La monarquía feudal francesa

Siglo XI.

Hacia el año 1000 las bases de la monarquía capeta eran muy débiles. Ejercía poder efectivo sobre sus territorios patrimoniales. Eje París-Orleans. Cimentaron su poder gracias a la riqueza del suelo y el control de las rutas comerciales. Consiguieron mantener la herencia monárquica mediante la asociación al trono del heredero y el apoyo ideológico de la Iglesia. La debilidad real duró hasta el reinado de Felipe I que inició la consolidación del poder real.

 

Siglo XII.

Este proceso se aceleró: crecimiento demográfico, expansión agraria, desarrollo urbano, revolución comercial. La política real perseguía dos objetivos:

1.   Control de la pequeña nobleza.

2.   Incentivación del desarrollo económico (roturaciones, desarrollo de ferias…).

Los reyes hicieron de las relaciones feudales un instrumento de sus intereses. La culminación de este proceso tendrá lugar con Felipe II (1180-1223):

Ocupación de las posesiones inglesas en Francia.

Triunfo sobre los albiguenses (1213) y sobre el Imperio (1214).

 

Siglo XIII.

La consolidación de la monarquía capeta tuvo lugar con Luis IX (1226-1270). Se controlaron las sublevaciones nobiliarias antes de empezar las cruzadas. Tras la cruzada contra los mamelucos se inicia una política con dos vertientes:

1.   Ideológico: Realeza como preparación de la “ciudad de Dios” de S.Agustín.

2.   Político. Reforzamiento de la administración central y provincial.

Ampliación territorial (Poitu, Auvernia y condado de Tolosa) con Felipe III.