3 de Diciembre el día del cha, cha, cha…
3 de diciembre, día internacional de las personas con discapacidad. Con diversidad funcional, preferimos algunos, pero es igual lo que prefiramos los actores principales de la historia. Donde hay patrón, no suele mandar marinero.
He vivido varios y muy diferentes días conmemorativos de las personas con discapacidad. Los primeros, ingenua de mí los vivía hasta con entusiasmo y esperanza; administraciones públicas, movimiento asociativo, personas con diversidad funcional partidos políticos, todos juntos conmemorando en torno a los pequeños logros alcanzados y con la ilusión de las pretensiones futuras, prestas a ser alcanzadas. Siempre nuestra igualdad.
Pero fueron pasando los años y fueron sucediéndose las conmemoraciones. A medida que el tiempo avanzaba, cada vez eran mayores los triunfos anunciados y más ocultas las precariedades con las que día a día me tocaba vivir y podía presenciar en otras personas en situaciones similares o incluso peores a las mías. Bordillos y escaleras, seguían y siguen obstaculizando la vida de muchas personas cada día, pero hablamos de diseño universal. Diseño universal que a veces se confunde tanto con la arquitectura modernista del esponjamiento, que acaba haciendo la vida imposible en la calle a muchas personas ciegas por falta de referencias. El silencio y la incomprensión siguen habitando en todos los edificios públicos, especialmente en los sanitarios donde una persona sorda sigue siendo un cero a la izquierda, si no va acompañada de un intérprete de lenguaje de signos, incluso para su propio médico de familia. El infranqueable muro mental con las personas con diversidad funcional intelectual, es decir a los que antes llamábamos discapacitados psíquicos, sigue siendo insalvable y nadie mejor que ellas y ellos para sentirlo y trasmitirlo como lo trasmiten sin que a penas escuchemos, entre otras cosas, porque ya se encargan otros de acallarles. Las personas con diversidad funcional mental, es decir los enfermos mentales, los locos de toda la vida, siguen siendo tratados como tal y siguen sin haber cometido más delito que el de vivir en la diferencia, ahuyentando sociedades, espantando amigos y sufriendo el desprecio de los entornos a los que pertenecen.
Esta será una pequeña muestra de la cara de la realidad, de la cara del silencio. La otra cara de la moneda de lo que en un día de estos se habrá de celebrar.
Pero no habrán de faltar en un día como este y como cada año, en muchos rincones de España sus correspondientes protocolos a los que acudirán, representantes políticos, representantes asociativos, profesionales de las diferentes administraciones públicas y personas con diversidad funcional de referencia o familiares delegados, en su mayoría miembros de ese movimiento asociativo, minusválido que no sabe aun decir:
¡Que nuestra realidad no aguanta esto más, por mucho tiempo!
Este año la pieza estrella correrá a cargo de una ley de dependencia, que por muy universal que la pinten nos convirtió en hijos de un universo menor, inferior y retorcido.
Nadie querrá ser garante con la boca del compromiso y la verdad por mucho que lo promulguen con la boca grande de nuestro derecho a la igualdad de oportunidades porque, aunque no le tenemos, esa es precisamente la causa de que siga dando de comer, de forma directa o indirecta, a quienes han convertido el negocio de la discapacidad en algo no menos provechoso que la ganadería de los vitorinos.
A nadie habrá de importarles, por mucho que algunos se molesten en alzar la voz, que las personas dependientes de este país que tienen el servicio de AD (arresto domiciliario) solo adquieren derechos de lunes a viernes y por esa sencilla y difícil razón, ni siquiera pueden ser ciudadanos electores como cualquiera, un domingo.
Seguiremos siendo el colectivo con mayor tasa de desempleo y de explotación del poco empleo existente que recae en manos de una de las más viles explotaciones, únicamente comparable, a la que llevo a cabo la España de Franco con los presos políticos.
Evidentemente hay quienes tienen mucho que celebrar. Ya no me cabe duda alguna de que es el día internacional de la sociedad de la discapacidad, porque cada nuevo año se convierte en un nuevo cha, cha, cha….