Su biógrafo Salazar de Mendoza nos lo describe físicamente así:
“De cuerpo fue mediano, la cabeza grande y muy calva, la color muy morena, todo el cuerpo y cara muy lleno de vello y muy cejijunto. No tuvo el rostro hermoso, pero sí agradable y de presencia autoritaria. La complexión la tuvo muy sana así por naturaleza como por arte”
Respecto de su carácter, Ignacio Tellechea, el mayor estudioso de la figura de Carranza nos dice que sin duda era más hermosa su alma que su figura, “más bella la curvatura de su espíritu que las lineas de su rostro”.
Su biógrafo Salazar de Mendoza añadirá en este sentido:
“Fue muy templado en el comer y en el beber, y bien regido con esto, pudo vivir muy larga vida (…) dejando de sí y de su prudencia, paciencia y sufrimiento un ejemplo raro y prodigioso”.
Y nuevamente Tellechea:”Su vida era fervorosa.Era observante y cumplidor,piadoso y amigo de la oración,entregado a su tarea,austero y pobre.No estaba reñido con las letras,mas las quería fecundas en espíritu y frutos para el alma.Podía estar abierto al eramismo,pero dos faros relucientes y complementarios guiaban primordialmente sus fatigas intelectuales:La Sagrada Escritura y Santo Tomás.