Nos encontramos ya en Castilla y León, y en el centro de León, se localiza el llamado Palacio de los Guzmanes, un palacio renacentista situado en la plaza de San Marcelo. Su traza se debe a Rodrigo Gil de Hontañón, aunque su ejecución a Juan Ribero de Rada.
Los Guzmanes eran uno de los linajes leoneses de más solera en la región, y por ello poseían el suficiente renombre y poder como para construir un palacio de estas características en el centro de la ciudad. Además el palacio se construyó en el estilo “romano” o renacentista. Esta opción no es baladí, pues la nobleza del XVI pretendía con ello destacar sobre el resto de arquitecturas monumentales, en especial las patrocinadas por la monarquía; en el caso de León, el gótico catedralicio y derivado de la corte monopolizaba la ciudad.
Ramiro Guzmán, promotor de este palacio, quiso distanciarse de la institución monárquica y alzarse como personaje dominante de la política ciudadana. Para ello comenzó a construir este soberbio palacio que responde a la sobriedad característica de Gil de Hontañón, y que posee un patio de una gran belleza.
Sin embargo, la ambición de Ramiro Guzmán no se llevó a cabo completamente. Este palacio no se terminó hasta el siglo XX. Ya se sabe que, en muchas ocasiones, las grandes ambiciones terminan en grandes decepciones.
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