Durante el reinado de Felipe II, la Corona de Aragón estaba compuesta de diversos territorios: Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares, Cerdeña, Sicilia y Nápoles. Estos territorios no sólo tenían autonomía frente a Castilla, sino también entre sí. Sólo la permanencia en la corte del Consejo de Aragón recordaba la existencia de la vieja realidad política, pero con escasos poderes que se fueron recortando con el paso del tiempo. El malestar entre las clases dirigentes contra el monarca fue creciendo como se constata en las Cortes de 1563 y 1585, a la vez que el conjunto de la sociedad aragonesa estaba viviendo un momento convulso, como los levantamientos de los vasallos contra sus señores; los más graves ocurrieron en Ribagorza, donde tomaron parte los bandoleros mercenarios contra el conde de Gurrea . Lo que era inicialmente una lucha del campesinado contra su señor tomó tintes políticos, al contar los campesinos con el apoyo de la monarquía, porque así el condado más grande de Aragón pasaba a manos del rey. También se plantearon conflictos sociales entre familias nobles de distintos lugares, entre concejos vecinos o entre los montañeses y los moriscos. Para tener una visión global de todos estos problemas podemos ver este mapa interactivo.
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