El judaísmo español en el siglo XV

Los trágicos acontecimientos de 1391 y la catequesis militante de los años 1413 – 1414 habían mermado considerablemente el número de judíos en la Península. Después de las conversiones masivas la comunidad hebrea ya no volvió a recuperar el nivel de antaño; salió de la crisis no sólo físicamente disminuida, sino moral e intelectualmente destrozada. La misma geografía del judaísmo peninsular se había transformado por completo.

En la Corona de Aragón muchas aljamas principales habían desaparecido, como las de Valencia y Barcelona. Sólo sobrevivieron treinta y cinco.

En la Corona de Castilla, el hecho más llamativo fue la decadencia de las grandes juderías urbanas del sur; Andalucía se transforma desde entonces en zona donde abundan los conversos. Menos tocada por las violencias de 1391, la Meseta norte conserva juderías importantes, pero aquí también, como en la Corona de Aragón, se observa una gran dispersión. Los cien mil judíos de los territorios castellanos están repartidos en más de doscientas aljamas, con la misma tendencia hacia villas pequeñas, incluso zonas rurales.

En Toledo, que en el siglo anterior se podía considerar como la capital del judaísmo castellano, sólo quedaban unas cuarenta familias de hebreos. En cambio, llama la atención el florecimiento de la judería de Talavera de la Reina.

La tensión que había caracterizado los últimos años del siglo XIV y los primeros del XV se vuelve menos fuerte a partir de 1420. Ha fracasado el intento de asimilación llevado a cabo por la fuerza entre 1391 y 1415, la Corona de Castilla vuelve a aceptar oficialmente que una minoría de sus súbditos tenga otra religión. Las aljamas recobran su autonomía judicial para juzgar y castigar conforme a sus leyes a los fieles que infrinjan sus normas, sólo que ahora no pueden condenar los malsines a la pena de muerte. Quedado sentado el principio básico de reunir periódicamente a los procuradores de las aljamas para ordenar los intereses comunes de la población judía.

Reorganizada sobre estas bases, la comunidad hebrea de Castilla se reconstituye, aunque ya no volverá a conocer el esplendor de épocas anteriores.

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