Un escéptico, David Hume

   Escocés, filosofo, ensayista, historiador y fundador del escepticismo de la fuerza y de la amistad, no comprendía la desesperación ni el resentimiento: “ya que siempre me vi predispuesto a fijarme más en el lado favorable que en el que si hubiera heredado al nacer una renta de diez mil libras anuales”.

   Magistral en su consejo : “Sé filósofo, pero por encima de tu filosofía, sé simplemente un hombre”, este alumno también  de  La Flèche y aspirante a la cátedra de ética y “filosofía pneumática” en Edimburgo, tras la publicación de sus “Ensayos”, realizó diferentes viajes como preceptor del general St. Clair y después como secretario suyo, siendo designado en 1763, para ocupar la secretaría de la Embajada de Inglaterra en Francia.

   En estrecho contacto con los enciclopedistas franceses, acabó enemistado con Rousseau, quien llegó a  acompañarle en uno de sus viajes a Inglaterra, planteará una crítica de la religión desde el enfoque del “mal” como problema y la servidumbre del hombre ante los dioses.

    Hume rechaza la relación de servidumbre entre la Divinidad y los hombres, planteamiento que era propugnado desde el Absolutismo real y su modelo teológico y político. En su” Historia natural de la religión”, critica la adulación hacia Dios como causa y creador del mejor de los mundos posibles; recordemos a Leibniz y su armonía preestablecida.

    El problema del mal encierra para Hume, una crítica de los conceptos metafísicos, como los planteados hasta entonces y que tanto éxito y adeptos habían conseguido, al tomar éstos como real lo general en detrimento de lo particular. De esta crítica se podría deducir que la devoción es hija de la ignorancia; ese Todo, misterio inexplicable e intrincado problema incapaz de ser comprendido por el hombre, engendra en él, debido a su  incapacidad, un miedo natural que acaba sacralizando.

    Otra vez poniendo las cosas en su sitio. La Fe en Dios es eso, fe. Sigamos el consejo de Hume y ante posibles malas interpretaciones “refugiémonos gozosamente en las apacibles aunque oscuras regiones de la Filosofía”.

David Hume (1711-1776)
David Hume (1711-1776)

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