Dédalo, Ícaro y la culpabilidad alemana

DÉDALO BISMARCK (Padre político de GUILLERMO ÍCARO)

Hijo mío, observa la mitad del camino que vas a sobrevolar,

Y teme caer demasiado bajo, o ascender.

Aquí el Sol derrite, allí los vapores minan tu fuerza.

Entre los dos extremos está el camino directo.

Ni en el oso, ni mirando fijamente al Boyero,

Ni siquiera en los peligrosos rayos de la espada de Orión. [Se refiere a constelaciones, o eso creo]

Tú sígueme a mí, soy tu guía y estoy ojo avizor.

Y, como timonel, dirijo tu cauto vuelo.

NOTA MENTAL: es la (pen)última vez que traduzco una pseudo-poesía en inglés. Menos mal que existe algo llamado Word Reference, porque de lo contrario… De todas formas, creo que no me ha quedado tan mal, incluso he montado algunos versos libres con un par de traducciones también libres…

Perdón, supongo que alguien querrá saber de qué va todo esto. Estoy colgando dibujos de un libro de Punch Cartoons sobre la Primera Guerra Mundial que encontré en Archive.org, son muy buenos y tienen una gran calidad.

El primero de ellos en realidad es de 1888 y está incluido en el capítulo “Los días que precedieron a la guerra”. Aparecen el cauteloso y comedido Otto von Bismarck (Dédalo) -curiosa la imagen que muestran del canciller- y el temerario e irresponsable Emperador Guillermo II de Alemania (Ícaro) Para contextualizar el dibujo, es preciso conocer, aunque sea de oídas, la fábula de Dédalo e Ícaro (aquí la versión original, y aquí un resumen útil)

Aunque aún faltaban 26 años para el inicio de la Gran Guerra, parece que el dibujo la anticipa en parte: mientras el canciller Bismarck se doblegaba en esfuerzos para mantener un equilibrio de hecho entre las potencias europeas, el Emperador Guillermo, cegado por su ambición, podría destruir todo el edificio construido por Bismarck.

No es casualidad, pues, que un libro de viñetas sobre la Primera Guerra Mundial empiece precisamente con ésta: muestra que las ansias expansionistas y belicistas de Alemania venían de mucho antes, y justifica la culpabilidad absoluta del país teutón, como así dictó el tratado de paz de Versalles de 1919. No se dice nada, en cambio, de la disposición a hacer la guerra del resto de los países, que no hicieron mucho por evitarla, entre otras cosas porque en su fuero interno la estaban deseando.

Para profundizar en este tema, siempre recomiendo leer el primer capítulo de la obra de Marc Ferro La Gran Guerra: “¿Por qué tuvo lugar la guerra?”. No es muy largo y vale la pena.

Espero que el siguiente dibujo del libro no tenga tanto texto… Aquí hemos venido a por imágenes (acabo de verlo y menos mal que no hay mucho:-))

Comments

2 responses to “Dédalo, Ícaro y la culpabilidad alemana”

  1. […] piloto es Bismarck, y el rey que gobierna ahora el barco es el emperador Guillermo II. Este cartoon insiste en la idea de “qué bueno era Bismarck y que malo es […]

  2. […] nuevo, aparece una crítica a Guillermo II y su insensata tozudez (desde luego, el estudio de la imagen […]