28/12/2007
EL AVANCE HACIA UN MUNDO MÁS RICO Y ABIERTO.
La integración de los discapacitados.
Quienes carecen de alguno de los sentidos tienen otros muy desarrollados, y el catálogo de sus posibilidades debe partir de ahí.
• Es el momento de facilitar a las personas con minusvalías una participación activa en la sociedad.
Estas semanas navideñas, cargadas de ternura, se prestan a los ramalazos sentimentales y a los vistosos gestos de generosidad. Adornamos la solidaridad con una fuerte dosis de espectáculo, y la caridad o el humanismo adquieren un tono declamatorio que no está mal, porque el teatro forma parte de uno de los grandes elementos culturales de una civilización. Está bien esa prisa por ayudar a un ciego a cruzar un semáforo, a un minusválido a subir a un autobús o por una escalera, ese gritar con afecto para que nos oiga un sordo, el poner atención a las palabras de un tartamudo o escuchar los razonamientos de personas cuya inteligencia se sitúa por debajo de los baremos convencionales. La solidaridad se convierte en un acontecimiento de calendario y en un termó- metro que marca las altas fiebres de nuestra bondad ocasional.
ES LÓGICO: nuestra civilización y nuestra cultura se fueron construyendo sobre unos conceptos muy simples de capacidad e incapacidad. Los capaces formaban parte de la historia y los incapaces se quedaban en sus cunetas. El destino les había marcado con la desventura y había que resignarse a ese fatalismo.
El catálogo de las incapacidades ha sido y sigue siendo muy numeroso, pero afortunadamente la lucha desde amplios grupos y colectivos situados en la marginación ha sido tenaz, y a veces dramática, por buscarse un lugar al sol de la historia e integrarse como actores activos en los tejidos de las sociedad. La Organización Nacional de Ciegos es un ejemplo de lucha por superar la vieja lógica del destino y contribuir a un cambio sustantivo en los conceptos y realidades de integración, una integración que podíamos calificar de humanista, porque responde a los desafíos y exigencias de la condición humana. De un humanismo integrador. La lucha que en estos momentos debemos mantener es por ir definiendo a través de las leyes y de las actitudes una sociedad abierta, porosa y variada en donde las diferencias se asuman con naturalidad como algo que enriquece a la sociedad en su conjunto. Que se cree la cultura de una presión social para que se cumpla en todos sus términos la normativa vigente y se haga fuerza para que las nuevas demandas sociales en este campo se atiendan con las leyes adecuadas.
Hay sólidas iniciativas en este sentido, y por eso conviene dar apoyo a ese desafío en el que están inmersas muchas organizaciones que representan a colectivos de personas con incapacidades o con minusvalías. El desarrollo de la cultura por una sociedad integradora debe partir de la búsqueda de las capacidades que tienen los que consideramos incapaces, porque en su mayoría tienen capacidades potenciales que conviene estimular y alentar para que se desarrollen y terminen convirtiéndose en útiles y hagan que esas personas se sientan así. Cada día son más numerosos, diría que ya son numerosísimos, los ejemplos de estos logros. Es cierto que a un sordo no se le va a nombrar jurado en un concurso de canto, ni a un manco se le debe encaminar para pianista de una orquesta, ni al ciego para crupier de un casino o vigilante de playa, y así podíamos seguir una hilera de ejemplos interminables. Sin embargo, es sabido, porque sobran evidencias, que quienes carecen de alguno de los sentidos tienen otros sumamente desarrollados, y el catálogo de sus capacidades y de sus posibilidades tiene que elaborarse partiendo de esa base. Las actividades en nuestra sociedad tan variada se han multiplicado, y por eso las posibilidades integradoras en el mundo laboral de estas personas son múltiples. La integración laboral es la base de la integración social. Es el momento de corregir la historia.
EN ESTE MUNDO moderno y posmoderno, los trabajos y ocupaciones son variadísimos, por eso las posibilidades de los hombres y las mujeres con discapacidades y minusvalías son muchas y muy diversas. Una sociedad integradora y abierta es una sociedad rica y humana, lo contrario de la sociedad unidimensional, que es una sociedad excluyente con ribetes nazis, por eso los cantores del nazismo le llamaban sociedad viril, que se tradujo en una sociedad sectaria, intolerante, dominadora y violenta. La opresión social sobre los grupos y personas con minusvalías tiene un indudable perfume fascista.
En este momento histórico en el que las nuevas tecnologías, los descubrimientos más insospechados y las investigaciones llegan al borde de lo imposible, es el momento de apoyar, fomentar y estimular la cultura de un humanismo integrador y facilitar a las personas con incapacidades la manera de participar en los procesos productivos en toda la amplitud de su significado para que se sientan y las sintamos como actores de la historia.
* Periodista.
Soy una de las personas a las que el señor Palomares se refiere en su artículo. Quiero agradecerle su intención de promover el avance hacia una “sociedad abierta, porosa y variada en donde las diferencias se asuman con naturalidad como algo que enriquece a la sociedad en su conjunto”. Sin embargo, discrepo de la idea de que ese cambio social deba fundamentarse en la “participación en los procesos productivos”. La inclusión en el mundo laboral debe ser una consecuencia y no un requisito previo para la plena ciudadanía. De lo contrario, seguiremos alimentando el modelo de “sociedad excluyente con ribetes nazis” basada en las capacidades/incapacidades a la que tan acertadamente alude Palomares. No se trata de transformar a los “incapaces” en “capaces”, si no de transformar todos los procesos sociales – entre ellos los vinculados al mundo laboral – para que las diferencias no conlleven desigualdad de derechos. Hay que recordar que los Derechos Humanos tienen como finalidad proteger la dignidad de cada persona, no sus “capacidades”, independientemente de su “productividad”. No obstante, las políticas más respetuosas con la dignidad humana – países escandinavos – han generado también las sociedades más eficientes y economías más productivas, pero no confundamos las causas (defensa de la dignidad) con los efectos (productividad) o seguiremos dejando a muchas personas fuera de la plena ciudadanía.
Antonio Centeno Ortiz
6 replies on “A mi entender, contiene uno de aquellos mensajes de "devastadora discriminación sutil"”
Gracias Antonio por la respuesta a ese artículo. El autor se pensará que es buenísimo defendiendo la productividad y a los “minusválidos” como él nos llama, eso sí, olvidando la dignidad. Con frases como “para que se desarrollen y terminen convirtiéndose en útiles” únicamente consigue menospreciarnos ante la sociedad y a nosotros ofendernos de pleno. La lectura de este artículo me ha sentado bastante mal, la verdad, menos mal que nuestra cabeza está bien alta, demostrada con la respuesta de Antonio y que tonterías así no nos achantan. Al final del camino debemos conseguir ser visibles en tanto que somos personas. Saludos y Feliz Año
Bien visto y excelente respuesta Antonio.
Saludos.
Estupenda replica, si señor, y fina apreciación, que incluso a nosotros muchas veces puede pasarnos desapercibida porque nos han enseñado que si no trabajas no te realizas como persona, algo que he oído y sigo oyendo muchas veces y me pone de los nervios. Me da que le has atragantado el turrón al garçon ¡con lo bueno que se creía! jajaja. Hablando, escribiendo y mostrando se enseña a la gente.
Una improductiva mujer con diversidad funcional que produjo y seguirá produciendo con orgullo y dignidad y con carácter de gratuidad tanto o más que otros, pero que por no haber estado “nominada” y además por razón de discriminación, aun se la niega su pleno derecho de ciudadanía.
Es que tenemos muy desarrollado el sentido de… la dignidad.
Lo que hay que leer…
Muy bien tu respuesta.
Hola a todas y a todos,
Me resulta enriquecedor el debate sobre la respuesta de Antonio Centeno al Sr. Palomares en El Periódico.
Curiosamente este debate saca a la luz el motivo por el que fue escrito el libro “El Modelo de la Diversidad” (http://www.asoc-ies.org/docs/modelo%20diversidad.pdf): la deriva social hacia la que nos han llevado modelos anteriores de pensamiento (principalmente el modelo médico-rehabilitador, pero en parte también el de Vida Independiente) que se basaban en la capacidad, en lugar de la dignidad. Por supuesto todos los modelos tienen buenas intenciones y por ellas, tenemos las políticas sociales que tenemos, que prorrogan sine die nuestra discriminación. En el caso del modelo de Vida Independiente (yo también puedo, si me das las herrmientas que yo te digo necesitar), el error era más sutil: ¿qué pasa con los que no pueden o podrán?).
La ideología es importante, porque en contra de lo que opina Manuel Blanco, ya somos un poder fáctico aglutinado en el CERMI, cuyas entidades facturan unos 3.000 millones de euros anuales (medio billón de las antiguas pesetas) que ha tenido, o tiene, grupos mediáticos, equipos de ciclismo, grupos de empresas, etc. e incluso influencia política importante (veáse el famoso libro “La Rosa y el Bastón”). Ese poder ha controlado (comprado y acallado a veces) a un colectivo que se movía en rancias ideologías que lo inmovilizaban. Se puede presumir además que si no existiera Internet, no habría Foro de Vida Independiente y que sólo su tan atípica manera de funcionar sin lideres formales, nos ha permitido no ser “jubilados” del sistema y tener ideología (La lucha por los Derechos Humanos ya existía pero no cuajaba).
La ideología nos ha permitido hacer cosas poco comunes: encierro, marcha, comparecencia en Cortes, Generalitat (Valenciana y Catalana), Junta de Castilla León, aparición en una Ley Estatal del concepto de Asistencia Personal, desconocida por todos y no defendida por el CERMI, etc.
En lo que le doy la razón a Manuel es en que no basta con tener razón y tendremos que buscar vías y alianzas para nuestra dignidad sea una realidad. Lo que pasa es que siendo atípicos, lo más probable es que nuestras alianzas sean atípicas (veáse Precarias) y nos deparen resultados poco ortodoxos o tradicionales.
De momento hemos conseguido cosas poco frecuentes para un grupo tan pequeño del sector social, entre otras que el partido del Gobierno nos criticara en su página web y que sus adláter nos vayan poniendo a caldo por donde van… ¿por qué tienen tanto miedo aun grupúsculo ideológico que gestiona 0 euros y que apenas tiene 700 miembros en un país de casi 45 millones de habitantes?.
Quizá, sólo quizá, sea porque no hay nada más “peligroso” e incontrolable que un minúsculo grupo de personas que luchan por la dignidad de sus vidas y que, con el tiempo se pueden aliar con todos aquellos que, hoy, aquí, siguen discriminados por el simple hecho de ser diferentes a la mayoría de la población.
Saludos,
Javier Romañach
Genial Javier. Como casi siempre de la a a la z de acuerdo contigo.
Vamos que no se si será la tarde que es o que, pero de ti ya me
gustan hasta los andares porque das forma de una manera espasmosa a
lo que muchos sentimos y no siempre sabemos manifestar.
Entiendo además que cuando dices que ese poder fáctico ya existe en
torno al CERMI y sus astronómicas facturaciones para nuestro
sectores, en cierto modo, vienes a venir lo que yo tantas veces he
dicho solo que con otras palabras: vamos que ya les valen las viejas
formas y han de empezar a manifestarse a través de otras más acordes
con nuestros principios y dignidad o de lo contrario para eso estamos
aquí esta cuadrilla de trasplantados.
Con la mención al libro de la Rosa y el Bastón que en su dia algunos
de los aquí presentes pudimos llegar a leer antes de que
desapareciera del mercado, aquella investigación, no presentaba
desperdicio alguno y deberíamos todos tener muy claro que son ese
tipo de cosas las que en aras al mentenimiento y perseverancia de
nuestra dignida, jamás, nunca deberíamos consentir que en este país
se reprodujeran nuevamente y aun así se siguen produciendo.
La ideología es precisamente desde mi punto de vista lo más
importante de todo este recorrido, porque sin ella, o sin haberla
digerido en su totalidad, cosa que aunque parece simple, en el fondo
no es nada fácil, porque los mensajes a veces pueden ser engañosos
por nuestra propia parte incluso, inocentes, pero engañosos,
siempre estaremos pillados, por eso, esta que suscribe acostumbra a
ser tan tiquis-miquis con ciertos matices, ajenos a la broma, que se
producen en algunos de nuestros debates.
Como bien dices no hay nada más “peligroso” e incontrolable que un
gropúsculo de personas que defiende su dignidad y gracias a este
medio, si nos lo proponemos podemos ser realmente incontrolables y
alcanzar unos resultados certeros, efectivos y rápidos, porque ya son
muchos años del poco a poco o el zamora no se ganó en una hora en que
hemos visto morir a muchos esperando. Sin emabargo, esa ha sido
siempre mi gran duda y lo sigue siendo.
¿Hasta donde llega nuestro grado de compromiso con nosotros mismos
para mantener viva esa fuerza? Tal vez ahí tenemos que fortalecernos
especialmente desde aquí. ¿Qué situaciones tenemos que fortalecer
acaecidas dentro del foro y cuales tamizar para ir puliendo errores?
¿Qué elementos se necesitan para mantener vitalidad y fuerza? Tal vez
tu mismo, también tengas la respuesta: Que para alcanzar una vida con
dignidad hemos de ser muy respetuosos con la libertad desde el
respeto a la diversidad. Ponlo un nombre (jeje)
Fuerte y fraternal abrazo.
Mª Ángeles.