ALGUNOS ENCUENTROS DE EUSEBIO SEMPERE CON SU PUEBLO, QUE TANTO DESEABA.

Quilis Sempere Ramón, Sempere de Onil, M.I. Ayuntamiento de Onil, 1999. En este capítulo del libro “Sempere de Onil”, se aprecia la relación que Sempere mantuvo con su pueblo de diversas formas. En un primer lugar en su infancia en la escuela se observa el contacto que tuvo con Alfonso Pastor Sempere, con el cual mantenía una misma ambición, la pintura. Esto fue debido al maestro que alentó a ambos, Don Joaquín Zapater, y que impartió su saber a estos dos jóvenes. Este primer contacto con la pintura en su pueblo, no fue el único.

En segundo lugar hay un contacto, ya cuando Sempere es un hombre adulto con su pueblo, cuando vuelve de París y el párroco, Don Antonio Genovés, le propone que pinte en algún sitio del pueblo para dejar constancia de su obra en el lugar donde le vio nacer. El sitio indicado es la capilla bautismal de la iglesia, en donde elaborará un conjunto de siete piezas, utilizando el hieratismo en las figuras, aportando majestuosidad en la textura, en los colores y en los volúmenes. Se olvida del hieratismo cuando tiene que elaborar los llamados “colivencs” que son el Padre Pedro Juan de Molina y el Cardenal Payá Rico, a quienes reviste de la gloria mundana y religiosa.

Una de las anécdotas de esta obra es que la figura de “San Marcos”, puede tratarse del propio Sempere debido a que muestra rasgos juveniles, limpios y penetrantes, y que hace pensar que el propio Sempere quería enmarcarse en la bóveda en el evangelista, fundador de la Iglesia de Alejandría, y pasó toda su vida al lado de San Pedro.

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