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La construcción de la Iglesia Parroquial

E trobat que estan cubertes dos navades della y que se li ha fet relasió a sa Señoria que fá mes de quaranta anys qu’ es comença a fer obra della  […] provehí e maná que ab tota diligensia, dins sis anys, sots pena de cin cents ducats, dits Justisia e Jurats donen ordre en acabar dita obra.

Visita pastoral del Obispo Dr. Don Joseph Esteve (2/10/1595)

Aunque en 1553 se inició la construcción de la que iba a convertirse en la Iglesia Parroquial de la villa de Novelda, cuarenta años después los trabajos estaban prácticamente paralizados tal y como advierte el obispo Esteve en la visita pastoral del año 1595. La construcción se reanudó a buen ritmo y sólo siete años después, en la siguiente visita, ya se puede oficiar misa.

Fueron los habitantes de la entonces villa quienes se encargaron de los gastos de la obra, aportando por orden del obispo un total de 125 libras anuales. Pero construir la iglesia era mucho más costoso de ahí que se adoptase la solución de abrir capillas familiares con un precio de 52 libras cada una.

Foto del campanario original de la iglesia parroquial, derruido en el siglo XX.
Foto del campanario original de la iglesia parroquial, derruido en el siglo XX.

Alrededor de 1620 podemos documentar la planta original con el campanario, obra de Josep Bernabeu,  incluido. Con una anchura de 15 metros por 25 de profundidad, cubierta por una bóveda, la única nave central a la que se abrían ochos capillas familiares constaba de un único acceso por una puerta de madera. La arquitectura principal ya estaba pero faltaban detalles, algunos de gran importancia como es el pavimento sobre todo de las capillas, o los retablos e imágenes que decorarían el interior.

A pesar de los recursos limitados de la villa, se erigió una Iglesia Parroquial en el estilo artístico de la época: el barroco. Un barroco que está comenzando su andadura en España por lo que sigue conservando rasgos del estilo herreriano, esto es, las formas geométricas y  la escasa decoración que dan lugar a edificios sobrios. La utilización de interiores enlucidos – aspecto este en el que se insiste mucho por parte de los distintos obispos en las capillas que aparecían “sin enlucir ni pavimentar”- y materiales poco costosos como el ladrillo, la madera o la piedra reutilizada de la antigua mezquita, es también un signo característico de este primer barroco español que se extiende hacia la mitad de la centuria.