Contexto histórico

Carlos I de Inglaterra

El período en el que Hobbes se pone manos a la obra y escribe el Leviatán, ya contaba con una extensa obra sobre diversa temática (ética, geometría, filosofía, historia, etc.), es a mediados del siglo XVII. En estos momentos, Inglaterra está inmersa en una convulsa confrontación religiosa y social, que se materializa en forma de una cruenta guerra civil, los contendientes se dividen en monárquicos o parlamentarios.

La guerra vive tres periodos distintos, uno de los puntos de inflexión fue la decapitación del monarca Carlos I Estuardo en 1649, dando paso a la primera y única República inglesa de la historia, encabezada por Oliver Cromwell, que dirigió la República hasta 1661.

Con el triunfo del parlamento sobre el monarca se estableció en Inglaterra una moral claramente puritana, que buscaba el afianzamiento del capitalismo, única forma de progreso de la sociedad, y que era claramente defendido por la burguesía. Por lo tanto estamos ante una especie de Revolución francesa pero a la inglesa, la diferencia es que se produjo un siglo antes.

Oliver Cromwell

Durante la dictadura de Cromwell se fue muy intransigente con los católicos ingleses, llegando a diluirse casi por completo, se estableció un sistema basado en el orden público, afianzado exteriormente con las sucesivas victorias sobre Holanda y España y la firma de la paz con Francia.

Finalmente, y tras renunciar a elegir sucesor, Cromwell muere en 1658, solo dos años más tarde se restauraba la monarquía Estuardo en el trono, aunque en 1688 sería nuevamente destronada a favor de la Casa de Orange, las causas, despotismo y apoyo en el catolicismo constante.

Durante este periodo convulso, Hobbes mantuvo una posición intermedia, ya que defendía la figura del Rey, pero mantenía que su poder no era divino. A raíz de lo que esta viviendo y de los antecedentes filosóficos que ha estudiado, Hobbes elaboró el Leviatán, donde recoge su teoría de “contrato social”, basada en su visión mecanicista y materialista de la realidad, es decir, Hobbes negaba la existencia del “alma”, por lo que el nivel y funcionamiento de una sociedad debía de darse tras alcanzar un pacto entre las diversas partes afectadas, concretamente el gobernante (Rey tradicionalmente) y los gobernados.

 


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