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Madre no hay más que… seis
Históricamente, en la especie humana se identificaban a los hijos y a su madre durante el proceso del parto. Una madre era la mujer que daba a luz; la colaboración del padre en el proceso quedaba lejos del parto y de una forma u otra, no existían pruebas fidedignas de su participación. La maternidad se comprendía como un fenómeno con un único significado. El dicho “madre no hay más que una” es el reflejo de la observación, hasta hace poco inamovible, de que la única realidad cierta en el parentesco es la maternidad.
Pero desde antiguo conocemos la adopción, históricamente la primera acción que reconoce un parentesco entre padres e hijos no naturales. El código de Hammurabi (1750 a.C.) ya establece legalmente el derecho de adopción y establece normas sobre el reconocimiento de dos tipos de madres, la natural (o biológica) y la adoptiva.
Pero las técnicas de fertilizacion in vitro ha traído otro tipo de madre, la madre de alquiler o subrogada. Cuando una mujer, por algún motivo, no puede acoger un embrión, se puede recurrir a implantarlo en el útero de otra mujer. Genética y legalmente (en los países donde está permitido) los padres son los que aportan los gametos, siendo el útero de la madre de alquiler únicamente el lugar donde se desarrolla el feto. Estas técnicas han traido complicaciones en algunos casos, cuando la madre que portaba el bebé se ha negado a entregar el hijo a los padres biológicos. En otros casos, se han reconocido legalmente ciertos derechos de maternidad a estas madres alquiladas, con régimen de visitas a sus hijos subrogados.
Otro tipo de madre es la mitocondrial. Hay algunas enfermedades genéticas que están determinadas no por los genes del núcleo, sino por los genes que se hallan en las mitocondrias, orgánulos celulares del citoplasma. Hace poco se ha autorizado en el Reino Unido una técnica que permite combinar dos gametos femeninos: uno aporta el núcleo, y otro aporta el citoplasma. La finalidad es eliminar la mutación mitocondrial que la primera mujer aporta al zigoto. El resultado es que una persona puede tener dos madres (nuclear y mitocondrial) y eso sí, solo un padre. El gameto masculino no suele aportar citoplasma al zigoto.
Así pues, nos encontramos con que madre puede haber de muchos tipos:
- Madre natural, la que aporta todos los genes de su gameto y da a luz al hijo. Es la forma “clásica y tradicional” de madre.
- Madre adoptiva, que no aporta genes a su descendencia.
- Madre subrogada o “de alquiler”. Aporta el útero donde se desarrolla el feto, sin aportar genes.
- Madre gamética o biológica, la que aporta el gameto para la fecundación de una madre subrogada.
- En el caso de dos madres contribuyendo al gameto:
- Madre nuclear, aporta los genes de su núcleo.
- Madre mitocondrial, aporta los genes de sus mitocondrias.
Eso sin tener en cuenta a la madre de leche (la que amamanta a los bebés sin participar genéticamente) o la madre política (esas a las que todos queremos mucho).
La frase “Madre no hay más que una” es posible que se refiera a las relaciones afectivas entre madres e hijos, pero desde luego, desde el punto de vista biológico hay una gran diversidad de madres. Sin embargo, la participación del padre no ha variado, y padre biológico solo puede haber uno. Así pues, no creamos en los dichos populares, y mucho menos en estos tiempos de avances reproductivos.