+ Educación y cultura

03/12/2008

Comprar con mimo, “lentamente”

Las ventajas que la compra lenta suponen para la ciudad inglesa de Stroud.

En esta sociedad de “coge, pilla y corre” que hemos creado, la compra se hace lo más rápido posible, por lo general en un supermercado y con los comportamientos de rigor: sin mirar a nadie, abalanzándose sobre las ofertas, frunciendo el ceño si alguien se interpone entre nosotros y nuestro objetivo e intentando meter la compra en las bolsas de plástico tan rápido como la cajera lo pasa por caja. Las compras del siglo XXI pueden llegar a ser una experiencia agotadora, recordándonos hasta qué punto formamos parte del sistema, caminando carrito en mano por rutas predeterminadas y llenas de un sinfín de tentaciones que nos animan a hacer caso omiso de la realidad de nuestro bolsillo..

Sin embargo, esto no es lo que ocurre en la ciudad de Stroud. Aquí, cada sábado por la mañana se practica el arte de “slow shopping” o compra lenta. Entre los puestos del premiado mercado de agricultores, podemos probar un pedazo de queso de cabra local (bautizado con el nombre de la cabra que dio la leche para fabricarlo), decidir sin prisas entre el pesto rojo o verde que se ha hecho esa misma mañana, probar una jarra o dos de la nueva cerveza local, o abastecerse con vegetales orgánicos de nuestro agricultor favorito. Somos testigos de la amplia variedad de productos que cada semana se producen a unos kilómetros de nuestra ciudad y de lo deliciosos que están. Saboreamos una deliciosa tarta de limón o una hamburguesa orgánica mientras escuchamos a una banda tocar antiguos temas de toda la vida. A la vuelta de la esquina, entre las callejuelas estrechas, podemos encontrar a un violinista solitario que nos recuerde los ritmos ancestrales que todavía mueven las suelas de nuestros zapatos.

Pero, por encima de todo, la compra lenta es una actividad social. Antiguamente, los mercados eran los periódicos del mundo, sitios para intercambiar noticias y chismorreos, tribulaciones o triunfos, felicitaciones o compasión. Hoy, a pesar del Skype y los ipods, el mercado de agricultores es donde nuestra comunidad se ve como tal, donde nos encontramos de improvisto y con gran alegría con viejos conocidos, donde asimilamos noticias familiares y observamos a los recién llegados, conocemos a los amigos de amigos que están de visita, compartimos chismes y bromas, damos invitaciones y trasmitimos mensajes. Es una experiencia generosa y ennoblecedora.

En Stroud, un sábado por la mañana, somos parte del sistema, pero de uno de nuestra propia fabricación, a escala humana; en el que todos podemos contribuir de igual manera, donde nos involucramos tanto o tan poco como queramos. La compra lenta es una actividad apacible, que acomoda, refresca y honra al individuo. También engrasa las tuercas de nuestra diversa comunidad, manteniéndola vibrante y promoviendo los productos y actividades locales.

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