Doménicos Theotocópoulus, fue conocido como el Greco. Nació en 1541 en la isla de Candía, capital de Creta. Al principio, sus obras reciben la influencia de la tradición bizantina. En 1567 se trasladó a Venecia, donde residió hasta a 1570. En Italia, él viajó estudiando. Después, vivió en Roma hasta 1577, y luego vino a España.
Aunque sus raíces bizantinas se aprecian en determinados aspectos, su formación básica se encuentra en los grandes maestros de le escuela veneciana, como Tiziano y Tintoretto y con el Miguel Ángel de su última época.
Hoy en día, su obra “La Anunciación” está expuesta en el Museo del Prado.
El Greco llegó en el 1577. El motivo de su llegada son las obras de Felipe II en El Escorial, ya que en Italia era difícil conseguir encargos por la competencia. Se fue a Toledo para terminar “El Expolio” para la catedral y la decoración de los retablos de la Iglesia de Santo Domingo el Antiguo.
En la parte superior aparecen multitud de rostros. Este es el típico abigarramiento de EL Greco.
El Greco amplió su taller e inició la producción de retablos para conventos, parroquias y el arzobispado de Toledo. También realizó cuadros de menor tamaño para miembros de la nobleza de Toledo.
Fue un retratista excepcional y genial. Sus retratos suelen ser de busto o de medio cuerpo, de personajes enlutados, con un cromatismo sobrio en contraposición al colorido tan rico de sus obras. El más famoso de ellos es “El caballero de la mano en el pecho”.
De su época Toledana, “El entierro del Conde de Orgaz” es su cuadro más conocido. Hoy se encuentra en la Iglesia de Santo Tomé.
En esta obra se aprecian las tres características de la pintura de El Greco: alargamiento de sus figuras, horror vacui, colorido y contrastes lumíncos importanes. El cuadro representa los dos aspectos de la existencia humana: abajo la muerte, arriba el cielo, la vida eterna.
De este periodo tenemos varias obras.
Deja un comentario