Al termino del siglo XIV violencia contra los judíos creció; la Inquisición empezó con esperanzas a terminar los conversos de practicando su religión original. Había muchos pogromos por todo España y en junio de 1391 fueron sangrientos. En Sevilla sienes de judíos fueron matados y un sinagoga fue destruido. Como consecuencia fue un conversión de masas de judíos por resulto de lo miedo que tenían. En 1438 los judíos fueron expulsados de Andalucía y en 1492 los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de todos los judíos en su reinado. Esa declaración dejo a los judíos dos opciones: conversión al catolicismo o exilio. Muchos que decidieron mudar fueron a Portugal o Moroco. El bautizo forcado era contrario al ley de la iglesia católica, así que esos que fueron forcados a convertir podían regresar al judaísmo, pero muchos no regresaron en miedo de la violencia. El número estimado de judíos afectaron es 40,000 y 800,000.
Los moriscos eran la gente del Islam que convirtió a la religión cristiana. Los moriscos recibieron tratamiento menos severo que los judíos. “La revuelta de las hermandades” fue de 1519-1523. Eran sospechados de practicar su religión antigua. En 1609 el Rey Felipe III expulsó miles de moriscos.