“No he pensado en qué comisión voy a anotarme, ni qué tipo de trabajo voy a llevar adelante como académico”, ha declarado el poeta y periodista José García Nieto, elegido ayer académico de número de la Real de la Lengua, para ocupar el sillón i minúscula hasta entonces vacante desde la muerte de José María Pemán. Compitieron con él la novelista Elena Quiroga y la historiadora de la literatura infantil Carmen Bravo Villasante. La votación estuvo dividida, pese a lo cual José García Nieto alcanzó el sillón por cinco votos más de los precisos.
El nuevo académico de la Lengua nació en Oviedo en 1914 y es uno de los grandes animadores de la poesía española. Fundador y director de la revista Garcilaso, capitaneó también el grupo Juventud Creadora, que significó una importante etapa en poética de la posguerra. Posteriormente ha dirigido las revistas Acanto, Poesía Española y Mundo Hispánico, del Instituto de Cultura Hispánica. García Nieto tiene una extensa bibliografía y ha recibido numeros premios literarios, entre ellos el Nacional de Literatura, el Fastenrath y el Garcilaso.Nos recibe en improvisada conferencia de prensa en casa de una hija, a donde han acudido su padrino Camilo José Cela, muchos amigos de la vida literaria y representantes de todos los medios de comunicación. José García Nieto, visiblemente emocionado, contesta sin parar el teléfono van pasando los miembros de la Academia y muchos amigos de la poesía.
“No he pensado tampoco”, dice García Nieto, “el tema de mi discurso inaugural. Tengo la impresión de que preverlo lo gafa un poco. Lo único que sé es que va a ser sobre poesía”. Como el trabajo en la Academia, inclusopara los que entran como creadores, se vierte fundamentalmente sobre el lenguaje, la mayor parte de las preguntas se refieren a este tema. García Nieto considera que “no hay que tener miedo de los nuevos lenguajes que van haciendo evolucionar la lengua verdadera”.
“La Academia, a mi modo de ver”, dice, “tiene un doble trabajo. Por un lado, escuchar y ver ese lenguaje que aparentemente es pobre en efectividad, pero que a veces se queda en las raíces mismas de la lengua. Por otro lado, ser cauta y distanciarse de lo que es pasajero en los distintos lenguajes. Por fin, saber por donde va lo que va a ser el lenguaje más verdadero, en la conciencia de que las distintas lenguas de las distintas capas de clases sociales van contribuir a él. Unos en la minoría y otros en la mayoría, todos hacemos la lengua. Esto no se ve ni hoy ni mañana, pero sí pasado mañana”.
Jose Garcia Nieto significó en la poesía de la inmediata posguerra la encarnación de una tendencia esteticista, formalista, que trataba de recuperar las maneras del siglo de oro español y que gracias a la cabecera de la principal revista, Garcilaso, fundada por él, fue llamadagarcilasista. Las nuevas tendencias de la poesía española intentan también una visión esteticista y cuidada en el lenguaje, aunque las diferencias, contra lo que muchas veces han dicho los poetas llamados sociales, denostados por ambas, son evidentes para García Nieto: “Son muy distintas las clases de estética provocada: la nuestra tenía una base humanista que quería encontrar sus raices en el Renacimiento. Los poetas jóvenes de hoy son mucho mas sabios, saben muy bien los dragones en cuyas fauces pueden caer. Nosotros éramos mucho mas ingenuos. Sólo coincidimos en que, tanto ellos como nosotros, teníamos y tienen muchas ganas de hacer poesía y buena poesía. Pero creo que ellos saben más. No hay que sentir rubor por decir que nosotros sabemos mas de poesía que Gustavo Adolfo Bécquer”.