Con unos sencillos iconos nos señalan lo que podemos hacer y lo que no. Ya solo faltaría que no pudiéramos comer ni beber en medio de una plaza pública, aunque no se si debería llamarse exactamente pública porque las prohibiciones parece que sean al gusto de algún amargado sin hijos. Será posible que en una plaza gigantesca de 400 metros cuadrados se prohíba jugar a la pelota, ni cruzar la plaza en bici ni en patines, ya solo faltaría que no se pudiera comer ni beber. Podríamos destacar de entre todas la señal azul de la derecha, se podría traducir literalmente “se permite pasear con sus hijos”. No me estrañaría encontrarme algún día a unos cuantos militares armados ordenando que sujeten al niño con una correa por si se escapa o que se quiten los zapatos para no manchar las plaza.