Personajes

LOPE DE AGUIRRE

Fue un conquistador castellano nacido en el Señorío de Oñate (en el actual País Vasco), alrededor de 1510. Pasó a la historia gracias a su crueldad y por haberse sublevado contra la Corona Española.

Comienza a ser conocido a partir de la expedición comandada por D. Pedro de Ursúa, que se inicia en Topesana (en el Perú), el 26 de septiembre de 1560 y cuya misión era descubrir las míticas tierras de El Dorado.

Los acontecimientos ocurridos se conocen a través del relato escrito por el cronista Francisco Vázquez, testigo presencial y superviviente de la expedición.

La empresa fue llevada a cabo por unos 300 españoles, algunos hombres de raza negra y 600 indios, así como por un reducido grupo de mujeres de orígenes español e indio, entre las que se incluían  Doña Inés de Atienza (amante del capitán Ursúa) y Elvira (hija de Lope de Aguirre). El capitán navarro Pedro de Ursúa, comandante de la expedición, ya había realizado importantes operaciones de conquista e incluso había fundado diversas ciudades.

Desde el comienzo de la expedición, los problemas y desgracias se fueron sucediendo. El primer aviso vino de la mano del río Marañón (uno de los principales afluentes del curso alto del río Amazonas, en la vertiente atlántica y nombre del cual deriva el apelativo con el que sería conocido el grupo: “los marañones”), que se ensañó con las frágiles barcazas en las que navegaba el nutrido grupo, haciendo zozobrar alguna de ellas. A continuación, Ursúa comenzó a percibir cierto descontento entre los expedicionarios, sin embargo decide no interrumpir la búsqueda de la región de Omagua, territorio donde se suponía que se encontraba ubicado El Dorado.

Lope de Aguirre aprovecha el clima de desconfianza que se ha desatado en torno a Ursúa, influyendo astutamente en los hombres, entre los que irá captando adeptos que le secunden en la consecución de su plan. Su intención es hacerse con el mando para volver al Perú, donde podrá conquistar las vastas tierras del Virreinato.

Comienza aquí una penosa sucesión de acontecimientos, que incluyen numerosas ejecuciones. Acciones todas ellas encaminadas a llevar a cabo el perverso objetivo de D. Lope.

El 1 de enero de 1561, D. Pedro de Ursúa y su lugarteniente, Juan de Vargas, son asesinados. Acto seguido, Aguirre dispone que el Hidalgo D. Fernando de Guzmán, sea elegido sucesor al mando, con el cargo de General del Campo. Poco después lo coronará como Príncipe, obligando al resto de hombres a rendirle pleitesía, rebelándose de este modo contra  Felipe II. El acto queda oficializado en un documento en el que Aguirre firmará con el apelativo de “traidor”.

Desde este momento inician el regreso a Perú. Durante el periplo, las muertes violentas siguen sucediéndose. El Tirano asesina a doña Inés de Atienza, manda ejecutar a siete capitanes, a un clérigo y también a Guzmán. Cada vez que tiene sospechas de estar siendo traicionado por los expedicionarios, manda eliminar a los que le suscitan desconfianza. Los hombres, aterrorizados por la inhumana crueldad de Aguirre, no osan contravenirle y le siguen durante meses en un duro viaje a lo largo del Amazonas, hasta que llegan a su desembocadura. Desde aquí parten rumbo a Isla de Margarita, donde arriban el 20 de julio de 1561.

En la isla el grupo comandado por Aguirre se dedica al expolio y la asolación. Pronto siembran el terror entre los nativos y colonizadores locales, arrestando al gobernador y demás autoridades. A los camaradas desertores, se les captura y posteriormente ahorca en plaza pública, para aleccionamiento de sus compañeros. Las poblaciones cercanas, son igualmente arrasadas.

Ya en tierra firme y de camino hacia Panamá, es sitiado por el ejército de Felipe II en el pueblo venezolano de Barquisimeto. Aguirre pierde allí a la mayoría de sus hombres, que le traicionan a cambio del indulto Real. El Tirano, abandonado y solo, enloquece, ejecutando a su propia hija para evitarle caer en manos “enemigas”. 

Finalmente, el 27 de octubre de 1561, Lope de Aguirre es abatido por sus propios marañones. Su cuerpo fue despedazado y repartido por diversos lugares de los alrededores de Barquisimeto, y su cabeza exhibida en la plaza de Tocuyo. En un juicio post mortem fue declarado culpable de delito de lesa majestad.