Puerta al Parque de la Ereta

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He aquí la prueba más completa de que, muchas veces, los grafitis no cumplen necesariamente una labor estética o decorativa.

En una de las entradas al Parque de la Ereta encontramos esta cantidad de pintadas amontonadas unas sobre otras y con nulo carácter estético. Muchas (por no decir todas) son simples firmas que no pretender transmitir ningún mensaje en particular.

Por otro lado, muestras así suelen ser objeto de queja por parte de los vecinos y población.

Como esta prueba situada en la calle de Lepanto, es fácil hallar muchas otras por toda la ciudad.


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