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Francisco Pizarro

La Infancia y Juventud de Pizarro

Francisco Pizarro nació en la ciudad de Trujillo de  Extremadura en 16 de marzo de 1478. Fue hijo natural de Gonzalo Pizarro y Rodrçiguez de Aguilar, un noble militar y participó en los conflitos entre la Corona de Castilla y León, y de Francisca González, la criada de la tía de Gonzalo Pizarro.

Como los otros bastardos de aquella época, Francisco tuvo una infancia pobre y difícil. Vivía y crecía en el medio de los labradores al que pertenecía su madre. No recibió educación que se deba a los jóvenes hidalgo y perteneció analfabeto toda su vida.

Hay una leyenda conocida sobre su infancia:

Abandonado en la puerta de una iglesia, el joven Francisco fue alimentado por una cerda. Luego fue reconoció por su padre y había sido empleado por pastorear cerdos de la familia. En 1493, habiendo perdido unos cerdos y temiendo ser castigado, huyó de Trujillo hacia Sevilla.

No se dispone de información sobre los primeros pasos de Francisco Pizarro en Sevilla, ni tampoco sobre sus andanzas en los años siguientes.

Un documento oficial manciona hojas de su servicio militar en Italia. Allí, el conquistador, dedicamente avaro en dealles sobre su pasado  e insensible sin duda al poder de la huella escrita, no dio tampoco ninguna indidación sobre este capítulo de su existencia. Los especialistas, y particularmente Busto Duthurburu, han logrado reconstruir estos tres años italiano (1495-1498). Según López de Gómara, Pizarro habría servido en Italia bajo las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Pizarro se habría encontrado entonces en el sur de la península, en Calabria y en Sicilia particularmente, antes de regresar a España, siempre como simple hombre de tropa. Debía de tener veinte años.

El período que sigue, hasta los inicios de siglos XVI, es todavía más enigmático. Una exégesis un poco aventurada haría pensar que Pizarro continuó entonces durante algún tiempo en España una carrera de soldado seguramente bastante opaca, quizá aburrida, de todos modos sin perspectiva de futuro. De nuevo en Sevilla, no es para asombrarse entonces que, como muchos otros, haya soñado con America.

Bastardía, analfaberismo, relativa marginalidad social, vagabundeo militar sin perspectivas, todo convergía para hacer de Francisco Pizarro uno de los soldados anónimos de los que rebosaba ya España en vísperas de los que iba a ser su Siglo de Oro. Así que, partió hacia el Nuevo Mundo.