Ortografía y fonética

La publicación de la última ortografía de la RAE (2010) ha despertado un inusitado interés en especialistas, escritores, medios de comunicación y lectores en general. La primera polémica surgió con el nombre de una letra: la ‘y griega’, ahora llamada ‘ye’. Los usuarios españoles de la ortografía reaccionaron tan virulentamente con el cambio de nombre que la RAE decidió desandar el camino y matizar el supuesto cambio afirmando que la RAE sólo aconseja; nada más lejano de su ánimo que hacer valer dictatoriales imposiciones. Amainada la polémica inicial sobre la ‘y griega’, le tocó el turno a las tildes, a los diptongos y a otras decisiones (algunas felices y otras menos) que la RAE decidió incluir en la ortografía recién publicada. Javier Marías, escritor y miembro de la RAE, ha dedicado varios artículos al asunto (algunos de ellos, lamentablemente, llenos de horrendas imprecisiones); Salvador Gutiérrez Ordóñez, catedrático de lingüística, y miembro también de la RAE, defendió y justificó algunas de las decisiones tomadas con sabiduría en otro artículo. Otros muchos periodistas, intelectuales, profesores y usuarios diversos de la lengua han expresado públicamente su punto de vista. La ortografía española ha sido habitualmente una especie de consenso entre la tradición (etimológica o no) y la lógica fonética (o fonémica). La última ortografía de la RAE, además, pretende ser un intento de incluir también un tercer factor: la atención a la diversidad dialectal. Con tantos factores en juego es normal que todo ello chirríe de vez en cuando y que las soluciones propuestas no gusten a todos. En realidad, aunque la RAE no lo confiese abiertamente, está luchando o previniendo supuestas fuerzas centrífugas. ¿Existen realmente? Yo creo que no. Ni el spanglish es un problema real. Lo que echo en falta, sobre todo en el público en general, es voces a favor de los cambios radicales. Vivimos en una sociedad dormida… Por ejemplo: acabar con los dobletes gráficos (ge-, je-, be-, ve-), con la ‘h’, etc. (el burro i la baka juegan en el berde kanpo de noce kon su amigo el alkón paziente). Nadie parece acordarse del sabio maestro Korreas, porque casi nadie lo ha leído. Si los fonetistas tuviesen un poco más de voz en la reforma ortográfica, o en la RAE misma, quizás los resultados hubiesen sido distintos. Quizás, más cercanos al espíritu de la primera reforma de Alfonso X el sabio. La Academia, sin embargo, vuelve a hacer oídos sordos a la lógica fonética. Vuelve a un consenso conservador y a veces un poco trasnochado. Tanto es así que lejos de valorar realmente la disciplina fonética decide saltarse a la ligera sus aportaciones e, incluso, inventa una forma nueva de utilizar los fonemas. Esgrime en su defensa justificaciones divulgativas. Sinceramente, no veo qué ventaja tiene llamar al fonema velar fricativo sordo /X/, fonema /j/. ¿Es tan difícil explicarlo y usar las cosas bien? Yo lo he hecho con estudiantes de todo tipo (españoles y extranjeros) y no es una complicación en absoluto. Es como si en un libro de texto de primaria, para facilitar que los niños aprendan el sistema periódico, cambiasen símbolo del potasio ‘K’ por ‘po’. ¿Van a ser tan torpes los usuarios de la nueva ortografía? Que alguien nos lo aclare.

Los orígenes de la humanidad y los sonidos clic (lenguas Khoisan)

Noticia interesante en EL PAÍS sobre los orígenes del hombre y, consecuentemente, sobre los orígenes del lenguaje:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Adan/Eva/entendian/besos/elpepisoc/20110313elpepisoc_1/Tes

Aquí la versión más científica:

clics y orígenes de la humanidad
Si alguien está interesado en los sonidos clics, aquí tiene un ejemplo: http://www.youtube.com/watch?v=c246fZ-7z1w

Ultrasonidos y fonética

Noticia interesante: Ultrasonidos para rescatar lenguajes en extinción.
A veces, la innovación es la aplicación de la tecnología. Expertos en fonética que estudian lenguajes en peligro han descubierto la utilidad de máquinas portátiles de ultrasonidos para escribir alfabetos. Amanda Miller es una de ellos, según la revista Scientific American. Coloca un cilindro bajo el mentón de una de las 10 personas sudafricanas que hablan el nluu y el aparato recoge imagen y movimiento de la lengua. La imagen ultrasónica permite reproducir la articulación del sonido, recrearlo y clasificarlo. Así, sonidos inclasificables de idiomas perdidos sobreviven en los registros.
Para más información: http://www.ling.ohio-state.edu/~amiller/

¿Puede un hablante no nativo dar clases de LE?

A colación de la reflexión que hizo Teresa, se me ocurre hacer una entrada sobre el problema que ella plantea: ¿puede ser profesor de ELE un holandés, un brasileño, un checo? ¿hasta qué niveles podría enseñar? ¿hay límites? ¿qué factores influirán? ¿es mejor tener un profesor de inglés que sea fotógrafo y no tenga formación? ¿o es mejor tener de profesor de inglés a un español que haya estudiado filología inglesa? Y lo que es más importante, en nuestro caso, ¿cómo afectaría todo ello a la clase de pronunciación?

¿Hispanoamérica? ¿Latinoamérica?

Ahora que mi blog tiene lo de las banderitas, me siento más acompañado en este viaje por el ciberespacio. Agradezco su interés a todas las personas que lo han visitado alguna vez. Me gusta ver banderas tan distintas. Aprovechando, sin embargo, la entrada anterior, y teniendo en cuenta que muchos de los visitantes son de el otro lado del Atlántico donde se habla español, me gustaría preguntar algo: ¿Qué nombre os resulta más apropiado, Hispanoamérica o Latinoamérica? No vale decir lo que una vez me respondió una amiga chilena: “X: ¿tú como te denominas a ti misma, latinoamericana o hispanoamerica? J: ¿yo? ¡CHILENA!”.

¿Qué español enseñar?

Todos los años planteo a mis alumnos de Máster la misma pregunta: ¿Qué español enseñar? ¿qué español debe llevar el profesor al aula? ¿debe un español norcentral cambiar su dialecto cuando enseña en los EE.UU.? ¿debe un argentino cambiar el suyo cuando enseña español en España? Normalmente, esta polémica se cierra sin dejar en la cuneta ni heridos ni heridas reseñables. En esta ocasión, sin embargo, la tensión del debate ha sido más intensa que en otras ocasiones. Ello se debe quizás a que mis alumnos proceden esta vez, en un buen número, de Latinoamérica y de Andalucía, y que los norcentrales, como sucede en el ámbito hispánico general, somos una minoría. El sector más combativo ha sido el andaluz y el argentino. Unos postulaban que la realidad dialectal era muy compleja y que hablar de macrodialectos como el norcentral y el meridional (dentro de la Península); o hablar de español de España y español de América era una simplificación extrema. Otros, como los argentinos, no veían clara mi propuesta de que el profesor de ELE no debe cambiar de dialecto, y apuntaban que ellos en cierta manera lo hacían. Es decir, dejaban sus rehilamientos para casa y, en clase -e incluso en la calle en España-, utilizaban un porteño muy a la española. Soy una persona polemista y me gustan las polémicas. De hecho, en muchas ocasiones, defiendo en clase posturas que no comparto plenamente para crear debates y animar la discusión. Pero, en este caso, creo que la polémica se acaba si utilizamos el sentido común. Un meridional (utilizando este término en un sentido muy amplio y reconociendo que la realidad es muy compleja) no tiene que pronunciar la [θ], si no la pronuncia, pero tiene que hablar de su existencia, especialmente si está en España; y puede mostrarla utilizando grabaciones sin ningún problema. No significa esto que un estudiante de ELE que viva en Cadiz deba utilizarla en su habla cotidiana, sino que debe saber que existe. Un profesor de ELE no debe cambiar de dialecto, debe usar el suyo propio, intentando evitar aquellas cosas que puedan ir en perjuicio del alumno. Es decir, aquellas cosas que por excesivamente dialectales podrían marcar de forma negativa el idiolecto del estudiante. Que un estudiante de ELE ceceara ([s]>[θ]: Sevilla> Zevilla) no sería un problema en sí, pero su pronunciación sería minoritaria en el mundo hispánico. Quizás no sería la mejor elección, pero digo sólo quizás, porque sin duda es tan válida como cualquier otra. Acabo esta entrada con un vídeo sobre el andaluz que me ha enviado Vanessa, alumna de Granada (http://www.youtube.com/watch?v=5po3PmnpMxc), para más datos, tierra de mi padre; y con una información que, como es obvio, no he contrastado estadísticamente, pero que me llama a veces la atención: los estudiantes de español de procedencia europea son especialmente combativos a favor de que les enseñen el español norcentral. La explicación más probable es que saber el español norcental les ayuda con la ortografía.