Parece ser que es una pregunta más frecuente de lo que parece. ¿Es éste mi hijo?

Ahora es muy fácil resolver estos problemas. Hay una gran variedad de laboratorios de análisis que harán el trabajo por usted, tomando una pequeña muestra de la mucosa bucal, de forma indolora e inocua. Basta restregar por el interior de su carrillo un algodón parecido al de un bastoncillo para los oidos. Tabién hace falta hacer lo mismo con la persona sobre la que quiere comprobar su paternidad. Envíe ese material por correo y al cabo de siete días, ya dispone de los resultados en casa. Sin ir al médico ni al laboratorio, y de forma confidencial. Sin que se entere su esposa.

¿En qué consiste esta prueba? Hay ciertas regiones en el genoma humano que son muy variables en la población. Cada una de estas regiones puede tener una gran serie de variantes diferentes. Todo ser humano dispone de dos copias del genoma, aunque no exactamente iguales: una proviene de nuestro padre, y la otra de nuestra madre. Así pues, cada individuo contiene dos de estas variantes para una región particular.

Hay multitud de regiones de este tipo, y todas tienen una variabilidad determinada. De esta forma, es muy poco probable, practicamente imposible, que dos personas que no estén emparentadas compartan, digamos 16 de estas regiones. Sin embargo, los hijos comparten el 50% de las regiones hipervariables, y de todo el genoma, con el padre. El 50% restante lo comparten con la madre. Así, entre hijos y padre, cabe esperar coincidencia en 8 de estas regiones. Si la coincidencia es menor, probablemente sólo de una o dos, usted no es el padre de la criatura.

Por menos de 200 euros hay empresas que miran 16 regiones variables y le dicen si usted es el padre o no del niño, con una exactitud del 99.9%. Es llamativo que el 35% de los análisis de paternidad resultan excluyentes. Es decir, que un tercio de las personas que dudan de la paternidad de un hijo llevan razón. Esta proporción es especialmente elevado, porque aquél que no tiene dudas de la fidelidad de su esposa no va a realizar la prueba. Sin embargo, se ha comprobado en los estudios genéticos de familias que las infidelidades, o más bien los hijos provenientes de ellas, son más comunes de lo que parece. ¿No le apetece estar seguro?