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La organización municipal del XVI

La villa de Novelda pertenecía a la casa de la familia Maça de Liçana desde que fue adquirida en 1398 por Pedro Maça, y continuará bajo esta familia hasta la abolición de los señoríos en España (primera mitad del siglo XIX). Así pues, el señor era entero poseedor de sus tierras y pobladores, con jurisdicción civil y criminal. Es por ello, que la organización municipal de la Novelda del siglo XVI estará condicionada a la voluntad del señor, que ejercía su poder delegándolo en funcionarios que a su vez eran vasallos.

El señor nombraba al gobernador, baile y procurador general según su interés, aunque habitualmente estos cargos solían recaer en una misma persona y preferiblemente cristianos viejos. El gobernador recibirá del señor una especie de salvoconducto conocido como guiatje, por el que no podía ser arrestado. En cuanto a los órganos representativos municipales, destaca el Consell General, que delegaba sus funciones ejecutivas en una comisión llamada Consell Particular, que era quien elegía los cargos y oficios de la administración, vigilar el cobro de impuestos,… Este estaba presidido por el justicia (civil y criminal), que era el cargo de mayor importancia a nivel municipal, encargado de la seguridad ciudadana, presidía los juicios y mediaba en las disputas, además de guardar las llaves de la cárcel. Bajó él estaban el resto de miembros del Consell Particular, los jurats (que eran 4) y un mustaçaf, que controlaba el orden público, el arrendamiento de las tiendas, control de pesas y medidas,…  Hay que hablar también del síndico (syndich), que era el representante del municipio ante su señor y ante las instituciones forales del reino, además de los consellers que actuaban como grupo de sabios de la villa.

Ayuntamiento de Novelda en la actualidad

La elección de los cargos se realizaba mediante procedimiento insaculatorio, reuniéndose los miembros del Consell con el baile para presentar cada uno sus candidatos. Los nombres se inscribían en papeletas y se ponían en un sombrero de copa para que un niño de 10 años sacara 6 papeletas, y de entre estas, el señor elegía 3 que serían los elegidos para ocupar el cargo de jurats. La presencia de moriscos en estos cargos era frecuente, tal, que en 1892 ocuparán el cargo de justicia y en 1594 los 3 de jurats. Y no se quedaba en esto, en 1593, de los 15 consellers del Consell Particular, 14 eran moriscos y solo uno cristiano. Esta presencia se irá incrementando hasta 1608 (año anterior a su expulsión), cuando el justicia, 3 de los jurats, el lloctinent de justicia y el síndico eran moriscos, además de la mayoría de los consellers.

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Pleitos con las poblaciones vecinas por el uso del agua

A partir de los siglos XV y XVI empezamos a tener constancia del reparto de las aguas del Vinalopó entre los regantes que se distribuían a ambos márgenes del río. Aunque era una práctica habitual en los municipios agrícolas, surgían rencillas sobre los derechos de cada uno llegando en ocasiones a enfrentar a distintas poblaciones como ocurrirá con Novelda y Monóvar.

Ayuntamiento con abertura de la acequia mayor

El derecho de riego de ambas villas estaba reconocido en el Acta de Concordia pero el documento desaparecerá y los regantes de Monóvar aprovecharán para apropiarse de más agua de la convenida sin que Novelda pudiera recurrir debido a la desaparición de la prueba docuental. Ante esto, se decide enviar a Sebastián Ayala, sub-síndico de la Villa a que se entrevistase con el Obispo de Orihuela. Este dispondrá una Carta de Censuras General con el título de “Excomunión General de Occultis” en la que requería a los habitantes del obispado (en concreto a los de Monóvar y Elda) para que manifestaran al rector de la Iglesia cuanto supieran sobre el asunto. De la información obtenida, tendría que crearse un nuevo certificado en sustitución de la desaparecida Acta de Concordia.

[…]Sapiau que; per parte de Sebastia Ayala, ciutada sub-sindich de la Vila de Nouelda, se nos ha fet relació dient, que ab molt poch temor de Deu nostre Senyor y en gran carrech de vostres animes y conciencies, […] no voleu restithuir, declarar, reuelar y manifestar lo que sabeu […] aserca y en rahó de un acte de Cobcordia, fermat entre parts de dita Villa de Nouelda y diferents particulars hereters de la Villa de Monover

[…]

Per tenor de la cual (y peque el tenir y encubrir les coses que no son vostres, contra la voluntat del senyor de aquelles, es molt gran pecat mortal, del cual no podeu ser absolts fins aver restituhit) vos amonestam, en virtut de santa obediencia, y sots pena de Excomunió major, trina cacnoninca munitione praemissa, que dins sis dies primers vinents, […] la restituheixcau a dit significant.

Excomunión General de Occultis

Pese a la severidad de estas palabras, no se llegará a una solución y el pleito se mantendrá durante los tres años posteriores.  El Justicia y Jurados de la Villa de Novelda, en un nuevo intento de solucionar el asunto, se dirigen al señor territorial para que presione al Gobernador de Monovar aunque el conflicto sigue sin resolución en los próximos siete años. Finalmente, el Justicia y Jurados de Novelda acabarán por comprar las fuentes de La Jaut al señor de Elda, origen de las aguas en disputa, asegurando con ello la tranquilidad de los regantes de la villa durante un tiempo.

Treinta y cuatro años más tarde parece que hay otro problema y el Justicia de la Villa de Novelda solicitará el Documento y Concordia, suscrito en 1642, por el que se hacía oficial la cesión de las aguas que nacen en La Jalut a la Villa de Novelda. Debido a la Guerra de Sucesión (1705-10), que había afectado a la Península Ibérica y, también a nuestras tierras,   el documento solicitado había desaparecido de los archivos notariales por lo que el notario de la villa viajará a Orihuela en calidad de comisionado para explicarle la situación al obispo y tratar de buscar una nueva solución.

Será necesario gestionar la expedición de otra Carta General de Censura, una nueva Excomunión General de Ocultis, esta vez para que todo aquel que supiese algo sobre la cesión de las aguas, lo confesare. Una cesión que tendría el coste irónico de un dinero y un vaso de agua anuales según consta en el documento.

También habrán disputas con la villa de Elche por desecar la laguna de Villena. Al necesitar agua, el consejo de Elche propuso eso al de Villena para tener más recursos hídricos. Esto le pareció bien a Villena porque su laguna era un foco de aparición de enfermedades, y desecándolo solucionarían ese problema histórico además de tener nuevas tierras cultivables. Pero la desecación traería problemas a Elda, Sax y Novelda, que se opondrán frontalmente. En el verano de 1764 se reunirán representantes de las localidades en el convento de Orito, pero no se llegará  a un acuerdo y será necesario remitirlo al Consejo de Castilla, que aprobará el proyecto.

Pero este no será el único problema con los ilicitanos, pues en 1764 se intentará alterar el curso del Vinalopó para llevar más agua a la huerta noveldera, pero desde Elche se alzó una queja porque decían que cortaba el curso natural del río y las aguas no llegaban al pantano de Elche, de modo que no podían ser utilizadas por la huerta del Bajo Vinalopó. El Consejo de Castilla volverá a actuar en favor de Elche, teniendo que corregir la obra. Pero en cabezones no nos gana nadie, y en 1790 se vuelve a intentar hacer las obras y la Real Audiencia dará permiso a los vecinos de Novelda para que continuasen la obra iniciada años atrás.

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Obras públicas del XVIII

Como en cualquier localidad, se van desarrollando toda una serie de infraestructuras que si bien no generan un gran impacto visual como puede ser la iglesia de San Pedro, también tienen su importancia en el desarrollo del núcleo urbano. Es por ello que creo necesario dedicar una pequeña mención a algunas de las construcciones de importancia en nuestra localidad, o aquellas simplemente curiosas, más allá de lo religioso o artístico.

Hacia 1704 nos consta que se rectificaron los lindes del antiguo camino del Señor San Roque, que unía la villa con la ermita del santo (que actualmente atraviesa la ciudad). Este camino tenía su inicio en lo que era el Portal del Senyor San Roc, a escasos metros del Ayuntamiento que se había construido recientemente (actual Plaça del País Valenciá) y ascendía hasta la ermita. El problema era que los propietarios de las tierras colindantes, que aún no habían sido edificadas, habían ocupado y estrechado parte del camino, por lo que era necesario reestablecer sus lindes y amojonarlo. Además, se aconseja a los propietarios respetar las nuevas delimitaciones, bajo pena de multa por valor de 60 sueldos.

En 1775 se hace necesario cambiar la ubicación del hospital local, pues el Hospital de San Diego se encontraba en el centro del núcleo urbano y ello incrementaba las posibilidades de contagio de enfermedades a los vecinos. Por ello, se decide construir uno nuevo extramuros en la actual replaceta de San Roque, reciento que en la actualidad es utilizado como asilo, al lado de la ermita. Las obras no empiezan hasta 1773 por motivos legales, y se acabarán en 1777. Las antiguas instalaciones serán reutilizadas con la construcción de la Casa de Enseñanza para Niñas en 1783.

Ermita de San Roque y asilo de desamparados
Ermita de San Roque y asilo de desamparados

Por otro lado, parece ser que los problemas de aparcamiento de nuestra ciudad vienen de largo. Por fechas del 1800, las calles de la villa más transitadas por carruajes eran las de San Roque, calle Mayor y la del Carril. Pero lo que transita ha de pararse en algún momento, y se llegó a un punto en que los carros y carruajes estacionados en la vía pública suponían un problema para la circulación fuera a pie o de otros carruajes, especialmente en días de lluvia. Y es que la pavimentación de las calles no es habitual hasta finales de siglo en algunas calles de importancia o ya en el siglo XX, con lo que nos encontramos calles que se convertían en lodazales tras las lluvias.

Ante esto, el Ayuntamiento decidirá imponer una multa de sesenta sueldos a todos los que no los guardasen en sus casas. Los vecinos no verán esto con buenos ojos y se quejarán alegando no tener lugar en sus casas para cumplir la ordenanza. En vista de la situación, el Consejo decidirá crear un lugar para el aparcamiento de todos esos vehículos “sin techo”, que aprobarán los vecinos a condición de que se encuentre debidamente vigilado, especialmente por las noches. Y así es como se creó el primer aparcamiento del que tenemos constancia en nuestra villa.

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Administración Cultura

Panorama educativo noveldense en el XVIII

Por lo que se refiere al panorama educativo, a principios de siglo, la educación seguía siendo considerada como un lujo al alcance de quien pudiera permitírsela, y las niñas quedaban excluidas. Hacia 1742, Novelda tenía 2 maestros: uno para primaria (Tomas Ayala) y otro para gramática que sería nuestra secundaria (Baltasar Penalva). En vista de la bancarrota del Ayuntamiento del año 1742, ambos acumulaban retrasos en sus sueldos de incluso un año, pero no son algo excepcional, ya que otros llegaron a tardar 5 años en cobrar sus honorarios. Muchos de estos maestros eran presbíteros, por lo que su llegada suponía “una misa más” para la población.

La enseñanza en estos momentos se basaba en 4 ejes fundamentales: doctrina cristiana, la lectura, escritura y aprender a contar en primaria, y la gramática latina en secundaria, ya que era la lengua utilizada en las universidades. Para continuar sus estudios universitarios, los noveldenses solían hacerlo en las universidades más próximas a la localidad: Gandía y Orihuela.  En cuanto a los maestros, accedían a la condición de enseñantes tras superar una breve prueba, tras lo que la Hermandad de San Casiano les concedía el título. Esta pertenecía a la Corte, y tenía jurisdicción en todo el territorio desde su creación en 1643.

Con la llegada de los borbones, se reforzará la influencia del Estado que empezará a asumir competencias que hasta entonces solían estar derivadas en la Iglesia, como la educación. Y es que muchas escuelas estaban en manos de la orden de los Jesuitas, cosa que cambiará con su expulsión en 1767. Estas escuelas se quedarán sin maestros, por lo que el estado de Carlos III  tendrá que hacer una reforma educativa para secularizar la educación con los llamados “maestros de primeras letras”. Claro que al ser funcionarios, el centralismo borbónico les obligará a impartir las clases en castellano.

Y decimos esto porque la lengua mayoritaria en la Novelda del setecientos era el valenciano (o catalán, según se quiera ver). Por eso se intentó cortar de raíz instaurando el castellano en los primeros niveles educativos. Pero no todo será represión, pues habrá también una preocupación por el absentismo escolar, sancionándose el hecho de que los niños no asistieran al colegio, ya que el absentismo era algo muy extendido.

Otro punto importante será en 1783, cuando se iniciará el proceso para incluir a las niñas en el sistema educativo por orden del obispo de Orihuela, Josep Tormo.  Pero surgirá un problema con quien pagaría los gastos de la nueva Casa de Enseñanza para Niñas, y se acabará pidiendo que lo haga la marquesa Margarita Sureda, la esposa del señor de la villa. Gracias a ella, se creará la primera escuela para niñas de Novelda, del sur de Valencia y de las primeras en todo el estado. Es curioso que las dos maestras contratadas cobraran lo mismo que sus homólogos masculinos, cuando lo habitual era que cobraran poco más que la mitad, por lo que estamos ante una situación de igualdad inusual para la época. El nuevo colegio se ubicará en el antiguo hospital de San Diego.

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Administración Política

La aplicación de la Nueva Planta

Al hacerse con el control de los territorios valencianos, el borbón Felipe V dictará una serie de normas jurídicas, políticas y administrativas orientadas a acabar con el derecho foral en favor de un mayor centralismo. Ese centralismo se basará en la aplicación del modelo castellano a estos “nuevos territorios conquistados”, por lo que el reino de Valencia pierde su relativa independencia para pasar a convertirse en una provincia del moderno estado español.

Felipe V

“Este reyno ha sido rebelde a Su Majestad y ha sido conquistado, habiendo cometido contra Su Majestad una grande alevosía. Y assi no tiene más privilegios ni fueros que aquellos que su majestad quisiere conceder en adelante”

Duque de Werwick tras ocupar Valencia

En cuanto a la nueva legislación, y puesto que la aristocracia local era uno de los pilares borbónicos, se modificará para favorecer el poder señorial sobre sus tierras y poblaciones. Todo ello en perjuicio del sistema municipalista foral imperante hasta el momento. La desaparición de ese sistema hará que la nobleza pueda apropiarse de tierras que formaban parte del patrimonio municipal.

Así mismo se aplicará una fuerte represión entre los que habían estado del lado austracista. En el caso de Novelda, el bando borbónico elaborará un expediente en el que se incluía los nombres de 82 simpatizantes de la causa del archiduque Carlos. Entre ellos, 9 religiosos destacando el mismísimo capellán local Joseph Guimera, aunque también aparecían otros que pese a no ostentar cargo alguno, se aliaron con los maulets. Así pues, este amplio grupo de vecinos sufrirá las consecuencias, teniendo que huir de su pueblo en algunos casos para evitar las represalias.