Juana nace en 1462 y es inmediatamente nombrada heredera al trono, recibiendo el título de Princesa de Asturias. Sin embargo, en septiembre de 1464, Enrique IV cede a la presión de una gran parte de la nobleza castellana y nombra a Alfonso (su medio hermano) como Príncipe de Asturias. Pero la nobleza sigue siendo descontenta y las Cortes se reúnen en Ávila en 1465 para proclamar a Alfonso como rey de Castilla y así derrotando a Enrique IV (ver el artículo sobre la “Farsa de Ávila”). Entonces, la guerra estalla entre los partidarios de Enrique IV y los de Alfonso XII. La batalla de Olmedo se produce en agosto del año 1467 en la que ninguno de estos dos bandos consigue imponerse. Ero Alfonso acaba falleciendo el 5 de julio de 1468, lo que facilita la recuperación del poder por parte de Enrique IV.
Al fallecer Alfonso, nace una polémica para saber quién será Princesa de Asturias: sea Isabel (la otra medio hermana de Enrique IV), sea Juana. A partir de 1469, Enrique IV es indiscutiblemente rey mientras que Isabel (al esperar que se case con un candidato que Enrique IV le había escogido: es decir Alfonso V de Portugal) es puesta bajo la custodia de Juan Pacheco en Ocaña. Mientras que Juana es prometida al trono portugués después de la muerte del duque de Guyena.
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