“Se hace deporte para divertirse, para estar en forma y para crecer como ser humano, tanto en lo individual como en lo social. Me encanta ver lo mucho que se cuida todo esto en el rugby.
En el rugby los jugadores nunca fingen una lesión. En el fútbol, por desgracia, no ocurre lo mismo. Además, es raro ver en el rugby a los jugadores protestando a los árbitros (y mucho menos ver esas patéticas imágenes del fútbol en las que varios jugadores rodean e incluso empujan al juez); y tampoco pretenden engañar al árbitro para que éste tome decisiones a su favor (por contra, los futbolistas profesionales –y a veces también, quizá por imitación, los aficionados– no sólo engañan, sino que también celebran con orgullo su infame actuación).
Creo que en nuestro caminar por la vida se trata de ir mejorando en todo lo que llevamos a cabo; creo que en nuestra naturaleza humana se halla inscrita una tendencia al crecimiento. Evidentemente, nos equivocamos, pues no somos perfectos (nadie lo es); pero, en conjunto, debemos ir dando pasos hacia adelante en todos los ámbitos. Para ello, por qué no, podemos enriquecernos a partir de modelos ilustres. En este sentido, el fútbol puede y debe aprender mucho del rugby. No es positivo para el balompié (ni para los que lo amamos) que se sigan valorando y aceptando comportamientos que avergonzarían a los practicantes y seguidores de otros deportes…”
“…Se juega la final de la Copa del Mundo de Rugby, es decir, la final de la Copa del Mundo de un grandísimo deporte; un deporte en el que los valores humanos nunca quedan relegados a un segundo plano. Vaya, con este escrito, mi reconocimiento a todos los que han hecho y hacen del rugby lo que es. Ojalá nos siga iluminando su ejemplo.”
Gracias a: Ángel Andrés Jiménez Bonillo, árbitro de fútbol y Presidente de la Asociación Deporte Sin Insultos.
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