Carta remitida a los parlamentarios andaluces, en apoyo de Joaquín Mora Mendoza, en arresto domiciliario desde hace más de siete años, en una vivienda inaccesible propiedad de la Junta de Andalucía.
Señoría:
Acabo de enterarme de que un andaluz preso en su casa, término asignado por el Defensor del Pueblo Andaluz en un informe de 2003, desde hace 7 años, ha comenzado una huelga de hambre.
La historia se repite, en enero de 2004, apenas finalizado el Año Europeo de las Personas con discapacidad, saltaba a los medios la noticia de que Américo Rodrígues llevaba 48 días de huelga de hambre como última baza para poder bajar a la calle. A finales de octubre de 2007 diversos medios de comunicación denunciaron la situación que atravesaba el onubense que ha iniciado la huelga de hambre después de más de 6 años sin salir de casa, un segundo piso sin ascensor.
El presidente de la Junta de Andalucía se comprometió a impulsar la ejecución del Pacto por la Vivienda, suscrito el pasado diciembre por Junta, sindicatos y empresarios, Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) y entidades financieras, y que prevé la construcción de 700.000 viviendas en diez años, de las que 300.000 serán protegidas. Para reforzar este compromiso, Chaves ya ha anunciado en varias ocasiones que la primera medida del nuevo Gobierno será remitir al Parlamento el proyecto de Ley del Derecho a la Vivienda, que inició su tramitación como anteproyecto el pasado septiembre aunque no llegó a ser registrada en la Cámara por las elecciones.
Desde que este preso apareció en los medios de comunicación he seguido de manera intermitente su situación, me consta que el Comité Español de Representantes de Minusválidos (CERMI) ha intercedido ante la administración andaluza para resolver la situación mediante una permuta, pero todas las iniciativas se han visto frustradas y tengo el presentimiento que el estado de desesperación de esta persona puede llevarle a cometer cualquier barbaridad, dado el estado de desesperación que intuyo le afecta.
No pesaré en mi conciencia el haberme quedado con los brazos cruzados, por eso apelo a su condición de representante popular para que intervenga, descanso mi conciencia y cargo la suya.
Por favor, tengo una pregunta para usted, contéstemela: ¿Va a hacer algo? Si quiere ir a visitarle estoy seguro de que le pillará en casa, vaya a la hora que vaya, y él mejor que nadie podrá contarle su situación. De paso puede preguntarle a su mujer si le gustaría salir un día a pasear con su marido.
Ah! Y recuerde que esta persona era un ciudadano que podía desplazarse como usted lo hace ahora, si algún día usted o un allegado están en el lado oscuro piense que explicación podrá dar y como acallara su conciencia si ahora no hace nada.
Un saludo
es miembro de la Coordinadora de Disminuidos Físicos de Valencia.