El Tribunal de la Santa Inquisición fue un tribunal eclesiástico, establecido para inquirir y castigar los delitos contra la fe. Fundado por Inocencio IV en el año 1248, el Tribunal se estableció en Tolosa, extendiéndose luego el sistema a Italia (excepto Nápoles), España, Portugal, Perú, Méjico, Países Bajos y Alemania. El tribunal de la Inquisición, o Santo Oficio (como era llamado vulgarmente), actuaba en secreto, y sus sentencias eran proclamadas en un auto de fe que efectuaban las autoridades civiles. La Inquisición en España fue establecida con carácter permanente por los Reyes Católicos, en el s. XV; suprimida por Napoleón en 1808 y abolida en 1814 para ser de nuevo abolida en 1820 y sustituida en 1823 por un Tribunal de la Fe, independiente, que desapareció en 1834-35. No obstante la Inquisición había ido perdiendo relevancia desde finales del s. XVII.