De tengo una corazonada a esto lo arreglamos entre todos, pasando por la compra de millones de vacunas para una gripe muy sospechosa.

Mucho se está hablando de la actual situación socioeconómica. Pero se escuchan a pocos economistas opinar sobre qué factores son los que nos han sumido en esta crisis económica. Es una opción, hacer pronósticos y dejar que pase el temporal, para luego seguir haciendo valoraciones, la mayoría de las veces interesadas.
Se han adoptado una serie de medidas encaminadas a reducir el déficit. Entre esas medidas no figura la reducción de gastos vergonzosos. Se invierte poco en educación y mucho en armamento, gasto farmacéutico, curas, sindicalistas y políticos. La partida de dominó la juega el cura, el farmacéutico, el alcalde del pueblo y el sargento primero. España participa en misiones de paz (guerra), mientras se reduce el salario de los funcionarios y se congela el de los pensionistas. Parece que se pagan sobrecostes en la organización de encuentros con el Papa. Algunas ciudades poseen hasta dos circuitos de formula 1. Y ahora, dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Desde luego unos más que otros. Para beneficio de los de siempre.
Si de algo puedo estar satisfecho es de lo poco que he leído y que creo que me ha servido para que cuatro sindicalistas no me intenten convencer de lo que no se creen ni ellos mismos. La clase política y empresarial actúa en consecuencia. Hace lo que le da la gana. O lo que le dicen que tiene que hacerse. Es vergonzoso ver cómo se están riendo de la ciudadanía del modo como se están riendo, y más vergonzoso aún la actual actitud pasiva de todos nosotros, donde lo único que se ven son amenazas por parte de unos agentes sociales no creíbles. Dónde estaban esos agentes, y qué hacían y hacen ante la economía sumergida, ante el despilfarro, ante los contratos en fraude de ley.
Los cuentos y las fábulas en la etapa infantil son material básico para intentar entender y comprender el mundo. Del mismo modo que no me creo el cuento de los sindicalistas, no me creo las promesas de políticos. Y menos aún las promesas del mercado. Menos mal que no había burbuja. El consumo y el optimismo mandan, para enriquecimiento de los especuladores. Y la duda es si esto se va a ver afectado de algún modo por las posibilidades que nos ofrece la tecnología actualmente, a todos los niveles. Desde el acceso a la cultura y a la información hasta las posibilidades de comunicación a través de las denominadas redes sociales. Pero poco se está avanzando en este terreno. Supongo que habré pasado la gripe y menos mal que no eligieron Madrid para uno de los negocios deportivos más rentables. Dicen que las primas de los futbolistas españoles si ganan el mundial son desproporcionadas ante la actual situación económica . De mayor quiero ser futbolista. O no. Creo que prefiero seguir leyendo.