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El mito de Prometeo

El Prometeo de Protágoras

En sus orígenes se trataba de una simple historia de carácter etiológico que hablaba sobre las costumbres alimenticias de poblados primitivos y del origen del sacrificio a los dioses. Hesíodo recogió el mito de Prometeo y le dio forma literaria adquiriendo el valor de una apología moral. Su objetivo era presentar la figura de Zeus como garante de la justicia y reivindicar el trabajo como vehículo necesario para el bienestar social.

Dos siglos más tarde Esquilo recoge el mito confiriéndole un valor simbólico pleno, de trascendencia filosófico-teológica. En lugar de dar cuenta de la decadencia de la humanidad, el titán aparece en la tragedia esquilea como padre espiritual de la humanidad.

Platón podrá en boca del sofista Protágoras una nueva versión del mito de Prometeo con una clara significación pedagógica. Si en Hesíodo el titán se veía con cierto recelo y desconfianza, mientras que en Esquilo representaba el papel de un héroe trágico, en el Protágoras la acción de Prometeo se ve como una acción necesaria de progreso técnico y económico, pero insuficiente para salvar a la humanidad. Sirviéndose del antiguo mito, el sofista de Abdera presenta en forma alegórica una teoría antropológica sobre el origen de la sociedad, en la que, a diferencia de la tecnología en manos de unos pocos, la inteligencia del grupo y la virtud “política” de los ciudadanos,  lograda a base de experiencia y educación, son decisivos para la supervivencia de hombres y mujeres. El diálogo entre Sócrates y el Protágoras servirá de pretexto a Platón para plantear la necesidad de un nuevo modelo de estado ideal.

By santi

Profesor Asociado de Griego

One reply on “El Prometeo de Protágoras”

Hace tiempo que vengo siguiendo este interesante blog por unos u otros motivos. Esta entrada me anima a participar, ya que me ha recordado una décima escrita recientemente y a otro propósito (comentando a http://imaginariadelalma.blogspot.com/2010/04/its-wonderful.html ), pero que parece que aquí viene a colación:

¡Ay Protágoras iluso!
Si promete Prometeo
humos al hombre, no veo
que sea de humano uso
la razón de Epimeteo.
¡Ay delirios de titán!
¿Justicia, pudor y afán?
Los cínicos advertidos
en otro siglo vendrán
filosofando a ladridos.

Rafael Herrera Montero

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