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Opinión

Mi discurso de despedida

Como habitual discurso de despedida podría escribir sobre el pasado y el futuro. Sobre lo jóvenes que éramos (unos más que otros) el día que llegamos y sobre lo que nos espera a partir de ahora, un año después de haber salido de la Universidad. Como no me creo más original que nadie hablaré justamente de eso, del pasado y del futuro pero un poco a mi manera.
En 1355 en Oxford (perdón me tira la Historia) un grupo de estudiantes puso en duda la calidad de la cerveza que estaban tomando. El tabernero les citó en la calle, un jarra voló hasta su cabeza y  la discusión se convirtió en pelea, la pelea en reyerta y la reyerta en revuelta. Durante los dos días que duró la contienda los estudiantes solían refugiarse tras los muros de la Universidad que como institución eclesiástica era inviolable, hasta que fue asaltada. La contienda entre ciudadanos y estudiantes se saldó con 93 muertos y con una curiosa concesión. Cada año una comisión universitaria probaría y daría el plácet a la cerveza que se consumirá a lo largo del próximo año. Esta tradición llega hasta hoy.
Este no es un texto nostalgico que pretenda acabar con una exaltación de cualquier tiempo pasado. Esto es una mirada a la Universidad y a lo que la debe convertir en diferente. La Universidad en la que yo me he formado es una institución pública. Quizá público en los tiempos que corren a más de uno le pueda sonar peyorativo pero no significa nada más y nada menos que de todos. La Universidad es de los profesores que dedican su vida a ella, es del personal que trabaja en ella, es de los alumnos que se forman en ella, es de los que pagan tasas y matrículas en ella pero también es de los que no pasan por ella, como aquel tabernero y aquellos ciudadanos a los que se enfrentó el día de Santa Escolástica.
Parece que hay mucha gente que espera muchas cosas de la Universidad, es más podríamos decir que hay tantos modelos de universidad como personas susceptibles de leer esto (seguro que más). Probemos comenzando por aquello que no debe ser la Universidad.
La Universidad no es o no debe ser únicamente una factoría de trabajadores que cubran las necesidades del mercado laboral. No es o no debe ser una cantera/escuela de políticos ni una herramienta política. No es o no debe ser un nido de serpientes donde tu éxito dependa del fracaso de los demás. No es o no debe ser un lugar donde el mamoneo sea la única forma de subsistencia y cohabitación. No es o no debe ser un lugar donde se le corten las alas a aquel que vuela diferente. No es o no debe ser un lugar de fragmentación social cuyo paso te conceda un determinado estatus. No es o no debe ser un lugar donde se emitan o donde se consigan exclusivamente títulos.
Entonces volvemos al mismo problema de inicio, al qué debe ser la Universidad y a lo que cada uno de nosotros espera de esta institución. Busquemos pues una máxima, algo tan general y claro al mismo tiempo que nos ponga a todos de acuerdo. Se me ocurre algo así como: “La Universidad, institución que forma a individuos para que estos, de vuelta en la sociedad, influyan en ella mejorándola”. Y de nuevo surge una pregunta, ¿lo estamos consiguiendo? Si atendemos a la situacion actual y a las masificadas universidades la respuesta es un tanto desoladora. Así que fijemos la idea de Universidad que queramos y luchemos (sí, sí luchemos) por ella. Porque una Universidad mejor repercutirá en una sociedad mejor y en una sociedad mejor, la cerveza es estupenda.
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Cine Opinión Varios

Good bye, Lenin! (2003)

Esto no es una crítica objetiva, pero ¿cuál lo es?.

La obra más afamada del director alemán Wolfgang Becker habla de los últimos días de la DDR, del despertar de un sueño, de la aspereza de la realidad, de la ironía de la vida y de la propia condición humana. Poco antes de la caída del muro la madre de Alex (Daniel Brühl) entra en coma. Durante los meses en los que se ausenta el país en el que vivía y del que era ferviente activista se desmorona. Al despertar, su delicado estado de salud obliga a Alex a crear la ficción de que el muro nunca ha caído. Esta fantasía sobrevive gracias a la inconmensurable voluntad de un Alex acuciado por las evidencias de la realidad. A partir de ahí encontramos dos películas, la trama que se desarrolla en el mundo real y la Historia-ficción que Brühl urde y que, como él mismo nos dice, acaba por cobrar vida propia y por convertirse en la Alemania que él siempre habría deseado.

Sin querer dotarlo de un análisis trascendental ni tratar de decir más de lo que el director quería plasmar, no puedo evitar en cambio reflexionar sobre varios aspectos de la película. La entrada en el coma es para mí el colapso del sistema. Un punto de inflexión en el que se gesta el nuevo Estado. Un mecanismo de desconexión que da lugar a la materialización de un mundo ideal. La aspiración comunista ha degenerado en un sistema burocrático, militar y dictatorial, algo que se aleja mucho del paraíso soñado. Además su necrosis se hace cada vez más patente cuando al otro lado del muro se dejan ver los relucientes colores del marketing del capital. Colores que el propio Alex observa mientras trata de construir esa nueva Alemania alternativa pero, ¿quién necesita más esa nueva Alemania?

La grandeza de la cinta reside en que mientras nos regodeamos en el juicio de una sociedad caduca, suave y delicadamente unas gotas empiezan a salpicar de crítica nuestro idealizado mundo capitalista. Gotas que no tardarán en convertirse en torrente que refresca nuestras cabezas durante los 118 minutos que nos regala Becker.

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Cine Varios

1 Franco, 14 pesetas

Entrañable puede ser una palabra cursi o en un giro irónico referirse a algo que te revienta las entrañas. En este caso tengo claro que nos iremos a la acepción más naif para definir la película que aquí nos trae. 1 franco 14 pesetas es la “opera prima”, esto sí que es cursi, de Carlos Iglesias. Este, todavía actor y descubierto director, que ganó de forma muy meritoria la nominación a los Goya como mejor director novel nos transporta a un tiempo  que parecíamos haber olvidado. Aquel en el que todavía éramos menos que nada y para ganarnos el pan teníamos que salir al extranjero. De un tiempo en el que vivíamos horadando nuestro propio ombligo mientras el mundo cambiaba. Pero esta película es tan antigua como actual y tiene la ternura necesaria como para retratar cruelmente muchas de nuestras bajezas. Iglesias retrata el españolito de un tiempo y al de hoy pero lo hace oponiéndolo al modelo exterior (al suizo en este caso) y apuntando a nuestras vergüenzas y a veces incluso a alguna de nuestras grandezas, devolviéndonos el sabor agridulce que tiene todo el que haya vivido fuera.

Mi consejo: recomendable.

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Opinión Varios

Bendito pan, bendito circo

Hoy es inevitable hacer una referencia al mundo del fútbol. Después de años de mundial y con la historia que estos arrastran un equipo como el de la Selección ha alcanzado finalmente un puesto para el que parecía estar vetado; al que por más que desplegase un juego excelso y de entrega era imposible alcanzar. Finalmente se le ha concedido una recompensa.

Pero siempre que se produce un evento de este alcance proliferan como hongos intelectualoides que no contentos con sentirse de una clase superior por estar más allá del mal y el bien hacen ostentación de ello y tratan de inferior, de cenutrio, a cualquier aficionado o interesado. No será la primera vez que alguno hace referencia a la tan manida expresión de “pan y circo” para evidenciar que el fútbol es un entretenimiento de masas con el fin de contentar a la plebe y desviar su mirada sobre los verdaderos problemas. A esos pseudointelectuales les diría que un vistazo, no ya al amplio universo futbolístico sino al restringido ámbito de los mundiales, nos enseña mucho. Como por ejemplo como Alemania consiguió una victoria moral y una resurrección espiritual tras la debacle y los horrores de la II Guerra cuando alcanzó la victoria en el mundial de Suiza del 54. Cómo un país como Uruguay (hoy 3 millones de habitantes) se proclamó campeón de la 1era edición en 1930 y reeditó su victoria 20 años más tarde ante 200.000 brasileños en el famoso maracanazo. La historia de los mundiales nos señala la hipocresía de la FIFA cuando mantuvo la sede de Argentina 78 en plena dictadura y la falta de escrúpulos de los combinados que no fueron capaces de hacer un plante. Nos enseña además como los mundiales han servido de elemento propagandístico para regímenes como el de Mussolini en el 34 o como el compadreo de Rimet adjudicó la sede de Francia 38; del mismo modo que las petroleras norteamericanas y Adidas en su lucha de influencias acabaron por sustituir la sede de Colombia por la de México. Nos evidencia como la devoción de un país convierte en divina una jugada ilegal o como Alemania devuelve a Inglaterra un gol fantasma 44 años después. Nos enseñan cual es la tendencia de los mercados al elegir nuevas sedes hacia donde expandir el negocio (mundial de Japón-Corea ´02 o Sudáfrica ´10) y como aprovechar para tomar medidas políticas cuando se está más atento a otras cosas, como el reciente caso de la reforma laboral el día del debut español o como cuando en el 66 el primer ministro británico Harold Wilson congeló salarios y dividendos mientras los súbditos/aficionados atendían a cómo Inglaterra ganaba su primer y único mundial. Pero sobretodo nos recuerda como fútbol y política van tan de la mano que los equipos se organizan en función del origen de sus jugadores al mismo tiempo que nos revela cómo se traza la delgada línea roja que separa nación e interés constatando lo relativo del asunto.

Más allá de todo esto, el fútbol es un divertimento y una distracción como cualquier otra y si dejamos que nos envilezca, que nos distraiga, no hay que buscar más responsables que nosotros mismos. Quizá levante tantas suspicacias por ser tan arrollador, por hacer de cualquier aficionado un experto, por sus sumas desorbitadas y estar siempre en primera línea. Entretenimiento es fútbol, es deporte pero también es cine y es música o arte y literatura. Cada uno en su momento y lugar pero su grandeza o bajeza dependerá de cómo los afrontemos, de lo que saquemos de ellos. Porque en prosa se puede escribir “Crimen y Castigo” o el índice de libros prohibidos, con el mismo pincel pintar “Las Meninas” o trazar los planos de Auschwitz y en 8mm podemos rodar “La Ricota” o “El triunfo de la voluntad”. No busquemos en el fútbol el origen de todos nuestros males, o sí, hagámoslo, porque entonces nos descubriremos señalándonos frente al espejo.

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Opinión Varios

¿Qué está pasando en Prisa?

No me considero ni mucho menos un entendido en la materia pero sí que he venido siguiendo los movimadslzone.tvientos en el mundillo de los medios de los últimos años. Pedir que en España exista un medio del todo imparcial y no politizado parece ya un ejercicio de imaginación excesivamente arduo en el que ya solo nos entretiene creer en una definitiva evolución de la televisión pública. Contar aquí con algo semejante a la BBC británica resulta por tanto una quimera y más en un país en el que somos tan suspicaces a la hora de encontrar politizadas las noticias como, por el contrario, tan abierta y personalmente apolíticos. Hay quien opina que en realidad esto no es malo, que la contraposición de informaciones tendenciosas acaba por resultar o formar en el espectador una opinión propia, personalmente permítanme que lo dude y más en un mundo en el que tan acostumbrados estamos a la noticia, más que masticada, digerida y excretada.

Hace unos años el gobierno socialista abrió la manga para la entrada de dos nuevas televisiones privadas, La Sexta y Cuatro y pocos años más tarde y con la llegada de la TDT el dial se poblaba en sus franjas altas de emisiones de marcado corte conservador (incluso un poquito más). De aquellas grandes televisiones destacaba su, en principio, cercanía ideológica. La primera de tendencia izquierdista y con la inversión en productoras con marcado fin deportivo y medios complementarios (Diario Público); y la segunda perteneciente a un grupo bien conocido, Prisa. Durante su corto periodo de vida se han batido en duelo recíproco y global en el campo de batalla de la televisión. Las dos decidieron apostar por una televisión de “calidad” asociando el término casi exclusivamente a la no emisión de programas del corazón o sensacionalistas. Si Cuatro parecía renunciar a aquella premisa con la difusión de programas como Channel nº 4 o matinales como Las Mañanas y se marcaba tantos en la retransmisión de grandes eventos deportivos (Eurocopa 08) con un equipo contrastado en las ondas de la emisora del grupo (SER) y programas de producción propia de cierto éxito (Callejeros); La sexta respondía con la compra (o los litigios por esta) de los derechos del futbol, baloncesto o programas de humor como Se lo que Hicisteis (a partir de la crítica a programas del corazón) el Intermedio o Buenafuente, con más éxito de crítica que de público.

Tras la muerte del fundador Jesús de Polanco en 2007 los designios de la cadena del punto blanco parecen haber navegado a la deriva en las revueltas aguas de los medios españoles. Hace cosa de un año empezaron a escucharse los primeros rumores de fusión. Aunque la tendencia natural en lo que a líneas editoriales se refiere nos hubiese hecho pensar en una fusión entre las dos novatas, las cadenas veteranas veían en aquellas un suculento pastel al que se hacía difícil resistirse. Durante meses las uniones y rupturas “sentimentales” se sucedieron a ritmo vertiginoso pero la guinda del pastel la puso el anuncio de que Cuatro había comprado los derechos para la emisión de un mundial al que España parece acudir, de una vez por todas, como favorito real. Telecinco, más popularmente conocida como la televisión de Berlusconi, no pudo resistirse y, más que fusionarse, su exceso de pasión le llevo a absorber a Cuatro en el beso que sellaba el enlace.

Seguro que a lo largo del relato he omitido datos e informaciones probablemente muy jugosas e interesante pero ya avisaba de mi corto recorrido en este campo. Por ello ahora simplemente recogeré los hechos que a vuelapluma recuerdo haber observado desde que se juraran aquellos votos nupciales. Con esta sucesión no pretendo indicar que cada hecho sea consecuencia del anterior sino que simplemente queden aquí recogidos.

El periodista y director de informativos Iñaki Gabilondo, con una más que dilatada trayectoria en el grupo y que había abandonado las ondaelproyectomatriz.files.wordpress.coms de la Ser para capitanear el nuevo proyecto de noticias Cuatro (que a su vez había degenerado en un revuelto de difícil distinción entre noticias y opinión), anunciaba su despedida y retiro a las más tranquilas aguas de CNN+ (también del grupo). Cuatro anunciaba la venta de los derechos del mundial mediante “subasta” a Telecinco (oh! Sorpresa). El director de contenidos (Daniel Anido) y el director de informativos (Rodolfo Irago) de la cadena SER eran condenados por la emisión de parte del contenido del sumario sobre el caso Gürtel. Paco González director de Carrusel Deportivo, programa líder de la radio deportiva y de larga tradición y reconocimiento en las ondas de la radio nacional, era suspendido indefinidamente de empleo y sueldo (algo que acabará más que probablemente con su despido) por unas “diferencias” con la dirección de la emisora. Por su parte el locutor y presentador de deportes Cuatro, Manolo Lama, se hacia el Harakiri televisivo en una conexión en directo carente de toda sensibilidad y en busca de una risa fácil demostrando que si bien era un meritorio narrador de partidos también nos encontrábamos ante un pésimo periodista. La disculpa de Lama llegó rápida pero tras haber levantado una polvareda que no ha hecho más que recordarnos aquello en lo que se había convertido su espacio de deportes, en un pseudo-informativo de tintes sensacionalistas donde sólo se salvaban algunos videos rescatados de la producción de Canal+.

¿Cuál será el próximo paso?, ¿en qué derivará aquella andanza del grupo en la televisión?, ¿hacia dónde navega Prisa? Sólo el tiempo nos dará respuesta pero lo cierto es que la misma “casa” que se erigía garante de la imparcialidad ha censurado los comentarios de sus oyentes en Carrusel, la que mostraba sin pudor su actuación entre el 11 y el 14 M pide hoy a sus colaboradores que eviten el tema González. En las aguas de la información la nave de la empresa líder zozobra sin rumbo haciendo peligrar aquello en lo que algunos ven el equilibrio necesario entre informadores.

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Varios

Apología de la existencia

La vida es picar una puta piedra. Aunque hay muchas maneras de picarla, ya sea con pico, a puñetazos, con la cabeza o sentarse para ver como otros la pican por ti, el caso es picarla. Y es picarla sin saber si quedará bien, si formará una parte esencial o banal de una obra superior o si no servirá de nada.

Aquellos que se acogen a una religión gozan del abrigo de creer, es decir de tener fe, en que más allá habrá otra u otras vidas, mejores o peores donde se pagarán las deudas o cobrarán los réditos de esta de ahora o donde se repetirán aciertos y errores. Aún así confluyen muchas veces con los que se denominan ateos en que quizá sea mejor dejar de picar. En encontrar un atajo que nos ahorre tanto trabajo, en dejar a un lado tanto sufrimiento y llegar al final por la vía rápida. Y no son pocos, por ejemplo ahí tenemos a nuestro amigo Hesse haciéndonos sentir unos infelices y obligándonos a plantearnos cada mañana frente al espejo si merece o no la pena seguir picando. Pero no es él sino el espacio en que vivimos, la sociedad que nos rodea, la que nos coarta, nos obliga, nos fuerza y nos hace pensar que no encajamos, que hemos equivocado el camino y que no encontramos un hueco donde ser y estar y que en caso de encontrarlo solo somos un producto de ella, solo lo habremos conseguido porque nos plegamos a sus exigencias. De esta manera caemos en definitiva en ese círculo vicioso, en ese vórtice en espiral que no hace defendernos, protegernos y hostigar a los demás, convertirnos en ese Homo Homini Lupus de Hobbes que nos hace devorarnos los unos a los otros.

Pero creedme si este es vuestro pesar, si creéis no tener sitio, he visto cosas tales que vosotros no dejareis de tener un espacio. Hasta el más eremita de los ermitaños no hace más que ocupar su lugar. Y si vuestro placer reside, como el de este, en sentiros al margen no dudéis, disfrutadlo.

Y con respecto a lo de picar disfrutad de cada descenso de vuestro pico, de las llagas en vuestros dedos, de las agujetas en vuestra espalda y de los callos en vuestras manos porque estaréis en la certeza de estar viviendo, porque recordareis que estáis aquí pero sobretodo no dejéis que nadie (ni mucho menos yo) os diga cómo ni qué es lo que tenéis que hacer porque al fin y al cabo vuestra vida es vuestra.

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Cine

Mi descubrimiento del cine iraní

Cuando hace poco me plantaron delante “Baran” supuse que encontraría un ladrillo sobre reflexiones acerca de la multiculturalidad. En cambio me topé con un nuevo motivo para recriminarme los prejuicios que todos, aunque sea un poco, solemos tener. La cinta podría haber sido firmada por cualquier director/a “occidental” y aunque tampoco pretendo hacer creer que se traten de dos obras maestras, ni tan siquiera apuntarlas como el dato nerd solo apto para culturetas, sí creo que por lo menos merecen ser tenidas en cuenta. Una semana después vi “Buda exploto…” esta vez al margen de los prejuicios y recordé lo mucho que se puede transmitir con la parquedad de medios. Ambas son dos películas de origen iraní, cargadas de simbolismo y de muchas lecturas. Aquí os dejo la mía.

Baran (Lluvia)” 2001

Tan iguales y tan diferentes. El amor tintado de admiración que el protagonista experimenta supera cualquier barrera de diferenciación cultural y pertenece a la propia existencia humana pudiendo hablar pues de una supra cultura como esencia humana que sería la de los sentimientos. Por otro lado la diferencia cultural en función de la procedencia pasa de estar latente (diferente reconocimiento laboral…) a ponerse de manifiesto de la manera más absoluta cuando él trata de entrar en su vida. El resto: condición, panorama etc. podría perfectamente emplazarse en una obra cualquiera de la construcción española.

Buda explotó por vergüenza” 2007

La violencia atrapa la existencia de los que todavía viven bajo las ruinas de Buda reventado por los talibanes. Esta envuelve los juegos de los niños quienes de manera especialmente interesante no diferencian entre talibanes y americanos sin hacer ascos a pertenecer a uno u otro bando. En medio de este panorama Baktay lucha por acceder a una educación. Algo que se le presenta harto difícil en un mundo en el que la única forma de escapar es dejarse matar.

El análisis sobre el primer film me parece mucho más claro y representa la problemática de la frontera. Se trata del mismo problema que tuvo Huntington cuando trata de situar una frontera entre las culturas para así poder diferenciarlas. Pero si él lo hizo empleando la religión como elemento diferenciador esta no parece ser la respuesta definitiva. A lo largo de la película observamos la evolución de los sentimientos de Lateef con respecto a la chica, del odio y el desprecio por haberle usurpado el puesto de trabajo y pertenecer a la minoría afgana sobre cuyas penalidades bromea hasta el amor cuando descubre que es una mujer o más bien una niña. A parte del marcado carácter sexista que Majid Majidi padece cuando nos muestra una chica endeble a la hora de trabajar de igual a igual con los hombres mientras que en las labores propias de la cocina sus aptitudes son óptimas, la película nos muestra a las claras un valor, el del amor (pero también la amistad de Memar el jefe de obra), superior a cualquier diferencia cultural. En cambio cuando Lateef trata de irrumpir en la vida de ella, cuando se acerca a su mundo descubre que su destino está sometido a los designios de su padre, a volver a su patria a colocarse el burka y volver a Afganistán.

Por su parte “Buda explotó…” comienza con la brutal explosión de los budas de Bamiyan en Afganistán y a partir de ahí sobre la vida que continua sobre el mismo escenario. En una de esas cuevas vive Baktay, una niña de corta edad quien fascinada por las historias que escucha leer a su vecino Akbhed (el hombre que dormía bajo el árbol…) decide ir a la escuela por iniciativa propia. Ante esta decisión las dificultades de la realidad afgana, de costear el material, de elegir si cuaderno o lapicero, de encontrar la escuela (la de niñas no la de niños claro está) que parece escaparse como el agua del rio, y de camino, la violencia instalada en la niñez. Los niños que juegan a la muerte y que instauran el terror en sus juegos infantiles. Niños que juegan a lapidar, a derribar aviones y a reventar budas. El simbolismo en una película cargada hasta las trancas de esto mismo alcanza su punto álgido en la escena final en la que Baktay ha de morir como solución última para lograr abstraerse de esa violencia mientras adultos sin rostro (igual que los verdugos pero también igual que los ajusticiados que van a morir) la rodean más atentos a trillar la mies que a prestar la más mínima atención a lo que suponen que son juegos de niños.

Así visto las películas parecen hablarnos de diversidad y unicidad cultural. Parecen hacernos reflexionar sobre la frontera anteriormente mencionada, sobre los factores de la misma y sobre su propia existencia. Nos hace plantearnos si la diferenciación  o la fractura Oriente-Occidente existe realmente cuando hablamos de cultura.

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Varios

To be or to be

http://zachary-jones.comHablando de todo un poco con un  crack que tengo por amigo acabamos desembocando en lo que podríamos describir como las grandes preguntas que, cuando no tienes cosa mejor, te sueles hacer. Como no nos juntamos tanto como debiéramos habituamos a repetir temas como los viejos compañeros que recuerdan anécdotas de la mili o de la juventud en general, algo que por cierto también solemos hacer aunque ninguno haya hecho el servicio militar. En una de estas conversaciones ya tocadas le descubrí reflexionando sobre lo que en otra anterior yo mismo le había comentado “¿te has dado cuenta de que en inglés como en otras lenguas no existe la diferencia entre ser y estar? En inglés se emplea el to be como en alemán el sein etc…” He de reconocer que en principio el comentario alimentó mi vanidad y me sentí incluso orgulloso hasta que me di cuenta de que él verdaderamente había reflexionado sobre eso mientras que yo tan solo lo había apuntado.

La diferencia entre ser y estar es tan tremenda que nos resultaba llamativo que en otros idiomas no se empleasen palabras diferentes sino que lo dejasen al matiz del contexto en que se formula. Estar es transitorio, es temporal y además indica lugar, pero por si esto fuera poco se emplea para lo que se dice de alguien: tal o cual persona está bien, mal, enferma… Por el contrario ser implica la propia existencia intrínseca del sujeto. No hay mayor declaración de intenciones ni principio más básico que la formulación “yo soy” mientras que el “yo estoy” puede resultar del todo más banal. Podríamos llegar a pensar que el estar es la proyección de nuestra imagen hacia el exterior, hacia la sociedad mientras que el ser es la reflexión interior y la idea del yo de cada uno. En este sentido llegaríamos al conflicto entre el ser o la idea de yo diferente al estar en la sociedad o a lo que somos en ella. Este interesante conflicto psicológico es solo uno de los que nos puede evocar esta disfunción lingüística porque visto de otra forma el estar formulado en primera persona no deja de ser un ser que aunque transitorio es ser al fin y al cabo. Cuando digo yo estoy y cualquier cosa a continuación esta no deja de ser algo propio, una reflexión temporal de lo que en ese momento soy y que no por dicha temporalidad deja de ser menos cierta que la formulada a partir del soy. Y si este sentido tanto tiene que ver ser con estar, ¿es tan descabellado emplear el mismo verbo? Bueno ahí creíamos coincidir en que la riqueza del lenguaje nunca está de más dado su propia imperfección y que a más matices más palabras no debe ser una fórmula del todo desencaminada.

De estas y otras cosas nos quedamos reflexionando largo rato sin pensar si en ese momento éramos o estábamos, si nos proyectábamos o si nos manifestábamos, si actuábamos o si éramos auténtica y completamente libres o creyéndonos libres de las cuestiones hacia nosotros, libres del yo y del nosotros.

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Opinión Varios

Con Haití en la memoria.

PH2010011301299Cuando uno se acerca a los medios estos días dan ganas de dejarlo. Apetece más apagar la tele, cerrar el periódico sintonizar otra emisora o abrir otra web. Esa es una de las primeras reacciones que tenemos cuando se nos acerca la catástrofe de Haití. Pero si nos forzamos a mirar, si tratamos de escuchar, más allá de las cifras se nos intenta transmitir un mensaje: no olvidemos Haití.

Hoy día estamos tan acostumbrados a ver barbarie y catástrofe a nuestro alrededor que ya no nos impacta. Es como si la cantidad de información que nos proporciona este mundo cruel nos saturase y hubiésemos creado en nuestro interior una frontera para el sufrimiento que una vez traspasada nos hiciese mirar el dolor más como producto de la ficción que de la realidad. Porque nos impactamos con una muerte violenta, nos horrorizamos con una docena pero el impacto no es proporcional cuando mueren miles, decenas de miles.

Pero la máxima está siendo otra. Parece que conscientes de la gravedad de la situación y con la lección aprendida de tantos otros haities ha calado un nuevo mensaje, el no olvidemos Haití. Pero lo olvidaremos. La noticia por más que se renueve y no deje de perder interés se quemará en las parrillas televisivas y dejará de ser interesante. Llegarán las segundas rebajas, San Valentín, una nueva ola de frío o de calor y dejaremos de hablar de Haití. ¡Pesimista! diréis pero pensemos en los otros haities que estamos olvidando en este momento y que esperan a que cualquier catástrofe les haga merecedores de tener sus quince minutos de fama entre estébanes y grandes hermanos. Porque sí, los medios también han de ser entretenimiento pero ciertamente las comparaciones son odiosas. Y si no qué pensáis que estamos haciendo en este momento sino olvidar los escenarios de miseria de las catástrofes pasadas y obviar los de las futuras. Porque ¿dónde están o cuáles son los próximos haities que aguardan a que les toque el próximo premio gordo? Y volviendo al principio ¿Qué será de Haití cuando se apaguen los focos de las cámaras?shade-at-beach

Hoy donamos dinero, exigimos buena voluntad y disposición de nuestros líderes, reconocemos la generosidad de actos benéficos varios pero mañana calmada nuestra conciencia consentiremos. Participaremos de un mundo en el que conviven la miseria con la opulencia en el que somos capaces de lo más grande y de lo más ruin, de un mundo en el que hemos encumbrado como máxima universal a la hipocresía.

Con la esperanza de que nos sirva de algo, de algo parecido al espejo que nos muestre nuestras vergüenzas, esperemos guardar por mucho tiempo a Haití en nuestra memoria.

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Opinión Varios

La Pena Capital

Si has podido conciliar el sueño, a las 4.00 horas serás despertado para entre las 4.30 y las 5.00 a.m. tomar tu últimaINYECCIÓN LETALcomida. En algunos Estados como deferencia se te dejará elegir el menú de tu última colación. En caso de pertenecer a alguna religión mayoritaria recibirás la visita de tu sacerdote, rabino, pastor o equivalente. Si eres culpable te arrepentirás seguramente como tu último acto de cinismo, si no lo eres, lo harás pensando en todos los porqués. Por qué te asignaron al último cabrón de abogado que acababa de salir de la Facultad, por qué habrías de conocer a quien no deberías o por qué no el hijo puta que te va a clavar una aguja no se la mete por el culo, aunque quizá también pienses en esto siendo culpable. Entre las 6.00 y 6.15 te traerán la ropa con las medidas justas que te tomaron hace apenas unos días. Al concluir te llevarán a la sala circular recorriendo el corto trayecto que tantas veces has imaginado desde que te trasladasen a esa celda de aislamiento. Un último vistazo a los que te rodean, al equipo de enfermeros, a los testigos sedientos de tu sangre que no se derramará sino que se verá corrompida por el sodio pentotal, al representante legal que te repetirá la sentencia que conoces de memoria, con suerte a tu familia y, cómo no, la camilla de la que no te levantarás. Si tienes un poco de suerte y el enfermero es habilidoso no te pasará lo que a aquel muchacho de Ohio. Mientras te acuestas, te atan e introducen la vía piensas en las personas que antes han ocupado ese mismo lugar, en todas las que han recibido la pena de muerte, en los que, como en aquella película de Eastwood, se salvaron en el último momento, en los que mueren en otros países y de otra forma. ¡Hay que joderse! todavía tienes suerte de no morir apedreado o ahorcado o frito o degollado. Luego notas como la presión en tu brazo aumenta mientras dejas de sentir poco a poco, desde tus extremidades hasta el pecho. Pero todavía tienes tiempo de notar como tus músculos se agarrotan con la segunda de las inyecciones. Justo después tus pulmones se contraen dejan de respirar y adiós.

lapidacionNo sé si verdaderamente es así pero en el mejor de los casos así me lo imagino. La pena de muerte sigue en vigor en gran número de países y lo que es mejor, en los que fue abolida todavía hoy se escuchan a partidarios que la reclaman enérgicamente. Nos gusta rebozarnos en la miseria de preguntar y azuzar a la gente que sufre, a los familiares de las víctimas poniéndoles un micrófono delante para preguntarles: Ud. ¿Qué haría con él? ¿Qué esperamos escuchar? ¿caridad cristiana? Por eso no impera el gobierno de las víctimas porque sería el peor de los caos.

Si no puedes devolver la vida no tienes el derecho de quitarla. Sé que muchos pensarán que igualmente se debería aplicar a los asesinos pero si nos planteamos eso comentemos el mismo crimen que ellos y lo primero que nos debe separar de los criminales es el raciocinio (la moral). Además de esa forma jugamos con la sutileza de donde colocar la frontera. Es decir, quiénes han de recibir la pena capital. En nuestra cultura occidental hay quien lo tiene claro, asesinos y violadores. Pero hemos de entender que nuestra cultura no es la única y que engordaríamos nuestro ego si pensáramos que es la mejor. Por lo tanto si para nosotros el mayor atentado es el que se produce contra la libertad sexual y contra la propia vida como no aceptar que en otros ámbitos sea igualmente grave la traición, la injuria o en otros lugares el adulterio, la ofensa a la religión o la disensión política. Es más, si aceptamos que en nuestra cultura uno de los mayores crímenes es el que se comete contra la vida ¿cómo imponemos como pena ese idéntico crimen? Volvemos a lo mismo.

Pero lo peor es que lo revestimos de legalidad. Creamos una enorme paranoia que consiste en un darnos los unos a los otros golpecitos en la espalda mientras nos decimos qué bien estamos, qué bien lo hacemos y cuánta razón tenemos. Luego cada uno lava su conciencia (el que la tenga) como quiere o como puede. Nos escondemos entre la masa tanto para defenderla como para criticarla; nos contentamos inventando nuevos y modernos sistemas teóricamente indoloros; nos excusamos justificándonos o simplemente no tenemos necesidad de nada de esto porque no encontramos nadie que cuestiones nuestros actos, no existe ni la conciencia ni la vergüenzpena-muerte-aia pública.

Pero como alguien decía hace bien  poco nosotros podemos. Nosotros podemos cambiar nuestra Historia y dejar atrás esta práctica atroz. Aunque quizá este no sea el mejor de los ejemplos pues esa parece ser labor demasiado grande para el flamante premio nobel de la paz.

Sé que estos juegos de moralidad son sencillos cuando las cosas se ven desde la perspectiva de la lejanía porque es muy fácil hablar o escribir pero qué haríamos, mejor dicho, ¿que escribiría yo si me matasen a una hija?