BENTE SKANSGARD, cofundadora de la cooperativa de asistencia personal Uloba en Noruega
“Cuando diseñas tu propio plan de asistencia eres más activo y te pareces más al resto de ciudadanos”
Bente Skansgard posa en el interior del Kursaal donostiarra, donde pronunció una conferencia.
Foto: iban aguinaga
¿Cómo surge ULOBA?
ULOBA la formamos cinco personas que necesitábamos asistencia. Al principio fue duro, porque nos llevó dos años establecer contacto y lograr el reconocimiento del Gobierno local. Ese primer paso fue largo, pero a partir de ahí, todo rodó y hoy contamos con 550 cooperativistas. Es, en definitiva, una empresa de empleo. Los cooperativistas son gente como yo, que necesitan asistencia. Nos encargamos de las gestiones administrativas cotidianas como el contrato, pago de impuestos y seguros sociales. También realizamos los asuntos tributarios de los miembros. Se le llama un modelo de pago directo. La persona con discapacidad acude al ayuntamiento y pacta el tipo de servicio. ULOBA recibe la cantidad de dinero para cubrir el coste y lo gestiona.
¿Con qué otros modelos compite ULOBA?
Hay tres modelos en Noruega. ULOBA atiende a la tercera parte de las personas que reciben asistencia. Pero la mayoría de la gente está empleada a través del Gobierno local, por la relación que existe con el modelo tradicional, gestionado por los entes municipales (el trabajador social evalúa las necesidades de la persona y le envía al asistente personal). Luego hay otro grupo que son autónomos, trabajadores por cuenta propia, es decir, que son contratados directamente por ti (también pago directo). Un dato interesante es que tanto en Dinamarca como en Finlandia los trabajadores deben ser por cuenta propia, lo que deja fuera a mucha gente con discapacidad.
¿Qué supone que uno mismo pueda elegir o diseñar su propio plan de asistencia?
Eres más activo y te pareces más al resto de los ciudadanos. De este modo, la gente con discapacidad tiene los mismos recursos que la gente que no tiene discapacidad. Lo importante es que las personas estén motivadas y puedan elegir. Que no tengas que ir detrás y preguntarle por qué no tiene asistencia personal. Debe ser una elección propia.
¿Es un modelo exportable a cualquier lugar?
Por supuesto. En primer lugar hay que tener un grupo de gente muy motivada. Tras diez años de trabajo conseguimos que la ley reflejara el tema de la asistencia social explícitamente. Y la legislación es muy importante. Creo que un problema con el que se puede encontrar una persona con discapacidad en España es disponer de una vivienda, dado los problemas para su acceso. Entonces es difícil trabajar con un modelo de asistencia si tienes 40 años y vives con tus padres.
¿Qué dificultades se encontraron ustedes?
En Noruega las complicaciones llegaron con la actitud de las personas que prestan la asistencia. Existen los Servicios Sociales Municipales que ofrecen atención las 24 horas del día. Pero eso no es llevar un modo de vida independiente, sino tener el mismo centro residencial en tu propia vivienda.
¿Está el Estado preparado para esta filosofía?
La motivación es muy importante y en España está el Foro de Vida Independiente, que es un colectivo muy activo y que plantea que la mejor solución es ésta. Es el embrión que permitirá evaluar el proyecto para analizar los aspectos negativos y positivos e ir avanzando. Aunque no hay que olvidar que España es un país muy grande comparado con Noruega.
¿Cuál va a ser el futuro de este movimiento?
Se trata de un futuro de derechos humanos y derechos civiles, separado del modelo médico, que permita que las personas con discapacidad sean igual que el resto y que no sean consideradas como enfermas. No necesitamos médicos por razones distintas que el resto de las personas. Creo que España tiene mucha suerte porque cuenta con el Foro de Vida Independiente y está por delante que otros países europeos. Hasta ahora las opciones eran la familia (90%) o las residencias (10%), pero ya no puede ser así, porque las mujeres, que suelen llevar a cabo la asistencia, se han incorporado al mercado laboral, por lo que el propio ciclo natural de nuestra sociedad nos lleva a este modelo.