia en el siglo 18, en paralelo con el desarrollo de armas de fuego fiable.

Cañones

También hay que añadir a las armas los cañones, estos jugaban un papel muy importante tanto para destruir murallas o fortalezas o incapacitar las fuerzas enemigas como hundir navíos.

Existían en los siglos XV y XVI varios tipos de cañón, como la bobarda, con un tubo atado a un bastidor de madera montado en una cureña sencilla que se apuntaba metiendo o sacando tacos de madera de un rudimentario dispositivo elevador, o el falconete, un cañón ligero, normalmente montado en una especie de horquilla de hierro fija a un muro o a la borda de un navío, con una barra que salía por su parte posterior para apuntar la pieza con una mano mientras con la otra se daba fuego al oído del arma para disparar. Una innovación importante fueron los muñones, piezas integradas en la boca de fuego que salían como un cilindro a cada lado que encajaba en la cureña y permitía cambiar el ángulo de elevación, eliminándose así el tosco sistema de atar las piezas a un bastidor.

Aligerando las bombardas surge en el siglo XVII la culebrina, cañón que llegaba a tener 30 veces la longitud del calibre, montada sobre una cureña con dos grandes ruedas para facilitar el transporte por los caminos y que permite disponer de una primitiva artillería de campaña para el campo de batalla. En dicho siglo, CarlosI de España intenta por vez primera en Europa homogeneizar los calibres y piezas de sus ejércitos para terminar con los problemas de intendencia que suponía fabricar piezas totalmente distintas y establece siete modelos (seis cañones y un mortero) de calibre entre 40 y 3 libras (entonces los calibres se medían por el peso del proyectil). La mayoría de los ejércitos europeos intentan seguir por el mismo camino, aunque continuarán existiendo piezas no reglamentarias en uso durante muchos años. Desde el siglo XVII, la denominación cañón sustituye a las antiguas de bombarda, culebrina, etc. para designar a ese tipo de piezas.

Poco después de las guerras napoleónicas aparece el obús, arma parecida al cañón pero que permite por primera vez lo que se llama tiro indirecto en una forma primitiva, esto es, atacar posiciones que estando en la línea de alcance se encuentran ocultas por elementos del terreno, muros, etc. gracias a que posibilita inclinaciones de 45° o más. Además se comienza a practicar el rayado del ánima de algunas piezas, lo que mejora su precisión pero acorta mucho su vida útil si son de bronce. Se empieza así a emplear hierro fundido en las piezas rayadas y, para superar los problemas de desgaste, se refuerza la zona posterior con un segundo anillo de fundición que casi duplica el grosor en la zona, a pesar de lo cual se siguen produciendo accidentes de tanto en tanto. El alcance máximo de las piezas mayores no pasa de 4 km útiles. Aparecen las primeras municiones de forma cilindrocónica y espoletas por contacto que permiten disparar munición explosiva con seguridad.

Para terminar hay que añadir armas como ballestas o lanzas que nunca pasaron de moda aunque a la vez que las armas se hacían más sofisticadas, se abandonaron estas armas. De esta forma, las armas de fuego se fueron imponiendo poco a poco, hasta que se perfeccionaron y llegaron a ser el arma destructiva que es hoy en día.

Ballesta

Una ballesta es un arma consistente en un arco montado sobre una base que dispara proyectiles, a menudo llamado pernos o virotes. La ballesta medieval, fue llamada con muchos otros nombres, la mayoría derivados de la palabra Ballista. Actualmente se siguen utilizando en la guerra, aunque principalmente se utilizan para el tiro al blanco y la caza. Las ballestas desempeñaron un papel importante en las guerras en Norte de África, Europa y Asia. La principal fuente de evidencias arqueológicas sostiene que fueron desarrolladas en la antigua Grecia y el Este de Asia, más precisamente, en la antigua China. Se utilizaron en época Moderna, pero con el tiempo fueron sustituidas por las armas de fuego.

Arco

Un arco es un arma impulsora que se usa para disparar flechas sobre un blanco distante. El arco puede estar formado por una única pieza de madera, que puede ser tan larga como la estatura del usuario, como en el arco largo inglés, o por varias piezas recurvadas que aumentan la potencia del arco, como en el arco compuesto moderno, o arcos tradicionales de hueso o madera, como el turco o el japonés.

El arco funciona tensando la pieza con una cuerda, que puede ser de fibras vegetales o animales en los arcos tradicionales, o sintéticas en los modernos. La potencia de tiro de un arco se puede regular dentro de ciertos límites, ajustando la tensión de la cuerda. El tiro con arco es un deporte olímpico aunque también se siguen practicando especialidades deportivas no olímpicas con armas que son réplicas de las tradicionales.

El desarrollo de la pólvora, mosquetes y el creciente número de los ejércitos hizo que el arco lentamente perdiera importancia como arma y fuera utilizada como un deporte. Los arcos son encontrados por casi todas las culturas mundiales, incluso en América, los nativos lograron desarrollar sus propios tipos de arcos sin tener contacto con Europa o Asia.

Lanzas y alabarda

Lanza

La lanza es un arma compuesta de un asta de madera o metal, en una de cuyas extremidades tiene una hoja afilada o puntiaguda. Es un arma primigenia creada por el hombre; es una de las pocas armas prehistóricas, y durante todos los milenios acompañó a guerreros en numerables guerras.