Nuestro médico favorito fue por orden de S.M Carlos IV mandado a difundir la vacuna contra la viruela en América, la cual recibía el nombre de “Nueva España”. Balmis tomó precaución y realizó un reglamento en que fueron ordenadas las prioridades una a una. Podemos ver sus singularidades a grandes rasgos y las más importantes como la clara definición de difundirla sistemáticamente por encima de lo familiar, en que las autoridades de entonces de la zona tenían por obligación su fomentación. En higiene también mostró preocupación, sobre todo en el caso de los pequeños núcleos urbanos y pueblos; los más menores eran obligadamente enviados a la ciudad más próxima para su tratamiento. Lo más interesante que podemos ver en este reglamento es la alusión a que la vacuna, más allá de prevenir la viruela, sirvió para sanar otras enfermedades como el ejemplo de ser aliviador de altas fiebres y poder ser un agente previsor a la fiebre amarilla entre algunas.

Cabe destacar el que en 1810, ya existiesen productos “piratas” o ilegales; en el caso de la medicina podría decirse que sería un caso muy peligroso tal como ocurre en la actualidad con algunas farmacéuticas que ofrecen falsas panaceas.


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