Ana Mendoza, princesa de ÉboliAna de Mendoza y de la Cerda (Pastrana, 1540 – 1591), pertenecía a uno de los grandes linajes de España. Felipe II la casó con su hombre de confianza, el portugués Ruy Gómez da Silva, Príncipe de Éboli. El matrimonio tuvo seis hijos vivos en los trece años que duró. Su hija mayor Ana se casó con el heredero del poderoso Duque de Medina-Sidonia (quien cuando heredó el ducado fracasó mandando la “Armada” contra Inglaterra). Fue después de enviudar (1573) cuando la princesa entró de lleno en el juego de intrigas de la corte de Felipe II. En su libro sobre la Princesa de Éboli, Fernández Álvarez explica el comportamiento entre el rey, Pérez y Ana aceptando que la princesa fue amante ocasional del rey durante un corto tiempo, aunque luego Felipe huyera de ella como de la peste por “considerarla peligrosa”. Su visión sobre Ana es de una persona intrigante y de provocadora belleza. El libro de Manuel Fernández apunta a los intereses del rey por encerrar a la princesa de Éboli, conocedora de varios secretos de estado. Incluso se baraja la posibilidad que Ana de Mendoza tuviera derechos al reino de Portugal que disputaría a este monarca. Fue también muy conocid su pleito con santa Teresa de Jesús,fundadora de la orden de las Carmelitas. Ana de Mendoza quiso intervenir en la dirección de los conventos Carmelitas, ocupando uno de ellos en Pastrana hasta que las religiosas lo abandonaron. Posiblemente, el que una mujer fuese culta y tuviera ánimos de intervenir en política, hizo que Ana de Mendoza fuera cuestionada y combatida en una corte como la de Felipe II. Tras el asesinato de Juan de Escobedo en 1578, fue acusada de ser una de las promotoras, por lo que fue procesada y condenada a reclusión en el palacio de Pastrana, donde pasó el resto de sus días.
