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Restos del Pasado

En los alrededores de la Iglesia Arciprestal y la de San Felipe de Neri se han hallado a lo largo de la historia en el subsuelo restos de humanos. Lo que ha llevado a pensar que en el pasado, cerca de lo que eran antiguas casas de oración islámicas, se sepultaban a los seguidores de Mahoma. Esta clase de enterramientos persistieron en el tiempo y se esparcieron por los huertos contiguos a la ciudad – que hoy son la Plazuela de San Felipe, la calle Pelayo y la de José Antonio-. Subsistieron debido a que en las iglesias no se podía enterrar a los infieles, ni los herejes, ni a los ajusticiados, ni a los muertos en duelo ni a tantos otros. Este privilegio se conservó para las autoridades eclesiásticas y personalidades dignas de ello.

En el siglo XVIII se llevaron a cabo dos enterramientos en la Iglesia Arciprestal significativos. El primero de ellos fue el de Don Carlos Caro Maza de Lizama, señor de Novelda y Mogente y Catillo de la Mola quien ya enfermo cedió sus poderes a su hijo don José Caro Roca Maza de Lizana en 1708 para que cuidara de sus asuntos y poderes. Este sin causa conocida, fue relevado de dicho cargo en 1721 por su madre Doña María Manuela Roca y Bononi – cargo que conserva hasta la muerte de su esposo en 1722-. Don Carlos Caro Maza de Lizana, fallece en su casa y es trasladado a Novelda para ser enterrado, siendo sepultado en la Iglesia Parroquial, lugar que resultaba ser poco adecuado dada su condición social “Señor de la Villa”. Tanto extraño al Gobiernos de este peculiar entierro que este dirigió un memorial al señor de la Villa para que les cediera la autorización que les permitiera realizar las obras del Presbítero de la Iglesia Parroquial y así adecentar un lugar adecuado para trasladar los restos de su padre. Tras la licencia se habilito en el altar de Nuestra Señora de la Asunción donde fueron trasladados.

Otro de los enterramiento de mayor relevancia de este siglo fue el de don José Caro Roca Maza de Lizana, hijo del ya mentado y primer Marqués de la Romana, quien murió en la misma casa solariega de la Romana en 1749. Al enterarse de tal tragedia los señores del Ayuntamiento propusieron que los restos del Marqués fueran acompañados hasta la Villa por los hombres más distinguidos de la Villa, de esta manera los restos se trasladaron hasta Novelda junto con buena parte del pueblo que les acompañó.

Fue enterrado en la Iglesia Parroquial de San Pedro al igual que su padre, se desconoce su ubicación exacta pero se sabe que sus restos están dentro del recinto acompañando a los de su padre.

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El motín de la calle Mayor de 1660

El despoblamiento que se produjo tras la partida de los moriscos  en la villa de Novelda es bien conocido. Este acontecimiento dio lugar a la creación de la “Carta Puebla” que evolucionará a los “establiments” con el fin de modificar las rígidas imposiciones moriscas establecidas. No obstante, no fueron suficientes dado el malestar social que continuaba imperando en la Villa en 1659, bajo el mandato de la Condesa de la Granja, Isabel Maza Vallebrera quien mostró poca disposición ante las demandas del pueblo.

El 14 de Mayo de ese mismo año se designan los nuevos jurados dando lugar a la primera reunión del Consell particular. En esta primera reunión reclamaron los “libros de giradores” que poseía el contador Pedro Martínez donde observaron ciertas irregularidades por parte del Conde de la Villa.

En la siguiente reunión el procurador general reivindicó la devolución de los libros de giradores al contador. A tal orden el Consell particular accedió a tales demandas acordando que regresaran al archivo de la Sala bajo orden judicial si fuera preciso.

No es hasta Junio de 1659 cuando se reúne el Consell General de la Villa “por haver de tractar (…) cosses tocant al bon govern y bé comú de la dita y present Villa”. Dicho consejo se conformó como un episodio de agravios dirigidos a los señores territoriales en el que se expresaron los problemas más acuciados en la población de la Villa, principalmente los económicos – la Villa debía más de 400 libras-.

Reivindicaron además, el derecho de “hombres libres” ya que se les imponían unas contribuciones abusivas “per ser com es costum de moros…”. Del mismo modo, reclamaban bienes considerados propios de la Villa y que el señor territorial hacia uso de ellos, así como otras reclamaciones de índole administrativo.

Ante esta situación, el Consell General accede a la imposición de una derrama entre los vecinos de la Villa para cubrir los gastos que se originan de los procesos judiciales que se generan para resolver los conflictos con los señores territoriales.

Esta última reunión produjo una seria de consecuencias, como era esperado, que afectaron principalmente a los representantes del pueblo. Como resultado, el abogado de la Villa, Joan Baptiste Queyto redactó un escrito a la Real Audiencia dando cuenta de los agravios que sufrían estos vasallos dado que habían sido presos sin haber cometido delito alguno.

Al no ser atendidas las peticiones el 19 de Septiembre de 1660 la Villa de Novelda presentó una demanda contra la Condesa de la Granja quien actuó criminalmente contra el Consell particular alegando que impusieron una derrama al pueblo para sufragar los gastos del pleito, cuando en realidad había sido una decisión tomada por el Consell General.

Es por ello, que Joan Baptiste reclamó al escribano de la Sala unas copias de las derramas que se hicieron sin licencia del señor para instruir los procesos de les “fermes de dret”. Sin embargo, no pudieron tener acceso a ellas ya que el escribano tenía orden de no cederlas.

En estas condiciones, la Villa fue alterándose  por lo que el escribano de la Sala, Baltasar Abad se vio en la obligación de dirigirse al Conde de la Granja dando conocimiento de lo acontecido.

En este escrito describe cómo por orden de la Real Audiencia llegaron hasta su casa reclamándole todas las derramas que se hallasen en manos de las claverías, remarcando las del tiempo de Matheo Albert con el fin que el escribano diera fe de que estas derramas se habían hecho sin licencia del Conde de la Granja. Ante la negativa de Abad, el pueblo comenzó a amotinarse por la Calle Mayor presionando al escribano para que realizara el auto dirigido al Conde. Tras las continuas presiones Abad presentó su renuncia a su cargo como escribano de la Villa.

Finalmente, el 19 de Enero de 1661 se dicta una resolución real mediante la cual se establece que de entreguen los libros de Claverías a la Condesa o a su representante.

Tan solo aparece un breve apunte en los libros de Claverías del mes de Diciembre donde refleja los gastos generados

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La Inquisición en Novelda durante los siglos XVII y XVIII

Antes de hablar de los casos acontecidos en Novelda, debemos explicar brevemente qué es la Inquisición española o como también es denominada, Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.

Se trata de una institución cuyo fin es mantener la ortodoxia católica300px-Estructura_de_la_Inquisición.svg de España, luchando así contra herejías, blasfemias, moriscos, judeoconversos  y cualquier elemento perturbador para  la Iglesia. Fue creada en 1478 por los Reyes católicos y abolida en 1834 con el reinado de Isabel II. Los procesos inquisitoriales se hacían en tribunales compuestos por distintos cargos, entre los que destacamos los siguientes: Inquisidor, clérigo especialista en derecho; procurador fiscal, encargado de elaborar la acusación; calificadores, quienes determinaban si existía delito contra la fe; consultores, juristas que aconsejaban al tribunal, alguacil, quien detenía al acusado.

Una vez expuestos los elementos participantes veamos cuál es el procedimiento inquisitorial. En primer lugar se hacia una investigación para acusar a alguien y se le instigaba a que realizara la delación espontanea; acudiendo al tribunal para declarar que a pesar de lo oído abrazaba la verdadera fe y además se le pedía delatar a alguien. Posteriormente se ratificaba al delator a través de unos testigos y además se buscaba en los archivos para ver si alguien cercano había estado en algún tribunal. Tras esto los teólogos calificaban la injuria, se mandaba a prisión y se le quitaban sus bienes. En este momento surge el proceso como tal en que se le sometía a preguntas al acusado hasta que confiesa, incluso a través de la tortura. A continuación se notificaba la pena y finalmente se le condenaba. Ésta podía ser desde autos de fe, hasta morir en la hoguera. Ahora veremos los casos que se produjeron en Novelda.

Con la expulsión de los moriscos se prestaba la atención a aquellos niños que se quedaron en la península buscando su rápida integración a la fe católica.

inquisicion

Veamos por ejemplo  el caso de un chico de 15 años de Novelda, quien acude al tribunal iquisitorial y es absuelto “ad cautelam” ya que abraza la fe cristiana:

“Juan Zaraste cristiano nuevo (…) sus padres avian sido moros y habían bibido

como tales

(…) y le avian enseñado a ser moro y hazer sus ceremonias. (…) y dixo que quería vivir y morir en la ley de ntro. S. Jesucristo. Y pidió misericordia (…) se ratificó sus confesiones (…) y fue absuelto ad cautelam”.

La mayoría de los casos que encontramos se trata de una serie de blasfemias o algún desprecio a la Iglesia. Veamos algunos casos: “después de muertos no ay Paraysso” “yo renegaré de Dios si no me lo pagas”. La condena fue la siguiente: “fuese reprehendido y advertido para adelante  del respeto con que avia de hablar de las cosas de dios nuestro Señor”. Como podemos observar no se trata de ninguna condena grave, tan sólo un mero aviso.

Con la reforma religiosa iniciada en el siglo XVI, surge una búsqueda  espiritual que pretende la relación directa del alma con Dios, dejando apartada a la intermediación eclesiástica. A éstos se les conoce como iluminados o alumbrados. Existen varios casos de alumbrados en Novelda y las penas eran distintas según la naturaleza de los alumbrados; si eran clérigos la pena era mayor. Veamos que ocurrió.

En 1679 se hace un proceso inquisitorial contra diez alumbrados de un mismo grupo. La pena para la mayoría de ellos fue la siguiente: “Al volver del auto se le quitó el San Benito y fue recluso por dos meses en el conbento de Carmelitas descalços desta ciudad para que en ellos sea instruido en los misterios de ntra. Santa fee, y cumplidos está desterrado de Novelda, Madrid y Murcia y seis leguas en torno por seis meses”. Sin embargo,  para el clérigo presbítero Damian Albert la pena fue distinta. “Condenado a Abito y Cárcel perpetua yremisible, la qual cumpliese sin el avito recluso en un conbento (…) privado de todo oficio y beneficio eclesiástico y suspenso perpetuamente de los exercicios de sus hórdenes

También encontramos delitos de  herejías y falsas doctrinas pero las penas eran similares a la expuesta en primera instancia.

Lo más llamativo de la Inquisición en Novelda es la cantidad de funcionarios de la inquisición, lo cuales eran 7, con una población, según el Censo de Aranda de 1769 de 4.495 vecinos, mientras que Elche con una población de 16.447 vecinos tenía a 6. Debido a la escasez de datos deducimos que esto se debe  a que la designación de familiares del santo oficio en Novelda estuvo referida al monopolio de una sola familia.

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Fiestas de Novelda en el siglo XVIII

El movimiento festivo que se desarrolla en Novelda en el siglo XVIII bien puede considerarse como las bases tanto  estéticas como artísticas de las actuales festividades que se dan en esta ciudad. Así como apunta Miguel Ángel González:

“Los elementos que se utilizan en las fiestas locales actuales (…) en la mayoría de los casos son la evolución de elementos festivos utilizados en siglos pasados…”

Muchos de estos elementos ornamentales son una mera evolución de los que se utilizaban en siglos pasados, como por ejemplo: las carrozas que actualmente conocemos evolucionan de los carros triunfales del Barroco.

Gran parte del modelo festivo en Novelda durante el S.XVIII se basa a elementos propios de la Edad Media principalmente, a pesar que se han recogido otros muchos de siglos posteriores dado que estas festividades se han transmitido por tradición al igual que en la Edad Media se transmitían  las leyes.

Tras la llegada al trono de los Borbones no se han observado ningún cambio en cuanto a la estructura de las mismas se refiere. No obstante, las modificaciones que surgieron a lo largo del siglo XVIII acusan al cambio social imperante como a la incesante inmigración. Estos aportaron diferentes matices en los elementos más clásicos de las fiestas sin alterar la raíz de las mismas.

Las festividades que se han llevado a cabo a lo largo del S.XVIII  confluyen en aspectos básicos. En su mayoría son celebraciones en honor a santos, patronos y personalidades nobles como pueden ser : las fiestas por Santa María Magdalena, por Sant Pere, las rogativas por falta de agua que se encomendaban a los santos de Novelda, las festividades al Marqués de la Romana y al patrono de la Villa de San Roque. La ornamentación así como los gastos en cada festividad dependería a quien se debía la festividad. La pólvora para los morteretes, el dulzainero, las misas, las luminarias nocturnas, los toros, vino, frutas etc., son elementos que estaban presentes en estas festividades.

No es hasta 1770 cuando por Orden del Consejo de Castilla se ordena que todos los municipios realicen un Expediente en el que se regulen las fiestas quedando reflejado tanto la fecha como el motivo al que se dedicaban. Dicho expediente se encuentra en el Archivo Histórico Nacional.

A través del recorrido que Miguel Ángel González realiza en su artículo se puede establecer un calendario festivo anual durante el S.XVIII y explicar algunos de sus elementos a pesar de que algunos de ellos no se mencionen en el Expediente se conoce sus existencias por referencias concretas:

Los Arcos Triunfales pueden ser un reflejo de los arcos romanos aunque el material de construcción de estos era de piedra mientras que a partir de la Edad Media se adornaban con motivos florales. Este adorno se situaba en la entrada y salida de  las calles y equivalen a las luces de colores actuales. Los adornos en las fachadas eran frecuentes sobre todo las telas de colores de terciopelo rojo o negro.

Las luminarias – frecuentes desde el S.XV por la falta de luz en las calles- su cometido era iluminar todas las calles como síntoma de que la ciudad se encontraba en fiestas. Para ello. Utilizaban unas cazuelas llenas de aceite que prendían con mechas de lino o algodón. Las luminarias se colocaban en las fachadas y en las terrazas más altas. Actualmente han evolucionado a las bombillas de colores que alumbran las calles.

Los carros triunfales solían ser de madera e iban tirados por mulas o caballos, hoy en día han derivado en las carrozas. Las corridas de toros eran muy similares a  las actuales siendo  algunas herencia del pasado como los encierros que se llevan a cabo en Pamplona. Por otra parte, la función de los morteretes era la de explosionar y causar un enorme estruendo.

También se representaban comedias o entremeses teatrales para los cuales se empleaban elementos de la Iglesia como sillas y bancos.

El origen de las festividades de Novelda se remonta hasta la Edad Media, viendo como su estructura mantiene su base en la actualidad dado que se han transmitido de generación a generación mostrando la identidad cultural de la ciudad.