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Erasmismo, mística e Inquisición: los alumbrados

La religión ocupará un papel importante en los debates intelectuales del siglo XVI debido a la situación decadente de la Iglesia Católica y su necesidad de reforma urgente proponiéndose una nueva espiritualidad de carácter más personal con la lectura de las Sagradas Escrituras como uno de puntos claves. Tanto el católico Erasmo como Lutero, artífice de la Reforma Protestante que acabará con la unidad de la iglesia católica, abogan por estas medidas que ya empezaron a plantearse siglos atrás sobre todo con los llamados Hermanos de la Vida en Común de Groote o las figuras de Jan Huss y John Wycliffe.

El Concilio de Trento (1545-1563), sin embargo, acabará con las expectativas de reforma dentro del seno católico reafirmándose en las posturas tradicionales de la iglesia católica y ratificando la herejía en todos aquellos postulados que distaran de la ortodoxia dictada por el concilio.

Erasmo de Rotterdam

Desde la década de los años veinte los Tribunales del Santo Oficio se llenaran de causas contra personas acusadas de “eramistas” y “alumbrados” aunque, según los estudios existentes, no hubieron tantas acusaciones de “luteranismo” quizá porque su influencia fue cortada de raíz prohibiéndose sus libros mientras que, por ejemplo, las obras de Erasmo continuaron teniendo un gran prestigio durante el reinado de Carlos V puesto que el de Rotterdam era protegido del emperador.  Los luteranos, obviamente, sufrieron una gran represión siendo condenados a muerte por el Tribunal de probarse su afiliación a la causa protestante.

El problema no eran los seguidores de la doctrina erasmiana sino aquellos que iban un paso más allá y que no sólo adoptaban ciertos aspectos de la propuesta erasmista sino también aspecto de la doctrina protestante. Nos estamos refiriendo al caso de  los grupos de alumbrados y recogidos cuyos procesos inquisitoriales abarcan desde el siglo XVI hasta el XVII.

A grandes rasgos los alumbrados propugnaban la completa unión con Dios a través de una iluminación interior basada en la oración individual. Así mismo cuestionaban las jerarquías eclesiásticas, los sacramentos y las obras piadosas entrando en claro conflicto con la Iglesia por lo que fueron rápidamente perseguidos por la Inquisición. Está documentada una mayor presencia de estos grupos en Sevilla, Toledo, Extremadura y Valencia.

La existencia de un importante grupo de alumbrados en Novelda (del que daremos cuenta en próximas entradas) en torno a 1679, más de un siglo después del Concilio de Trento, evidencia que una parte de la población seguía necesitando una nueva religiosidad de carácter más intimista y recogido tal y como se venía planteando en Europa desde finales de la Edad Media y tal y como lo había planteado Erasmo más de un siglo y medio antes. Cabe preguntarse también la influencia que sobre este grupo tuvo la mística española del siglo XVI donde destacan grandes figuras como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz aunque estos autores si bien firmes defensores de una mística interior no se alejaron de la doctrina católica en ningún momento.

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La construcción de la Iglesia Parroquial

E trobat que estan cubertes dos navades della y que se li ha fet relasió a sa Señoria que fá mes de quaranta anys qu’ es comença a fer obra della  […] provehí e maná que ab tota diligensia, dins sis anys, sots pena de cin cents ducats, dits Justisia e Jurats donen ordre en acabar dita obra.

Visita pastoral del Obispo Dr. Don Joseph Esteve (2/10/1595)

Aunque en 1553 se inició la construcción de la que iba a convertirse en la Iglesia Parroquial de la villa de Novelda, cuarenta años después los trabajos estaban prácticamente paralizados tal y como advierte el obispo Esteve en la visita pastoral del año 1595. La construcción se reanudó a buen ritmo y sólo siete años después, en la siguiente visita, ya se puede oficiar misa.

Fueron los habitantes de la entonces villa quienes se encargaron de los gastos de la obra, aportando por orden del obispo un total de 125 libras anuales. Pero construir la iglesia era mucho más costoso de ahí que se adoptase la solución de abrir capillas familiares con un precio de 52 libras cada una.

Foto del campanario original de la iglesia parroquial, derruido en el siglo XX.
Foto del campanario original de la iglesia parroquial, derruido en el siglo XX.

Alrededor de 1620 podemos documentar la planta original con el campanario, obra de Josep Bernabeu,  incluido. Con una anchura de 15 metros por 25 de profundidad, cubierta por una bóveda, la única nave central a la que se abrían ochos capillas familiares constaba de un único acceso por una puerta de madera. La arquitectura principal ya estaba pero faltaban detalles, algunos de gran importancia como es el pavimento sobre todo de las capillas, o los retablos e imágenes que decorarían el interior.

A pesar de los recursos limitados de la villa, se erigió una Iglesia Parroquial en el estilo artístico de la época: el barroco. Un barroco que está comenzando su andadura en España por lo que sigue conservando rasgos del estilo herreriano, esto es, las formas geométricas y  la escasa decoración que dan lugar a edificios sobrios. La utilización de interiores enlucidos – aspecto este en el que se insiste mucho por parte de los distintos obispos en las capillas que aparecían “sin enlucir ni pavimentar”- y materiales poco costosos como el ladrillo, la madera o la piedra reutilizada de la antigua mezquita, es también un signo característico de este primer barroco español que se extiende hacia la mitad de la centuria.