El economista y filósofo Adam Smith se ha convertido en el primer escocés que aparece en los billetes del Reino Unido. El retrato de Smith estará en la parte posterior de los billetes de 20 libras (unos 30 euros), los de mayor circulación del país con 1.000 millones de ejemplares. La efigie de la reina Isabel II seguirá en la parte delantera.
Según ha informado el Banco de Inglaterra en un comunicado, el nuevo billete, que circula desde hoy y sustituirá en pocos meses a los usados hasta ahora en los que aparece el compositor inglés Edward Elgar, incluye nuevos sistemas de seguridad para evitar su falsificación, como cintas halográficas más anchas y microimpresión.
El director ejecutivo del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, dijo que las nuevas características del billete, sobre todo, la mejoría de la seguridad, son el último paso en la “lucha para prevenir la falsificación”.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyng King, informó el pasado mes de octubre de 2006 de la elección de Smith. En ese momento, King declaró que la edición de la nueva serie de billetes “era una oportunidad para reconocer la contribución de Adam Smith al estudio de la sociedad y su desarrollo”.
El economista y filósofo escocés Adam Smith (1723-1790) fue uno de los máximos exponentes de la economía clásica y escribió “La riqueza de las naciones”, libro por el que muchos le consideran el padre de la economía política.
“El verdadero precio de todas las cosas, lo que todas las cosas cuestan realmente al hombre que quiere adquirirlas es el esfuerzo y la molestia que supone adquirirlas.”
“El hombre necesita a cada paso de la ayuda de sus semejantes, y es inútil que la espere tan sólo de su benevolencia: le será más fácil obtenerla si puede interesar en su favor el amor propio de aquellos a quienes recurre y hacerles ver que es lo que les pide.”
“No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.”
“No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés.”
“La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.”
“Muchas personas pasan por nuestra vida pero solo muy pocas llegan a ocupar un gran lugar en nuestro corazón.”
“Que la muerte nos depare hasta que el corazón perdure.”
“El lenguaje es el gran instrumento de la ambición humana.”
“Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”.
“En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre”.
“El descubrimiento de América y el paso hacia las Indias Orientales por el Cabo de Buena Esperanza son los dos mayores acontecimientos registrados en la historia de la humanidad.”
La Ilustración Escocesa fue un movimiento cultural que tuvo lugar en Escocia durante el siglo XVIII y que se caracterizó por la gran producción filosófica, científica y cultural de una serie de intelectuales oriundos de este reino, que se convirtió en uno de los principales focos culturales de la Europa de la segunda mitad del XVIII. Edimburgo, su capital, llegó incluso a ser apodada “la Atenas del Norte”.
Estos escoceses se vieron influenciados por el racionalismo francés de su época, el cual supieron conjugar con la tradición empírica inglesa (Adam Smith es quizás la mejor muestra de esta fusión intelectual), creando un pensamiento original y distinto que se caracterizó por la importancia dada a la razón y el rechazo a la autoridad de ciertos pensadores como argumento per se, así como por su optimismo respecto a la capacidad del hombre para mejorar la sociedad y la naturaleza. A diferencia de los demás ilustrados, los escoceses inciden en la necesidad de llevar a la práctica las nuevas ideas (no en vano son empiristas).
Aquéllos campos del conocimiento que los ilustrados escoceses afrontaron y desarrollaron fueron básicamente la filosofía, la economía, la geología, la ingeniería y la sociología, y sus figuras más importantes fueron el filósofo Francis Hutcheson, el filósofo David Hume, el economista Adam Smith, el filósofo Thomas Reid, el antropólogo Lord Kames, Adam Ferguson, John Playfair, el químico Joseph Black, el ingeniero James Watt y el lingüista Lord Monboddo.
La influencia de la Ilustración escocesa va más allá del país en que nace, no sólo por la difusión a través de sus obras escritas y por los contactos epistolares mantenidos con otros ilustrados, sino por la propia emigración de escoceses a América, que llevaron con ellos estas ideas, de las cuales beberían los padres fundadores de los Estados Unidos de América.
Adam Smith nació en Kirkcaldy, un pueblo de la costa este de Escocia, cerca de Edimburgo, en enero de 1723. Nunca conoció a su padre, llamado también Adam Smith, juez e inspector de aduanas, que murió pocas semanas antes de que naciera su hijo. Esta circunstancia y la débil salud que tuvo de niño provocaron una estrechísima relación con su madre, con la que siempre vivió hasta la muerte de ella, pues nunca estuvo casado.
En 1737 ingresó en la Universidad de Glasgow, donde recibió la influencia de la escuela histórica escocesa de la mano de Francis Hutcheson y otros. Hutcheson era profesor de Filosofía Moral, asignatura en la cual había una parte dedicada a “moral práctica”, donde se abordaban temas como la justicia, la defensa o las finanzas públicas. Ahí está el germen de buena parte de su principal obra, La riqueza de las naciones.
En 1740 obtiene una beca para estudiar en el Balliol College de Oxford, una universidad entonces decadente, como él mismo afirmó. Seis años más tarde regresa a casa y se dedica durante dos años a escribir ensayos sobre retórica y literatura, astronomía, física y filosofía.
En 1748 es invitado por un grupo de amigos a dictar una serie de conferencias sobre literatura y otros temas en Edimburgo. Éstas resultan todo un éxito de público y en 1751 es nombrado catedrático en la Universidad de Glasgow, primero de Lógica y luego de Filosofía Moral. En estos años trabó una gran amistad con David Hume.
En 1769 aparece su primera gran libro, La teoría de los sentimientos morales, que volverá Smith muy conocido dentro y fuera de su país; hubo seis ediciones en vida de su autor y tres traducciones francesas y dos alemanas antes de que acabara el siglo XVIII. El éxito de su obra cambiaría por completo su vida. En primer lugar, Charles Townshend, que llegaría ser ministro de Economía, ofreció a Smith el puesto de mentor de su hijastro, el Duque de Buccleugh, en 1763, aceptando aquél. Así, abandona la universidad y durante tres años se convierte en el mentor del joven Duque, con quien viaja a Francia. En París, donde su amigo David Hume trabajaba como secretario de la embajada inglesa, se relaciona con los principales intelectuales galos del momento, como el economista y político Turgot o François Quesnay, líder de la primera escuela económica propiamente dicha, la fisiocracia. También viaja a Ginebra, donde conoce a Voltaire.
De vuelta a Kirkcaldy en 1767, y gracias a una pensión vitalicia que le asignó el Duque, Smith dedica los diez años siguiente (los dos últimos ya en Londres) a escribir La riqueza de las naciones, que ve la luz en 1776. El economista escocés no pensó que su obra iba a tener mucho éxito, pero al cabo de poco tiempo lo tuvo: inspiró las reformas liberalizadoras comerciales y fiscales de William Pitt hijo, un admirador declarado de Smith, y es el libro por el cual la posteridad lo iba a reconocer hasta hoy.
En 1778 fue designado Comisario de Aduanas de Escocia en Edimburgo. Cumplió con sus tareas a conciencia hasta el final de su vida. Tres años antes de su muerte, en 1787, fue nombrado Rector de su antigua casa académcia, la Universidad de Glasgow.
Murió en Edimburgo en julio de 1790. Tenía 67 años.