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Informacion.es » Opinión
01:40
LAURA SOLER
El próximo sábado, 16 de mayo, a las seis de la tarde y partiendo de la plaza de San Agustín en Valencia, todos los ciudadanos y ciudadanas de la provincia alicantina tenemos una cita ineludible en la capital de nuestra Comunidad. Se trata de mostrar desde la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia al gobierno valenciano del señor Camps y de su increíblemente todavía conseller el señor Cotino, tan ineficaces para todo aquello que no le interesa, la protesta de un colectivo que lleva muchos meses esperando la aplicación de una ley muy necesaria pero que no interesa su aplicación a los que nos gobiernan. Nuestro colectivo constata cómo cada día muere una de las personas necesitadas de un apoyo institucional que, incomprensiblemente, se les niega. Ya no están con nosotros Rosa, Jordi, Juan o Mari Luz. Todas ellas y ellos, y pronto muchos más, habrán fallecido sin que esta Administración haya hecho nada para atenderlos y remediar sus problemas. Mientras tanto, Jaume, Eutropia, Amparo, Juan Luis o yo misma seguimos esperando una respuesta de un Consell tan sordo como inoperante para resolver los problemas de un sector marginado y discriminado por el gobierno valenciano del Partido Popular.
Nuestra Comunidad sigue estando a la cola en la aplicación de la Ley de Dependencia mostrando que a los miembros del Consell no les importamos nada, a pesar de que se les llena la boca hablando de la importancia de la familia. ¿Dónde está el apoyo a los cuidadores, en su mayoría mujeres, que dedican todo su tiempo, esfuerzo y dedicación a quienes más lo necesitan? Ni siquiera de ellos se acuerdan. Como siempre, los discapacitados y/o dependientes somos considerados por nuestros gobernantes valencianos como ciudadanos de segunda clase. Los populares, todo el mundo lo sabe, se gastan nuestros impuestos en "grandes eventos" mientras la justa y necesaria ley aprobada por el Gobierno central que podría paliar nuestros problemas, al menos en parte, sigue sin aplicarse a pesar de, por increíble que parezca, haber sido aprobada también con sus votos. Esta doble moral a la que desgraciadamente ya estamos acostumbrados hace que no nos sorprendan sus preferencias inversoras en circuitos automovilísticos o asuntos de esta índole de los que la mayoría de ciudadanos no nos beneficiamos y sí nos perjudicamos en detrimento de nuestra educación, servicios sociales y sanidad públicas.
Desde la coordinadora, de la que soy miembro, y desde las fuerzas políticas y sindicales, desde la sociedad alicantina, desde las asociaciones y personas que creemos que otro mundo es posible, llamamos a la movilización del sábado en Valencia por nuestra dignidad y supervivencia, y para que el señor Camps, aunque esté viajando por esos mundos para olvidarse de sus verdaderas responsabilidades, escuche nuestro grito de protesta, unánime y colectivo. Como la única lucha que se pierde es la que no replantea, como asegura mi amigo Ismael Serrano, continuaremos, mal que les pese, reivindicando nuestros derechos y gritaremos el sábado, con todas nuestras fuerzas: ¡basta ya!