Los sans culottes (clases bajas) representaron los movimientos sociales, los hubo tanto urbanos como rurales. Es indudable que desde agosto de 1788 y en clara relación con las alzas de los precios del pan se iniciaron diversos movimientos de masas. La motivación inicial y motivación de las clases populares urbanas fue de carácter económico. El hambre habría empujado a las masas a la Revolución.
La toma de la Bastilla no fue ni más ni menos que el típico asalto de las masas a un elemento simbólico del poder en un período de escasez. Su inicial protagonismo autónomo fue siendo posteriormente canalizado y dirigido por movimientos políticos como los jacobinos o herbertistas.
Fueron capaces de imponer a los jacobinos algunas reivindicaciones propias. Pese a todo, aunque las clases populares se sentían más cercanas al federalismo, acabaron aceptando el centralismo para ganar la guerra.
El papel de las masas campesinas fue inicialmente similar. Su participación fue fundamental, por controlar de hecho la tierra, el elemento básico de riqueza.
El Gran Miedo, fue el período, donde se abolió el feudalismo, se llevó a cabo con indemnizaciones hasta el decreto de Ventoso y sin indemnizaciones, apartir de este.