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LA CONQUISTA DEL IMPERIO INCA

También fue durante el reinado de Carlos de Habsburgo cuando se sometió a otro poderoso imperio americano, el Inca. Esta conquista la llevó a cabo Francisco Pizarro, un hombre perteneciente a la baja nobleza extremeña. 

En 1524, Pizarro se asocia con Diego de Almagro y Hernando de Luque, para dirigirse hacia el litoral de América del sur, para conquistar el “Pirú”, del que tenían vagas noticias. Existen noticias de un cuarto asociado, el licenciado Espinosa, que no quiso figurar oficialmente y que habría sido el financiador principal de las expediciones hacia el Perú. Entre 1524 y 1528, Pizarro y sus socios hicieron dos intentos de conquista (1524-1525 y 1526-1528). En ambas fracasaron, pero las noticias y la captura de algunos indígenas y algunas piezas de oro les hicieron intentar la conquista una tercera vez. 

Después de las dos primeras expediciones, y ante la negativa del gobernador panameño Pedro de los Ríos de continuar apoyando más expediciones hacia el sur, Pizarro se dirigió a España en 1529 a pedirle al rey Carlos I los títulos y el apoyo necesario para la conquista. El rey dispone la redacción de un convenio y se firma la Capitulación de Toledo el 17 de Agosto de 1529. Pizarro obtiene ayuda y muchos beneficios, principalmente para él, cosa que en el futuro le traerá serias complicaciones con uno de sus socios, Almagro. Específicamente, la capitulación le nombra a él únicamente gobernador, capitán general y adelantado de las nuevas tierras conquistadas. Se da tiempo para ir a Trujillo y convence a sus hermanos y allegados para que lo acompañen en la empresa. Sus invitados más valiosos son Francisco de Orellana, futuro descubridor del Amazonas, y Hernando, su hermano.

Cuando en 1531 Pizarro y sus conquistadores llega a Perú, el Imperio Inca se estaba desmoronando. Se había formado solo cien años antes, cuando los incas se desplegaron desde su capital en Cuzco para aplastar a los muchos pueblos indígenas de la región, pero en esos momentos se estaba produciendo una guerra civil en el Imperio que enfrentaba a Atahualpa y a su hermano, Huáscar, ambos hijos de Huayna Cápac. Pero Pizarro y sus hombres ignoraban lo que les aguardaba realmente en esta tierra, los incas observaban cada uno de sus movimientos.

En 1532, muchos de los habitantes del imperio estaban hartos de la dominación inca y estaban dispuestos a aliarse con los españoles para deshacerse del dominio inca. Para los españoles recién llegados fue un autentico golpe de suerte, aun con sus enormes avances tecnológicos no eran desde luego un ejército formidable.

Pero Atahualpa decidió no enfrentarse con los españoles, pues no considero a estos hombres como una gran amenaza. El podía reunir un gran ejército en cuestión de días. Durante el viaje el calor y el hambre hicieron mella entre los españoles. Para estos hombres no había vuelta atrás. Se habían marchado de España para escapar de la pobreza, estaban preparados para arriesgar sus vidas ante la posibilidad de hallar una fortuna.

Pizarro se impacientaba cada vez más, el rey de España le había dado el derecho de conquistar esa tierra, pero los rivales de Pizarro en la corte española querían que el rey revocara esa cesión al primer inicio de fracaso. Pizarro necesitaba dar un golpe rápido y decisivo para asegurar su derecho.

Los españoles comprendieron que conquistar a los incas no sería fácil ya que se trataba de un pueblo avanzado que poseía sistemas de agricultura completamente desarrollados, una rica cultura y un ejército poderoso. Finalmente tras haber recorrido 400 km los españoles se aproximaron a la fortaleza de Cajamarca. Su llegada no constituyo ninguna sorpresa para el rey, los mensajeros lo habían mantenido informado sobre el avance de los españoles.

Mientras las tropas de Pizarro aguardaban inquietos en Cajamarca, Atahualpa descansaba en unos manantiales de aguas termales cercanos. Tenía la certeza que este pequeño grupo de extraños no constituía amenaza para él. Sin embargo, Pizarro estaba ansioso por conocer a Atahualpa y envió emisarios. Atahualpa y su corte recibieron a los españoles. Los incas nunca antes habían visto caballos, por eso los españoles permanecieron sobre sus monturas para inspirar asombro y miedo. Ellos asustaron a sus caballos para que se encabritaran y dieran coces esperando asustar a los incas, pero Atahualpa no se inmuto.

En lugar de eso bebió a la salud de los españoles, del cráneo de un prisionero ejecutado, ofreció algo de beber en copas de oro a los españoles, entonces Atahualpa declaró que iría a Cajamarca al día siguiente. Pizarro sabía que su pequeño grupo tenía pocas posibilidades en una batalla contra esta enorme fuerza y que su única oportunidad era un ataque sorpresa.

Con las primeras luces Pizarro ordenó a sus hombres prepararse para la batalla, aunque la muerte parecía más probable que la victoria. Permanecieron ocultos rodeando la plaza, transcurriendo horas sin señales de Atahualpa. De repente aparecieron guerreros incas y los españoles se inquietaron pero solo podían esperar. Más tarde, en medio de un espectáculo extraordinario entro la elite incaica. Los nobles incas más importantes rodeaban a Atahualpa, quien iba en un suntuoso trono de oro. Los conquistadores quedaron atónitos ante esta exhibición de poder y riqueza.

El clérigo de Pizarro se aproximo al rey con un crucifijo y la Biblia. Exigió a Atahualpa que renunciara a sus creencias paganas y que se sometiera a la corona española. El sacerdote le entrego la Biblia, pero los libros y la escritura carecían de significado para los incas. Atahualpa inspecciono la Biblia pero no encontró valor en ella y la arrojó al suelo, para los españoles eso fue blasfemia.

Pizarro ordenó a sus hombres que atacaran a los incas. El enorme ejercito inca quedo paralizado ante este feroz ataque. El rey sol fue derribado y arrestado al instante, pues sabía que conservando a Atahualpa con vida tenia a todo su imperio detenido.  El rey inca fue encerrado en un calabozo y se le mantuvo bajo estricta vigilancia, pero Pizarro le proporciono cierta libertad, conservaba a sus tres esposas principales y continuó conduciendo los asuntos de estado.

Durante un breve periodo la paz pareció posible, los españoles cansados de batallas dejaron de lado los combates e hicieron planes para establecerse. Pero a los españoles todavía les faltaba algo. A pesar de sus victorias los conquistadores habían visto muy poco de lo que habían venido a buscar, el oro. Los incas intentaron ocultar todo lo que pudieron a los españoles. Un secreto, la ciudad de Machu Picchu se mantuvo oculta a los extraños durante 400 años.

Con la certeza que los incas estaban escondiendo grandes tesoros, los españoles se volvieron más suspicaces. Pizarro y sus hombres marcharon a través del imperio en busca del oro. Cuanto más oro buscaban más desesperados y salvajes se volvían. La tortura se convirtió en un método común para los conquistadores. La codicia de oro y el deseo de convertir a los indígenas al cristianismo alcanzo un punto máximo de tortura y de brutalidad. Gradualmente los nativos se convirtieron y aceptaron la religión de los españoles pero la interpretaron a su manera.

En 1532, la búsqueda de tesoros de los españoles se concentro en el jefe incaico Atahualpa. Los hombres de Pizarro empezaron a sentirse engañados y empezaron a desconfiar de la amistad que los dos líderes parecían compartir. El conquistador presiono a Atahualpa buscando respuestas sobre el oro inca. El soberano intento apaciguar a su captor pues sabía que si revelaba todo ya no sería útil para los españoles.

Los españoles concentraron su creciente frustración en Atahualpa. Pizarro lo acusó de mantener oculto el tesoro y lo amenazó con ejecutarlo. El rey inca se había quedado sin opciones. Atahualpa ofreció a Pizarro una alternativa, llenaría una habitación entera con oro a cambio de su vida. Pizarro acepto rápidamente. Atahualpa convoco a sus súbditos, llegando de todas partes del reino trayendo oro para pagar su vida. Tras el pago de un fabuloso rescate en oro y plata, Pizarro, reforzado por la llegada de Almagro con un centenar de arcabuceros, no sólo no cumple su promesa de liberar a Atahualpa, sino que inventa cargos en su contra y Atahualpa es ejecutado el 26 de julio de 1533.

A continuación se alió con la nobleza de Cuzco, partidaria de Huáscar, lo cual le permitió completar sin apenas resistencia la conquista de Perú. Tras nombrar rey a un hermano de Atahualpa, Túpac Hualpa, marcha hacia Cuzco, capital del Imperio Inca, ocupándola en Noviembre de 1522. El 18 de Enero de 1535, fundó en la costa la Ciudad de los Reyes, pronto conocida como Lima, con lo que se inició la colonización de los territorios conquistados.

Grandes cantidades de oro y plata fueron transportadas hacia España, el rey Carlos I necesitaba pagar enormes deudas, causadas en gran parte por las guerras. Parte del tesoro nunca llego a España, ya que estos barcos cargados pesadamente eran presas fáciles de los piratas. Además, docenas de barcos se hundieron durante tormentas, junto a sus tripulaciones muchos tesoros incas desaparecieron en el océano. La conquista del Perú por los españoles fue un ejemplo consumado de la ineficacia de las armas de la edad de piedra, las únicas que conocían los indígenas, contra el armamento de la edad del hierro de los invasores.

BIBLIOGRAFIA:

  • Historia del Tahuantinsuyu, María Rostworowski.
  • El Perú en los tiempos modernos, Julio R. Villanueva Sotomayor, Empresa Periodística Nacional S.A.C., Lima, Perú.
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LA CONQUISTA DEL IMPERIO AZTECA

 Una vez finalizada la fase de descubrimiento, en el siglo XVI los españoles procedieron a la exploración y conquista de las tierras del nuevo continente americano. La mayor parte de esta tuvo lugar durante el reinado de Carlos I, y fue obra de hidalgos de la baja nobleza y de gente humilde que esperaba mejorar su fortuna. Fue durante el reinado de Carlos I cuando se logró la conquista del estado mexica o azteca, y fue lograda por Hernán Cortés.En España ya se tenían noticias de que en estos territorios había pueblos muy ricos en oro y otros metales preciosos.
 
Desde la isla Fernandina (Cuba), se proyectaron diversas expediciones promovidas por Diego Velázquez de Cuéllar. La primera de ellas comenzó a principios de 1517. Al año siguiente el gobernador organizó una segunda expedición, en la que se fundó San Juan de Ulúa. Durante esta expedición los españoles tuvieron contacto con embajadores aztecas y se realizaron intercambios de regalos. Grijalva pudo de esta forma percatarse que los mexicas, dominaban la región y que eran temidos y odiados por los pueblos sometidos.Velázquez organizó una tercera expedición a la que asigno como líder al alcalde de Santiago, Hernán Cortés. A última hora el gobernador decidió destituir a Cortés, pero este decidió marcharse de Santiago evadiendo las órdenes. Los barcos zarparon de Santiago a finales de 1518. Pararon en el puerto de la Trinidad, durante casi tres meses, reclutando soldados y abasteciéndose. El gobernador de Cuba realizó un segundo intento por detenerlo. Como último intento, el gobernador mandó arrestar a Cortés en La Habana, no obstante los barcos de Cortés abandonaron las costas de Cuba a principios de 1519.

Para los mexicas cuando comenzaron a llegar noticias de las embarcaciones españolas inmediatamente se relacionó este hecho con el regreso del dios Quetzalcóatl. Dado que los primeros encuentros con los españoles terminaban en intercambios comerciales, en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos, sin pelear, era entregarles oro o mujeres y aceptar lo que trajeran. De esta manera, los europeos se marcharían, pero el efecto fue el contrario al esperado por los aborígenes, pues los europeos creían que había tesoros inagotables en la zona, despertando su ambición.Cortés se dirigió a la isla de Cozumel donde se encontraron con los mayas de la isla. Los españoles siguieron hasta Potonchán donde se inició la batalla de Centla. Los españoles lograron la victoria gracias a la superioridad de armas y en especial al temor que los nativos tenían a los caballos. Cortés fundó Santa María de la Victoria y decidió entonces continuar su camino hacia Ulúa dejando a unos pocos españoles en la recién fundada villa, para pacificar y poblar la región.Los españoles continuaron hacia el norte y llegaron a San Juan de Ulúa.
 
Allí Cortés, mostró su poderío militar e impresionó a los embajadores aztecas. De inmediato salieron mensajeros hacia Tenochtitlán. Moctezuma quedó impresionado y pensó que podría tratarse Huitzilopochtli. Asustado, envió mensajes con evasivas. Les sugirió marcharse lo antes posible y envió de nuevo ricos presentes. Esto sólo excitó la codicia de los soldados, pues los españoles se dieron cuenta de la riqueza del imperio azteca y que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió avanzar hacia el interior, pero antes se creó la Villa Rica de la Vera Cruz. Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas. Cortés prometió ayudar a liberarlos de los mexicas, a cambio de una alianza militar. Un grupo de mexicas atacó a los pueblos totonacas que dejaron de pagar tributo. Cortés los ayudó y pudo vencerlos rápidamente, lo que convenció a los totonacas de la efectividad de los españoles y no dudaron en aliarse. Treinta pueblos totonacas se unieron para sellar la alianza y marchar a la conquista de Tenochtitlán.
 
Los totonacas aconsejaron a Cortés formar una alianza con los tlaxcaltecas. Cortés, convencido de la fidelidad de los totonacas lo hizo. Cortés llegó al territorio de Tlaxcala al mando del ejército. Tlaxcala era una confederación de ciudades-estados unidas en una república gobernada por un senado. Los tlaxcaltecas, habían resistido a la expansión de los aztecas, pero estaban al límite de su resistencia. Un grupo tlaxcaltecas emboscó a los españoles, pero los caballos, las armas y las tácticas militares españolas se impusieron a los tlaxcaltecas. Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó detener la guerra y negociar la paz.Antes de dirigirse hacia Tenochtitlán, Cortés llegó a Cholula, ciudad tributaria y aliada de los mexicas. Al principio el trato para los recién llegados fue hospitalario, pero recibieron de forma secreta instrucciones de Moctezuma para atacar a los españoles, pero Cortés fue alertado. A la mañana siguiente, los españoles realizaron un ataque preventivo, provocando la llamada matanza de Cholula. Tras la victoria de los españoles, los cholultecas fueron sometidos y terminaron aliándose con Cortés.

Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlán con el envió de regalos y embajadores, pero todo fue inútil. El ejército español y sus aliados entraron a finales de 1519 a la ciudad de Tenochtitlán. Los españoles fueron alojados en el palacio de Axayácatl. Moctezuma era un guerrero experimentado, pero como hombre supersticioso, continuaba con la idea de que posiblemente los visitantes eran semidioses, pero tras un ataque aztecas en la costa, algunos españoles de la Villa Rica de la Vera Cruz murieron. Desde la costa los mexicas enviaron a Moctezuma, junto con la noticia de la batalla, la cabeza de un soldado español como prueba de que eran seres mortales y no dioses. A su vez, los españoles habían descubierto accidentalmente tesoros escondidos en una de las cámaras del palacio de Axayácatl. 

A pesar del malestar social de los mexicas por las acciones de los conquistadores españoles, Moctezuma intentó por todos los medios evitar un levantamiento. A petición de Cortés, dirigió un discurso frente a su pueblo en el que se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los españoles, pues temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo fuese masacrado. 

Diego Velázquez organizó un ejército para detener a Cortés y designó a Pánfilo de Narváez como capitán. Las embarcaciones zarparon en marzo de 1520 y llegaron a San Juan de Ulúa en abril, donde una comitiva de Moctezuma, se puso en contacto con Narváez. Moctezuma albergó nuevas esperanzas de ser liberado. Ante la noticia, Cortés salió de Tenochtitlán marchando con parte de su ejército hacia la costa para hacer frente a Narváez, dejando una guarnición al mando de Pedro de Alvarado. A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue veloz y certero y cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar, pero era tarde. Hubo pocas bajas, la mayor parte de los hombres se rindieron convencidos de la riqueza de las tierras descubiertas y reconocieron a Cortés como nuevo jefe, incrementando así la fuerza militar del conquistador. Un mensajero proveniente de Tenochtitlán informó a Cortés sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a la guarnición que había quedado allí. 

Recorrido de la expedición de Hernán Cortés.

Durante la ausencia de Cortés, en Tenochtitlán se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Pedro de Alvarado ordenó matar a los asistentes a la fiesta lo que provocó una enorme indignación y el ataque contra ellos. Sitiaron el palacio, donde se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma. De regreso en la ciudad, Cortés se reunió con sus compañeros en el palacio desde el que se defendían de los ataques. En un intento por traer la paz, Cortés hizo que Moctezuma hablara con su gente y los tranquilizara; sin embargo, la multitud enfadada comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad, quien falleció días después. El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos. En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. El 30 de junio de 1520 (Noche Triste), durante la noche Cortés salió de Tenochtitlán pero durante la huida fueron descubiertos y atacados, muriendo muchos españoles y aliados, además de perder una gran cantidad de material, así como la mayor parte del oro. 

Poco después los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba, sin embargo triunfaron y los perseguidores se dispersaron y huyeron. Los españoles llegaron a Tlaxcala donde comenzaron a reorganizarse y mientras lo hacían, Cortés decidió emprender una campaña militar para castigar la región, no sólo para recuperar el honor y el ánimo de sus hombres, sino también para cortar la vía de suministros de Tenochtitlán. Una vez reorganizados pusieron rumbo hacia la capital azteca, a la consiguieron sitiar. Cortés dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a Tenochtitlán, los mexicas trataron de impedirlo pero no pudieron. Tras tres meses de sitio la ciudad cayó. 

Cortés utilizó a Cuauhtémoc para gobernar a los vencidos, asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauración de la ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlán se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre de México, en la capital de la Nueva España. Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro, pero con el pago a la corona, el porcentaje de Cortés y sus capitanes y los gastos de expedición, la suma a repartir entre la tropa era mínima. Para conseguir nuevos tesoros y subir el ánimo de los hombres, Cortés organizó nuevas expediciones y así evitar una rebelión. Se organizaron campañas en Tuxtepec, Colima, Oaxaca, Tehuantepec… El 11 de octubre de 1522 se nombró a Hernán Cortés como gobernador de Nueva España. En 1529 Carlos I ordenó a Cortés regresar. El rey ya no le devolvió el cargo de gobernador de Nueva España, pero le nombró «marqués del Valle de Oaxaca». El 17 de abril de 1535 se creó el Virreinato de Nueva España y Antonio de Mendoza fue nombrado virrey. 

BIBLIOGRAFÍA: 

  • LÓPEZ de Gómara, Francisco (1552) “Historia de la conquista de México” (2006) Juan Mirelles Ostos, México, ed. Porrúa.
  • PRESCOTT, William (2000) Historia de la conquista de México, edición de Juan A. Ortega y Medina; México, ed. Porrúa.