Los matrimonios de los miembros de las manarquias reinantes eran más una cuestión de política internacional que de relaciones personales. Los Reyes Católicos llevaron a cabo una política matrimonial de sus hijos muy inteligente,cuyo objetivo era emparentar con las potencias de la época e intentar aislar a Francia.
Por lo que buscaron la alianza con Portugal a través del matrimonio entre la princesa Isabel y el principe Alfonso, y tras la muerte de éste , con Manuel I El Afortunado.
El doble matrimonio entre los hijos de los Reyes Católicos y los de Maximiliano I de Habsburgo garantizó la alianza con el Sacro Imperio Romano Germánico.
Por último, Catalina fue la elegida para sellar la amistad con Inglaterra, casándola primero con el principe Arturo, y a su muerte con su hermano Enrique, que llegaría a ser Enrique VIII.
Así pues Catalina, viuda, hubo de esperar en suelo inglés a que su nuevo prometido, de once años,alcanzara la edad suficiente para el matrimonio.
De esta unión nació Maria, que con posterioridad sería conocida como Bloody Mary.