Pasatiempos de Isabel de Valois (3)

Uno de los intereses que compartían diversos miembros de la familia real con la reina Isabel fue la pintura. Tanto Felipe II como Juana eran partidarios de la pintura. Animada y enseñada por su dama, la famosa pintora Sofonisba Anguisciola, Isabel aprendió a dibujar y a pintar. Durante una temporada dedicó muchas horas y esfuerzo a pintar, pero parece que el pintar no logró atraerle como siempre, aunque sin duda le sirvió para apreciar las obras de otros.

Igual que la pintura, había ciertos años que tenía gusto a la lectura pero jamás llegó a ocupar un lugar sustancial en la vida de la reina mientras que ésta siempre tenía pasión por los juegos.

 

Otra gran afición de Isabel resultaron ser las comedias, máscaras y otros géneros teatrales. Unas obras se presentaban con las compañías de actores que pasaban por la corte. Muchas fiestas y máscaras se hacían dentro de los salones privados de la familia regia, a veces con la asistencia de Juana y sus damas. Las damas se disfrazaban entonces y hacían comedias y máscaras para las cuales se requería la participación de poeras, escritores y artistas que preparaban los escenarios. Las cuentas de la reina testifican que este género de entretenimientos era frecuente y daba harto trabajo a pintores y sastres, además de ocupar a la reina y las damas en su diseño, ensayo y ejecución.

Pasatiempos de Isabel de Valois (2)

Otros pasatiempos favoritos de la reina Isabel de Valois eran la danza y la música.

A pesar de ser privados, parece que se admitían observadores y participantes con cierta frecuencia. Muchos compartían su pasión y por lo tanto anhelaban y presionaban por participar de estos pasatiempos musicales y de las ocasiones de danzar. Por las asociaciones sensuales y en el caso de la danza, también por el contacto físico entre los participantes, se intentaba restringir el acceso. No obstante, en este aspecto de su vida, como en otros, parece que tenía libertades no adecuadas con las costumbres y la moralidad ibéricas. Tenía maestro de danza y también se entrenaban las damas y los pajes, ya que el baile jugaba un papel importante en ceremonias y festividades, además de ser un pasatiempo muy popular.

La pasión de Isabel por la música fue obvia desde primer momento. Trajo de Francia a seis músicos «violones» y un tañedor de «musette» y flauta. En la corte hispana se encontró con una gran tradición musical. Tanto Juana como el propio Felipe II eran grandes fanes de la música. La reina consiguió atraer a su servicio uno de los mejores músicos de la corte hiapana. La reina llegó a poseer en sus salas, entre otros instrumentos musicales, tres arpas, un órgano que se utilizaría habitualmente, pero no exclusivamente,