PROVINCIA ALICANTE
Cifran en 600 los fallecidos en la comarca de L’ Alacantí
Más de 300 personas quisieron ayer rendir homenaje a los dependientes que fallecieron sin recibir la prestación que estima oportuna la legislación, impulsada por el Gobierno central, en 2006. La Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia estima que «en la comarca de L’Alacantí murieron 600 personas», explica Miquel Martorell, coordinador de ésta. En la provincia de Alicante hay 28.000 grandes dependientes y 30.000 severos. Sin embargo, «sólo el 0,6% del total de la Comunidad Valenciana recibe la ayuda. Además, hay un tercio de esta población que todavía no ha hecho la solicitud, pues en muchas ocasiones no saben dónde tienen que acudir o que deben hacer», puntualiza Martorell, que quiere denunciar «el abandono y la dejadez de la Generalitat con las personas que se encuentran en situaciones extremas».
Uno de los primeros que solicitó la prestación fue Manolo Morales. Su padre, gran dependiente, murió en 2008 sin una resolución. Critica la política del Consell y el arremete contra los que les «tratan como números y cifras». «Para la Volvo Ocean Race y para la Fórmula 1 si que hay dinero, pero para los dependientes, no. Esto es lamentable, ya que somos muchas las familias que estamos pasando un calvario por cuidar a nuestros familiares dependientes», explica indignado Morales.
«El conseller no se da por aludido y las concentraciones no llaman su atención. Estas manifestaciones tienen que servir para que los ciudadanos sean conscientes de la realidad social en la que viven, para que abran los ojos y vean el Gobierno valenciano que tenemos», apunta el dependiente Emilio Guillén.
En la sede del Consell en Alicante, a los que van en silla de ruedas los dejan en primera fila. Tras ellos, decenas de pancartas con lemas reivindicativos y una música de fondo que pasa a segundo plano en el momento de los discursos. Todos hacen mención a los cuidadores. «El 85% de los que están pendientes de los afectados son mujeres, están trabajando una media de 10 horas y tienen entre 50 y 55 años», apuntan. Después, la lectura de un poema escrito por Candela Jiménez. Como colofón final, entre lágrimas y aplausos, un clavel blanco por cada uno de los fallecidos inscritos durante la concentración.