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Frases célebres

– ¿Una esposa? No es éste ninguno de los requisitos indispensables de la vida.

–  Toda cualidad del espíritu que es útil o agradable a la propia persona o a otras, proporciona un placer al espectador, suscita su estimación y es admitida bajo la honrosa denominación de virtud o mérito.

– La avaricia o el deseo de lucro es una pasión universal que opera en todas las épocas, en todos los lugares y sobre todas las personas.

– Si se admite que el suicidio es un crimen, sólo la cobardía puede impulsarnos a él. Si no es un crimen, tanto la prudencia como el valor nos obligan a desembarazarnos de la existencia cuando ésta se convierte en una carga.

– Nada resulta más sorprendente para el que examina los asuntos humanos con mirada filosófica que la facilidad con que la mayoría es gobernada por la minoría.

– Las primeras ideas de la religión han surgido no de la contemplación de las obras de la naturaleza, sino de la preocupación por los sucesos de la vida y de las esperanzas y temores incesantes que actúan en la mente humana.

– La primera cualidad de un historiador es ser veraz e imparcial, la segunda es ser interesante.

– Las decisiones filosóficas no son otra cosa que reflexiones sobre la vida ordinaria, metodizadas y corregidas.

– La razón es y debe ser solamente la esclava de las pasiones.

– La avariciao el deseo de lucroes tan universal como la pasión, que actúa en todos los tiempos, en todos los luagres y sobre todas las personas.

– No hay para mí nada tan agradable que la conversación libre de un amigo.

– La belleza de las cosas existe en el espíritu de quien las contempla.

– El arte confecciona un vestido, la naturaleza produce un hombre.

– Los errores en materia de religión son peligrosos, en filosofía son simplemente ridículos.

– La oscuridad es efectivamente penosa para la mente, como lo es para el ojo, pero sacar la luz de la oscuridad, por el esfuerzo que sea, ha de ser deleitable y producir regocijo.

– Sé filósofo, pero en medio de toda tu filosofía sé  hombre.

– Todo el mundo se queja de su mala memoria, nadie de su poco entendimiento.

– Nada es más libre que la imaginación humana.

– Ningún testimonio es suficente para establecer un milagro, salvo que su falsedad fuese más milagrosa que el hecho que se trata de establecer.

– Pues siempre que la repetición de un acto u operación particular produce una propensión a renovar el mismo acto u operación, sin estar impelido por ningún razonamiento o proceso del entendimiento, decimos siempre que esta propensión es el efecto de la costumbre.