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Ya sabemos Mario que
no vivimos siempre
como tampoco moriremos siempre,
que el préstamo de vida es un interés
digamos que nada justificable,
tú escribiendo poemas y coherencias
y el mundo en sus mayorías-
ya sabés, esa masa que nadie conoce
pero en todas partes firma sentencias-
destruyéndolos quién sabrá el motivo
a la máxima potencia.
Vamos con el verso maestro
de la sílaba más precisa,
compañero de esta isla Mario
que flota en el espacio con salvavidas
y achicamos aguas con las tintas.
Qué solos nos dejas ante esta confusa comedia
de gentes que transitan
con sus disfraces y sus tragedias.
Fue un placer tenerte
-vos ya me entendés-
entre mis cosas más urgentes.
Si es que existe Dios y te solicita referencias
no dudes en avisarnos,
haremos todo lo que tengamos a mano
por hacerle llegar alguna garantía
que acredite tu vida para los otros.
Adiós maestro del verso
y de las batallas menos perdidas.
Adiós pero poco adiós,
digamos que hasta la vista.