Se designa con este nombre el conjunto de desfiguraciones de que ha sido objeto la realidad histórica de España, fundamentalmente centrándose en la época comprendida entre los siglos XIV y XVII.
El principal analista de la Leyenda Negra española, Jualián Juderías, la define como una “una leyenda absurda y trágica que procede de reminiscencias de lo pasado y de desórdenes de lo presente, en virtud de la cual, querámoslo o no, los españoles tenemos que ser, individual o colectivamente, crueles e intolerantes, amigos de espectáculos bárbaros y enemigos de toda manifestación de cultura y de progreso”, y continúa diciendo “constituye un obstáculo enorme para nuestro desenvolvimiento nacional, pues las naciones son como los individuos, y de su reputación viven, lo mismo que éstos”.
Hasta mediados del siglo XVI la Leyenda Negra no surge como versión generalizada o como campaña intencionada de la mano, no de enemigos exteriores, sino de españoles.
Por su parte, el papel de Las Casas dentro de la Leyenda Negra es muy discutido. Cronológicamente son muchos autores los que opinan que la Leyenda negra se inicia con la publicación de la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” en 1552. Ésta se concebiría entonces como un conjunto de exageraciones e inexactitudes, intentando confirmar que las críticas a los excesos de la conquista no eran del todo ciertas, mismo tiempo que sería utilizada por los enemigos de España, como Benzoni en su Storia nueova (1581), o por Montaigne en sus Essais (1558), quien afirmó con contundencia que tales crímenes debían ser ciertos puesto que era un español quien los confesaba.
De esta manera, Las Casas ha pasado a la historia bajo una doble y controvertida personalidad: la de precursor del anticolonialismo y defensor de los derechos humanos; y, por otro lado, la de fundador de la Leyenda negra española.