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A Manuel Lobato

Hola tronco.

 

A las 14,07 del 24 de junio el mundo cambió de base. Entró un correo en muchos ordenadores diciendo que Manuel Lobato se había largado a otra dimensión. El Foro de Vida Independiente no es un lugar donde la parca nos resulte extraña, de sobra la conocemos, porque cada dos por tres se nos lleva a un compañero; a la memoria me vienen: Kika, Marcos, Alicia Grueso, Vicente Saez, Eduardo Hernaz, no recuerdo otros nombres pero me consta que alguno de la otra orilla y de arriba de los Pirineos hay. Tenemos la certeza de que además muchos de los que un día desaparecieron del foro fue porque su envase caducó.

En el foro no hay jerarquías y el primero que no las admitía era Manolo, porque entendía que limitaban el principio de la filosofía de Vida Independiente: El derecho a tomar decisiones sobre su vida y equivocarse. No vale escudarse en que si algo no funciona es responsabilidad de una directiva o un representante, cada palo debe aguantar su vela. Pero pese a no haber jerarquías lo cierto es que a Manolo se le puede comparar a Moisés, porque emprendió viaje a una tierra a la que sabía no iba a llegar y le siguió mucha gente; quizá otra persona a la que comparar sea Aníbal, que siendo imposible cruzó los Pirineos y los Alpes con elefantes, para plantarse a las puertas de Roma, donde tampoco entró. Lo importante debe ser el viaje.

ManoloIMSERSOQuizá como aquel negro que tuvo un sueño y lo contó en una explanada a una peña de personas, la noche del 12 al 13 de septiembre de 2006 algo profético soñaste tirado en el suelo de la sede del IMSERSO, conectado a un respirador, con el que habías entrado armado para perpetrar un encierro y acabaste siendo secuestrado por una administración que, una vez más, discriminaba y vejaba. ¡De que manera vejaba! No se os aplicó el régimen penitenciario, ni el Convenio de Ginebra para los presos de guerra, se os aplicó el régimen residencial porque os habíais metido en el imperio de las batas blancas.

Hay constancia fotográfica de los hechos porque aunque en un principio la administración dijo que a las 20 horas cortarían la electricidad del edificio, la denuncia desesperada a los medios de comunicación y el interés de algún Diputado del Congreso hizo que la electricidad no se cortara. Es más, las luces se dejaron encendidas toda la noche, el aire acondicionado se puso a temperatura de zona de congelados de supermercado y no he logrado saber si marchas militares en el hilo musical es lo que sonó toda la noche. Se salió de aquella Prisión de Abu Ghraib, en gran parte por ti, sin bajas, y soldado que huye vale para otra batalla. Si tu hubieras votado quedarte el Estado hubiera caído en la sima de la indignidad, otros con mayores limitaciones estaban dispuestos a prolongar el martirio y la alta consideración en que tenían movió 19 voluntades.

La gravedad de lo ocurrido en el “Sitio del IMSERSO” no es una apreciación gratuita mía, el Diario de Sesiones del Congreso lo recoge para la historia: “Lo hacen después de haber vivido entre todos el lamentable espectáculo que se dio en el Imserso con el encierro de los miembros del Foro de Vida Independiente, maltratados por la Administración General del Estado en ese encierro; difícilmente justificable desde una opción progresista.”

Acabo de enterarme que tu cuerpo ha sido incinerado. Eso es ser consecuente con la filosofía de Vida independiente hasta sus últimas consecuencias, después de la muerte te niegas a ser institucionalizado en un cementerio. La próxima vez que enferme de mis mocos ya no llamarás para preguntarle a Maribel como estoy, ni a mí cuando regrese a casa para decirme: “Eh tronco, cómo estas” y luego hablar de nuestras princesas. Recuerdo cuando me decías a finales de un noviembre que echabas mucho de menos a Marta, porque hacía casi dos meses que se había ido a estudiar el bachillerato internacional a una nevera oscura, otro año que la habías visto de pasada porque se había ido al otro lado del charco con una amiga.

Ahora la has vuelto a liar. Cuando la carretera engrosa día a día las huestes de la diversidad funcional, a ti se te lleva. Cuando el mundo está, dicen, en crisis tú vas y la aumentas. Sabias que de ti dependían muchos puestos de trabajo: médicos de varias especialidades, valoradores, medidores, pesadores y tasadores de nuestra diversidad, enfermeras, celadores, auxiliares de clínica, asistentes personales, trabajadores sociales, técnicos en discapacidad, terapeutas, administrativos de nada, rehabilitadores de habilidades que nunca hemos tenido, representantes que poco te representaban, trabajadores de ortopedias, … Hay mucha gente que dependía de ti y que va a engrosar las huestes del paro. Así no hay manera de que salgan de la crisis y digo salgan porque los cascaos no conocemos otra cosa.

Lo bueno de que hayas cambiado de orilla es que este año, el 12 S, podrás estar en la III Marcha en las calles de Madrid y conmigo en el ordenador al mismo tiempo, si no me voy antes contigo. Ahora, enjugo la última lagrima y me aplico a lo que tú decías: “Espero que disfrutemos con todo esto (cosa que es fundamental y prioritaria)”. A disfrutar.

Valencia, 28 de junio de 2009

Vicente Valero Sanchis

Velador por el cumplimiento de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.

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A Manuel Lobato

Manolo, cabeza de bolo

 

El 1 de diciembre de 1956, una costurera negra, llamada Rosa Parks, al finalizar su jornada laboral, subió al autobús número 2857 de la National City Lines. El chofer, James F. Blake, que años atrás le había dejado deliberadamente en tierra, bajo la lluvia, tras haberle obligado a volver a subir al autobús, por la puerta posterior, destinada a los negros, ordenó a Rosa Parks y a un grupo de viajeros negros que desalojasen una fila completa para acomodar a un blanco. Mientras los demás cumplían, Rosa se negó y permaneció sentada: estaba cansada, pero sobre todo, estaba harta. Fue desalojada por la policía, encarcelada y condenada a satisfacer una multa de diez dólares.

Este incidente originó que un pastor llamado Martin Luther King se hiciera famoso en los Estados Unidos al liderar un boicot durante 382 días a los autobuses de Montgomery que acabó cuando el Tribunal Supremo declaró inconstitucionales las leyes de Alabama que segregaban a los viajeros por su raza.

Manolo Lobato no había nacido cuando Rosa Parks se negó a moverse de su asiento, reivindicando su derecho a sentarse donde quisiera, pero el pasado 30 de diciembre, cincuenta y dos años después, se puso delante de un vehículo de la empresa Daibús que le había vendido un billete y le impedía el acceso al autobús. Manolo es usuario de una silla de ruedas y tiene la cabeza como un bolo, no de tamaño, sino de dura y reivindicaba, igual que Rosa Parks, sus derechos.

Podía culpar a la empresa porque ésta asegura en su publicidad que todos sus coches son accesibles y porque previamente se había puesto en contacto con ellos para asegurarse de la veracidad de lo prometido.

Hay pocas diferencias entre uno y otro caso. En ambos casos se pone en juego el derecho de un ciudadano a acceder a un servicio público.

Rosa Parks desencadenó con su actitud un cambio legislativo. Manolo no ha tenido tanta suerte: no hay en este caso ley alguna que cambiar. Las leyes, y sobre todo, la Constitución Española le amparan. El problema es que es España los legisladores se pueden permitir hacer leyes estupendas porque luego, pueden no cumplirse.

Y así, muchos ciudadanos viven prisioneros en sus propios domicilios; o se ven obligados a vivir en residencias alienantes donde sus más elementales derechos son frecuentemente conculcados.

Y lo peor, la mayor diferencia, es que en nuestro caso, la actitud valiente, casi heroica de gente como Manolo y sus compañeros del Movimiento de Vida Independiente solo les vale para ser la noticia anecdótica de un día. Y así podemos seguir tan tranquilos, negando sus derechos a una parte de los ciudadanos.

Fuente:

http://blogs.larioja.com/alfredorodriguez/2009/1/13/manolo-cabeza-bolo

 

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A Manuel Lobato

Adiós, Manuel, amigo

 

adiosmanuel

Hay gente que nunca debería morirse, porque aportan tanto a este mundo que su pérdida es irremplazable. Manuel Lobato era una de esas personas.

No hace ni 12 horas, Manuel, que te has ido. La carretera, la jodida carretera. Aún estamos asimilando la noticia, porque cuesta de creer.

Fuiste mi jefe y un amigo, un activista que me enseñó las entrañas de este importantísimo movimiento de derechos civiles que lucha por la vida independiente de las personas con diversidad funcional (término que acuñaste con Javier Romanach). Tuve la suerte de currar a tu lado, viéndonos día a día por Skype, y de compartir momentos fabulosos cuando podíamos coincidir físicamente- las buenas risas que nos hemos echado al hombro. Eras un tsunami de vitalidad, Manuel. Y no puedo creer que ya no estés.

Imagino que estará corriendo como pólvora la noticia de tu pérdida por toda Europa, donde eras reconocido por tu labor como activista. Imagino a toda la gente que te quiere tratando de asimilar cómo, por qué. Un fuerte abrazo a todos ellos, sobre todo a tu familia.

Poco más se puede decir ahora. Tu legado debe seguir vivo, es fundamental que así sea. Porque has hecho una labor fundamental para que las personas con diversidad funcional puedan vivir con dignidad, independencia y libertad.

Tú eras sinónimo de libertad, con tu coleta, tu barba sin rasurar y tu paquete de cigarros en el bolsillo, siempre peleando. No había dios que te hiciera callar, ni dinero que te comprara. Eras un Activista, en mayúsculas. Y jamás podré agradecerte todo lo que me enseñaste. Recuerdo una reunión en Valencia, cómo te comiste con papas a unos directivos que pensaban despacharte con dos palmaditas. Estuve a punto de aplaudirte en plena reunión! Cómo nos reímos después…

Me jode mucho, porque desde la última vez que hablamos llevaba tiempo pensando en llamarte. Pero esta vida nos lleva, con su ritmo frenético.

Muchas gracias, maestro. Hoy se ha ido uno de los activistas de derechos civiles más importantes que ha parido este país. Algún día, Manuel, los libros te pondrán en el sitio que mereces. Tú has hecho más digno este país, has hecho más grande la democracia. Jamás te olvidaré, compañero.

Quiero recordarte con tu risa atronadora, tus chistes, tu energía, tu coraje, tu solidaridad, tu carácter ácrata e indomable. Y que me contagien para seguir soñando con otro mundo más justo.Porque no sobra la gente como tú, Manuel.

Hoy ha muerto tu cuerpo, tu nombre y tu legado seguirán siempre vivo.  Gracias por todo lo que nos has dado.

Carmen Hernández