Robespierre tuvo el apoyo incondicional de dos colaboradores de confianza. El primero de ellos fue Saint-Just. Estaba en París en 1789, cuando estalló la Revolución Francesa, y más tarde se le nombró coronel de la guardia nacional de Blérancourt, en el departamento de Aisne. En 1792, fue elegido diputado por Aisne en la Convención Nacional. Votó a favor de la ejecución del rey Luis XVI tras proclamar solemnemente que “nadie puede reinar inocentemente”, y se convirtió en un estrecho colaborador del líder jacobino Maximilien de Robespierre. Saint-Just fue miembro del Comité de Salud Pública y delegado en los ejércitos del Rin y del Norte, donde impuso una férrea disciplina, y en 1794 fue elegido presidente de la Convención. Mantuvo su apoyo a Robespierre durante el periodo del Terror (1793-1794) y fue el principal causante de la condena de Georges Danton. El golpe de Estado del 9 de Termidor (27 de julio de 1794) acabó con el gobierno de Robespierre, Saint-Just fue detenido y al día siguiente ejecutado. Su actitud ideológica obedecía a su creencia en que la Revolución debería restaurar un feliz Estado primitivo de la luminosidad que había sido corrompido a lo largo de los siglos por la Monarquía como institución. Su consideración en oponer los intereses particulares a los generales —que él simbolizaba en el concepto ‘virtud’— le llevó a defender tajantemente la dictadura revolucionaria impuesta durante el periodo del Terror.
El segundo de ellos fue Georges Couthon, (Orcet, 1755-París, 1794) Político francés. Era abogado cuando estalló la Revolución Francesa. Fue nombrado presidente del tribunal de Clermont-Ferrand (1789). En 1793 entró a formar parte, junto a Robespierre y Saint-Just, de la dirección del Comité de Salvación Pública. Al año siguiente fue detenido y guillotinado.Georges Couthon, otro fiel colaborador que murió tras el golpe Estado que acabó con el período del Terror.